Epílogo

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Había pasado un año y medio, un año y medio donde las cosas parecían haberse calmado por completo. Actualmente me encontraba viviendo en Roma, y no me podía creer el regalo que acababa de recibir. Era la pintura al fresco de Leonardo Da Vinci (La Batalla De Anghiar) que tanto me había costado encontrar, y por la cual había pasado por tantos baches en mi vida. Pasé los dedos por la pintura y sonreí, era terriblemente hermosa. Simplemente no podía creerlo que ahora por fin, era mía. Toda para mi. Y la verdad es que lucía perfectamente en el salón; la dejaría ahí, como un tesoro.

— ¿Te gusta? —susurró una voz a mis espaldas mientras rodeaba mi cintura desde atrás. Le miré de reojo y asentí, contenta.

— ¿Estás de broma? —pregunté riendo. Me encantaba y él lo sabía perfectamente.

— Te lo mereces... —murmuró contra mi oído, apartando mi pelo y besando mi nuca suavemente después de un rato observando aquello. Cerré los ojos y dejé que lo hiciera.

Me giré para recibir esos besos en mis labios y rodeé su cuello con mis brazos. Estar abrazada a él sin temor de que algo sucediera y lo cagara todo era la gloria. Ya no tenía miedo de que se fuera, porque sabía que de alguna forma estaba atado a mí tanto como yo a él. Se separó de mi boca y me dedicó una de sus mejores sonrisas, sabía lo que quería, estaba juguetón.

— No —me negué en cuanto noté lo que quería, él comenzó a besar mi cuello para desviar todos mis pensamientos y conseguir que mi cabeza dejara de funcionar correctamente. Todas las órdenes que mi cerebro mandaba a mi cuerpo este no las aceptaba o no las quería aceptar.

Me subí a su cuerpo y pasé las piernas por su cintura como un gancho. Sus manos estaban en mis muslos y notaba como clavaba la yema de sus dedos en mi piel por el deseo. Su lengua lamía el costado de mi cuello con desesperación a la vez que sus labios succionaban provocando que un gemido saliera de mi garganta.

En menos de lo esperado estabámos ansiando quitarnos la ropa que nos sobraba pero a mitad de hacerlo, él se paró y se me quedó mirando.

— ¿Qué? —le dije con una sonrisa y la mirada puesta directamente en sus ojos llenos de amor; —¿No quieres seguir?

Él asintió ante mi pregunta y acarició la largura de mi pelo. — A veces me asusta despertarme una mañana y no sentir tu cuerpo junto al mío, sé que es estúpido porque llevamos un año y medio juntos pero...

— Está bien cariño —le corté susurrando sobre su boca y depositando un leve beso en su labio inferior. — Si no me he ido antes de tu lado no lo voy a hacer ahora.

— ¿Me lo prometes? —ante su pregunta enseguida asentí con una gran sonrisa, ¿Cómo no iba a prometerselo si era lo único bueno que tenía en la vida? Estaría totalmente perdida sin él. — Te amo, pequeña —terminó por decir volviendo a besarme ferozmente.

Caminó hacía la cama y cuando su pierna tocó la madera del borde de la cama dejó caer mi cuerpo cuidadosamente en el colchón. Se tumbó sobre mi y sin que nada nos lo impidiera esta vez conseguimos sacar toda la ropa que molestaba. Nos fundimos de tal forma que éramos solo una persona. Erik y yo, para siempre.

❝ No hay tesoro más valioso que el de amar y ser amado. ❞

CAZATESOROS Justin Bieber FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora