Caminaste detrás mío. Luego, estabas frente a mi, platicando con tus amigos en un rincón, aún que parecía no importarte en lo más mínimo la conversación, créeme que a mi tampoco.
Llevabas puesta una camisa blanca de botones, arremangada de las mangas, tu pantalón marrón se ajustaba a la perfección a tus piernas, tu cabello estaba delicadamente peinado. Y tus ojos verdes brillaban con gran intensidad ante la luz de la luna, se ven encantadores.

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Mi dulce despedida ©
Proză scurtăNo, no eras un principe azul, aún que te parecias, tampoco eras un caballero de cuentos de adas. Pero ¡joder!, eres el ser más perfecto que he presenciando, hasta tus defectos lo son, y aun que no lo quieras admitir, sabes cuan unico eres. Si contro...