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Decai, malditasea, decai, mi cuerpo se esta dando por vencido.
Mi piel arde horribleme y mis fuerzas son nulas, no había más sol ni arena, sólo una jodida pared frente a mi, oxígeno artificial pasando por mis pulmones, y el terrible y constante pitido de una máquina marcando cada uno de mis latidos.

Me sentía cansada, pero a pesar de ello, sigo con ganas de sobrevivir, de pasar por este "imposible", volver a verte y sentir tu mano. Ese día algo en mi me dijo que estaba serca, las cosas no tardan en acabar.

Cada noche te escribo una carta, ya que temo no despertar. El ruidoso celular sigue sonando, llevo días de no comunicarme contigo. No lo hago por malisia, lo juro. Lo hago por que no quiero que tu última impresión de mi, sea verme en una cama, caminando por el angosto hilo que es la vida.

Cada día te necesito más, me siento debastada, ya nada me sube el ánimo, sólo quiero salir de aquí y verte otra vez, volver a sentir tu calor y admirar la belleza de tus orbes verdes. Te necesito tanto.

Mi dulce despedida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora