Mi dulce despedida ©

FIN

Mis padres hablan con el doctor, no logro verlos, y realmente no son mis intenciones.

Mientras ellos resuelven sus asuntos, yo estoy aquí, pegando, recortando y escribiendo todo lo que sea necesario para terminar mi álbum a tiempo, bueno, para que tu lo termines.

Tomo mi cámara y me tomo una foto, sonriendo. Me desconozco no soy yo la de esa foto, esa no soy yo, la borro antes de tirarme a llorar por el terrible desgaste notorio en mí.

Inició a ver fotos de nosotros dos, y lloro, lloro como una pequeña niña desconsolada, veo imagenes de nuestra primera cita, y cada detalle de aquel día viene a mi mente, también veo imagenes de mi familia, lo son mi todo.

Sin embargo, me topo con la mejor foto de todas; tu y mi familia juntos, tambien aparezco yo, la tome cuando todos estaban desprevenidos mientras tu hablabas con mis padres, reían de no se que cosa aquel día que nos despedimos.

Fue ahí cuando lo entendí todo, y me di cuenta de que sin así buscarlo, ya lo tenía todo: Una familia hermosa y fuerte, un chico lindo, fuerte y bondadoso, y una gran y plena felicidad.

Fue así, como una grandiosa paz inciai a invadir todo mi ser, me siento plena, tan agusto, como si hubiese cumplido con algo, como si mi alma por fin hubiese encontrado algo que nos faltaba, mi otra mitad para ser franca.

Cada parpadeo pesa, creo que es hora de descansar, de cerrar mis parpados y dejar que el latir de mi corazón se encargue de todo. Siento miedo, debo admitirlo, temo no volver a despertar, pero algo dentro de mí me indica que todo estará bien. Y así, cierro mis ojos, todo tipo de recuerdos pasan por mi mente, desde pequeña hasta ahora, siento mi cuerpo tan liviano como una pluna, y así, me dispongo a dormir, a descansar y cerrar mis ojos de una buena ves. Teniendo así, una dulce despedida, mi dulce despedida.