Destino desconocido.
♥♥♥
— La casa esta hecha un desastre —se quejó Amanda desde la cocina.
A decir verdad, había estado tanto tiempo ocupada en descubrir donde se había metido Erik que no había tenido tiempo para fregar los platos que usaba, ni siquiera para quitar un poco el polvo de las estanterías. Le pedí disculpas, porque sabía que ahora tendría doble trabajo pero era algo que parecía no importarle, puesto que me sonrió al escucharme. Y como era de esperar, me preguntó que me pasaba. Ni siquiera yo lo sabía, Erik, el chico que tenía lo que quería, había desaparecido y no lo veía desde hacía una semana y media.
— He conocido a un chico —confiaba tanto en ella que aunque solo quisiera darle ese dato, terminé por contarle toda la historia, sin dejarme ningún detalle.
Ella, no se asombró en ningún momento hasta que le conté acerca de Ian y de lo que hizo. Me encogí de hombros y de un segundo para otro estaba abrazada a ella, llorando. Había estado soportando tanto peso sobre mis hombros que ya no podía soportar más, era demasiado para mi, necesitaba llorar por días de lo mal que me sentía, porque últimamente nada me salía como quería.
— No llores querida, él volverá para llevarte a por lo que siempre has deseado —intentó calmarme Amanda mientras acariciaba mi pelo.
Intenté calmarme, diciéndome mentalmente a mi misma que él volvería, solo intentando ser positiva para que esta situación no acabara conmigo.
— Ve a descansar, enseguida te subiré una tila, ¿de acuerdo? —asentí con la cabeza, dejando que me limpiara algunas lágrimas con un pañuelo.
— Gracias —le dije antes de marcharme a mi habitación.
Al entrar, enseguida noté que algo faltaba. Quizás faltaba alguien en la oscuridad, alterando todos mis sentidos. Intenté dejar de pensar en él, porque básicamente había estado pensando en él todos los días, menos cuando salía a beber y lograba olvidarme de su existencia.
Ni siquiera sabía porque estaba dejando que todo esto me afectara de la manera en que me está afectando.
En mitad de todo aquello, escuché que tocaban la puerta. Sabía que se trataba de Amanda así que di permiso para que pasara. Al decir aquello, escuché como dejaba la bandeja con la tila en la mesita de noche. Estaba tumbada de espaldas y no tenía ganas de moverme, le dije que después me tomaría lo que me había preparado, esperando que se fuera. Pero no había escuchado la puerta cerrarse ni otro tipo de ruido similar así que sabía que todavía estaba aquí, por alguna razón. Me giré y me topé con la cara de Erik a centímetros de la mía, estaba sonriendo y a causa de eso yo también, sentía tanta alegría por volver a verle que no pude evitar empezar a besarle.
Él me rodeó con sus brazos y consiguió que mi cuerpo quedara sobre el suyo, sin tener necesidad de cesar el beso. En cuestión de minutos nuestra ropa había desaparecido por completo de nuestros cuerpos y era todo un alivio, necesitaba esto.
Sus labios esta vez, empezaron a recorrer cada centímetro de mi cuerpo, empezando por el cuello, el cual estaba devorando como si no hubiera mañana, consiguiendo que de mi garganta se desgarrara algún que otro gemido.
— ¡Hey! —habló una voz consiguiendo que me despertara sobresaltada. — ¿Te lo estabas pasando bien? —me preguntó riendo en cuanto me vio despierta.
Estaba fatigada por el sueño tan... Tan excitante que había tenido y lo que menos me esperaba es que me despertaran así de golpe. Ignoré sus palabras y me giré para coger la tila, pero no estaba, al parecer Amanda no había venido todavía. En realidad, aunque tuviera ganas de correr hacía sus brazos, lo único que hice fue ignorarle por completo porque aunque le hubiera echado un poco de menos, no podía olvidar lo que me había hecho ni tampoco que le odiaba.
— ¿Estás bien? —me preguntó Erik, sentándose en el borde de la cama y reposando una de sus manos en mi pierna.
Asentí con la cabeza. — ¿Dónde has estado?
— Lo siento, he estado un tanto ocupado... Pero traigo buenas noticias —me aseguró con una sonrisa. — Haz tus maletas, nos vamos —añadió.
En ese momento no podía creer lo que estaba escuchando, ¿por fin había llegado el día? Él todavía mantenía su sonrisa y yo, aunque no quisiera, sonreí también. Estaba tan feliz que quería gritar como una niña pequeña. No tuve que pensarlo demasiado y enseguida le pedí que bajara las maletas de lo alto del armario, mientras que él se ocupaba de eso yo empecé a sacar ropa de mi vestidor. No sabía a donde nos íbamos ni por cuánto tiempo así que opté por meter todo en la maleta, aunque pareciera exagerado.
— Wow, wow, wow —musitó Erik agarrando una prenda—, ¿Dónde crees que vas con esto? —me fije en lo que había cogido antes de hablar y empecé a reír.
— ¿Qué pasa? Es mi ropa interior, ¡Suéltala! —le quité lo que había cogido rápidamente y lo volví a guardar.
— Creo que voy a sufrir mucho contigo... —dijo en voz baja mientras yo cerraba la maleta, pude oírle perfectamente a pesar del volumen en que lo dijo pero al no saber a que se refería exactamente decidí no perder el tiempo respondiéndole.
***
Ya me había despedido de Amanda y lo último que faltaba era subirme al avión, pero Erik me había dicho que no subiera hasta que él hubiera venido y eso hice, esperarle. Los minutos pasaban tan lentos que parecía que el mundo estaba en 'pausa', las personas iban y venían a mi alrededor en cámara lenta, algunos con un tanto de prisa y otros extramadamente relajados en sus pasos. Yo era la que estaba sentada en uno de los asientos del aeropuerto, sola.
Después de 20 odiosos minutos, vi a lo lejos como Erik se acercaba, estaba hablando por teléfono así que di a suponer que se había ido a hacer unas llamadas. Yo también lo habría hecho si tuviera a quién llamar.
— Vamos, ya podemos irnos —me ayudó con un par de maletas, también llevando las suyas hasta que un guardia se las arrebato para llevarlas él mismo.
No habíamos hecho cola, ni siquiera nos habían registrado para entrar en el avión como normalmente se hacía. Ahora mismo podría llegar cualquier tipo de arma que ni se habrían dado cuenta, menuda locura. Nos indicaron un pasillo, donde había una puerta que decía "solo personal" pero aún así nos dejaron entrar, y cuando lo recorrimos todo, estabamos fuera, en la pista.
Había un jet privado donde ponía "Huwtton" en todo el lateral. ¿Todo esto había sido porque el maravilloso Erik tenía mucho dinero? El guardia con las maletas se fue por el otro lateral para guardarlas. Erik y yo subimos por la escalera que daba al interior, desde donde estaba ya se podía ver todos los lujos y la cómodidad que había en este avión.
— Sr. Huwtton —le saludó un hombre de mediada edad con una sonrisa. No tenía ni idea de quién se trataba.
Erik notó mi mirada inquieta y habló. — Es un historiador, nos contará todo acerca de la obra que vamos a buscar. —Oh, genial.
***
Habían pasado más de 5 horas y ni siquiera sabía cuantas quedaban, porque no sabía a donde íbamos, Erik no me había querido decir nada. Él estaba dormido en el asiento de enfrente y yo mientras, para matar el tiempo, miraba por la ventana. Lo único que se veía era el cielo repleto de nubes que no me dejaban ver nada, hasta el momento en el que el avión empezó a descender. Tuve que "achinar" los ojos para ver lo que estaba a un par de kilómetros del avión, una enorme isla en mitad de la nada. ¿Qué tipo de broma era esta?
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Hasta aquí el capítulo 9, ya empieza la aventura, ¿tienen ganas? porque yo si asusung <3 Espero que os haya gustado y que dejéis vuestros comentarios y votos para que pueda subir el siguiente c:
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CAZATESOROS Justin Bieber Fanfic
Fanfikce"No mires al pasado" Pero... ¿qué pasa cuando es el pasado el que te mira a ti? Esta novela está protegida bajo el código 1409011876991. NO se puede adaptar ni copiar. Cualquiera copia o adaptación que se encuentre será denunciada.