Capítulo 28

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Una más.

♥♥♥

Me dejó sobre la cama y me miró de arriba abajo, repasando mi cuerpo. Estaba consciente de todo, si me hacía algo esperaba recordarlo al día siguiente. Quería preguntarle acerca de mi padre y de si estaba a salvo, pero estando ebria era algo que no me importaba en absoluto. Me podría preocupar mañana de eso. Escuché un suspiro antes de que el cuerpo de Erik quedara a horcajadas del mío. Sus manos se deslizaron por mi vientre, junto con mi camiseta. La sacó por mis brazos despacio y luego finalmente me la quitó. De nuevo no hice nada para detenerle.Bajó a mis shorts y los desabrochó.

— ¿Porqué no me estas gritando? Voy a violarte y no dices ni una palabra —habló sonriente continuando lo que estaba haciendo.

Me encogí de hombros sin saber que decir y le miré. Le había estado mirando todo el tiempo, no había mucha luz en el dormitorio porque estaba la luz apagada pero la poca luz que entraba a través de las persianas era suficiente para ver todas las expresiones faciales que hacía mientras me estaba desnudando. Mis shorts desaparecieron igual de rápido que mi camiseta.

— ¿Confías en mi? —negué,— pues tendrás que hacerlo.

Estaba en ropa interior y me volvió a cargar en sus brazos. Abrió una puerta dándole una pequeña patada con el pie y me metió dentro. Encendió el grifo y esperó a que la bañera se llenara.

— Tu prometida te tiene que echar de menos, ¿por qué no vas con ella y me dejas en paz? —aunque para mi parecer estaba hablando fluidez-mente, resultó ser todo lo contrario y eso provocó una risa en Erik. Las palabras salían pesadas de mi boca.

— Nadie me echa tanto de menos como tú, cariño —acarició mi pelo una vez me había metido en la bañera.

Sus palabras me removieron todo el estómago y este se perforó. Lo supe en cuanto volví a sentir las mariposas recorriendo todo mi interior, esas mismas mariposas que había enjaulado para no volver a sentirlas de nuevo. Era verdad. Lo echaba de menos como nadie cuando no estaba cerca suyo, pero creía que nunca se había dado cuenta de eso. Erik se mojó las manos con el agua tibia casi fría que cubría mi cuerpo y me mojó la cara.

— Estas muy borracha Keisy... —me volvió a mojar la cara intentando que me despejara.

— Y aún estando borracha te odio —él rió.

Se acercó por detrás y me mojó la parte de mi espalda que estaba seca. — ¿Ya no me quieres? —susurró y provocó que se me erizara la piel al notar su cálido aliento en mi nuca.

Negué varias veces seguidas para que le quedara claro.

— Estoy cuidando de ti, a las chica os gusta eso, deberías de quererme —masajeó mis hombros.

— A mi no —le aseguré.

Dejé de sentir sus manos y me volteé para mirarle. ¿Por qué paraba? Esto se estaba sintiendo demasiado bien como para que me dejara a medias. — Si que me gusta —cambié de opinión en cuanto me di cuenta de que había parado por mis palabras.

Volví a sentir sus manos en mis hombros y cerré los ojos. El mareo se había ido pero todavía veía algo borroso y por eso terminé por cerrarlos. Confiaba en Erik aunque le hubiera dicho que no y sabía que no me iba a hacer nada estando así de borracha, o al menos eso me hacía pensar a mi misma. Se oyeron dos golpes en la puerta y después escuché como Erik me decía que esperara aquí.

Abrió la puerta quitando las dos vueltas que le dio a la cerradura con la llave y otra voz se escuchó.

— Ya lo tenemos —era Marcos.

— ¿Teneís a su padre? —preguntó Erik, al parecer Marcos asintió porque enseguida volvió a hablar, — Bien, ya te dije que esto iba a ser fácil, de todas formas él no sabe donde esta Keisy, ¿no?

— Él ni siquiera se imagina que esta aquí en tu casa, todavía piensa que tú eres inocente en toda esta mierda, ¿ella está aquí?

— Sí, esta en el baño, se ha emborrachado... —dijo suspirando.

¿Habían secuestrado a mi padre? Mientras que no lo mataran me daba exactamente igual lo que hicieran con él. Me alegraba que Marcos estuviera bien, estaba preocupada por si le había pasado algo. Pero todavía no sabía que tenía que ver Ian y el otro chico en esta "misión". Se lo preguntaría mañana, si es que me recordaba algo de esto.

— Elissa esta abajo preguntando por ti, ve con ella y yo me quedo con Keisy —escuché que proponía Marcos.

— No, dile que estoy trabajando —y una vez se negó cerró la puerta antes de que pudiera escuchar la respuesta de Marcos, pero sabía que no le había gustado un pelo que Erik se hubiera negado. Odiaba que estuviéramos juntos.

Volvió a cerrar con llave y enseguida lo tenía aquí conmigo otra vez. Le pregunté que quién había llamado pero me dijo que no era nadie importante, como si no supiera que lo había escuchado todo. Que su prometida estuviera abajo me daba mala espina. No quería ver como se besuqueaban en mi cara o como me restregaban lo felices que eran estando juntos. Pensar en eso me puso mala de verdad. Me levanté corriendo de la bañera y salí casi tropezándome con el borde, pero Erik me sujetó antes de que cayera al suelo. Me dirigí hacía el inodoro una vez en pie, levanté la tapa y me apoyé para vaciarme. Las arcadas me hacían lagrimar e intenté que se acabara lo antes posible. Erik me estaba sujetando el pelo como si tuviera una coleta para no mancharme de vómito.

Respira.

Inspira.

Me vacié por completo y ahora parecía que me faltaba el aire. Contaba hasta 5 y volvía a hacer los mismos ejercicios para respirar. Los ejercicios funcionaron y después de unos escasos minutos ya me encontraba bien. Aunque mi cabeza comenzaba a dolerme como si me estuvieran taladrando el cráneo.

— Quiero irme —le dije sin llegar a mirarle.

— ¿Qué? ¿Por qué? ¿He echo algo que te haya molestado? —me preguntaba constantemente y a cada pregunta nueva que me hacía yo volvía a negar.

Erik dejó la llave a mi lado y enseguida la cogí. Antes de irme me lavé la boca con agua para quitar el sabor rancio que me había dejado el vómito y me encaminé hacía la puerta con decisión. Di las dos vueltas y la abrí.

— Dime quién va amarme cuando te hayas ido... —me dijo para detenerme en seco.

No me giré pero si que me paré en la puerta, con un pie dentro y otro fuera. La decisión estaba en mi, yo era la que tenía las riendas de todo esto. O le ataba o le dejaba ir. Tan fácil como eso. Mi cabeza me estaba pidiendo a gritos que me quedara pero mi corazón me estaba diciendo en un último aliento que parara de ser tan masoquista. ¿Realmente lo era? Retrodecí un paso y cerré la puerta. No te rompas más por favor, pedí interiormente a mi corazón.

La decisión estaba tomada.

— Oh dios mío Keisy —expresó con sorpresa y vino hacía donde estaba con los pasos apresurados. — No te vas a arrepentir —susurró antes de comenzar a besarme.

— ¿Que hay de Elissa? —pregunté entre beso y beso.

— Lo arreglaremos, te lo prometo —se separó para responderme y después volvió a cogerme el mentón para besarme como nunca había hecho.

♥♥♥

Aquí está tal cual había dicho :) Ahora espero vuestros comentarios y votos! Y también pediros que esta misma noche también subo el primer capítulo de Amistad Infiltrada, me he dejado la piel con esa novela y agradecería que os pasárais a leer porque os va a encantar :) 

Gracias por leer <3

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