Diabolik lovers: ♠ La peculiar amiga de Yui ♠

♦CAPITULO 9♦

En el transcurso del camino mi madre, Yui y yo platicábamos animadamente hasta que mi amiga nos comenta que en ese lugar vive temporalmente, observo que a lo lejos se veía una mansión con un toque antiguo y enfrente de nosotras había un gran lago que al verse con la luz de la luna se veía muy hermoso.

Y en eso un fuerte dolor de cabeza me invade haciendo que dejara de mirar el paisaje y me acomodara en mi asiento disimulando aquel repentino dolor.

«¡Como te atreviste a tener relaciones enfrente del pequeño! ¡¿Acaso estas mal de la cabeza?!!»

«¿Por qué no les das amor a tus tres hijos por igual? ¿No vez que tu primogénito quiere que le des tanto cariño como a sus otros hermanos?»

«¡¿Aventaste al niño al lago?!

Me encontraba algo confundida, aquella voz se parecía a la mía pero no recuerdo haber dicho esas cosas antes, además esa voz sonaba algo más madura y no creo que cuando me encontraron mis padres adoptivos hablaba así...

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando mi madre freno el carro sobre el portón de la casa de Yui o mejor dicho la mansión en donde vivía ella y «milagrosamente» el dolor de mi cabeza desapareció.

—Wow ¡es enorme!—digo impresionada mirando hacia la mansión de color café claro.

—Aquí es donde vivo temporalmente en lo que mi padre llega del extranjero—dice Yui mirándome con una sonrisa—. Bueno, es hora de irme y muchas gracias por haberme traído señora Wolf.

—No fue nada Yui, si gustas puedo dejarte cuantas veces lo necesites, así no tendrás que irte sola a tu casa.

Yui bajo del carro y se despidió de nosotras antes de entrar, mi madre volvió a encender el carro y  regresáramos de donde vinimos «vivíamos del lado contrario de la casa de Yui» y nos fuimos de allí. 

Mirando por la ventanilla veo un poco más detalladamente la mansión, haciéndome sentir extraña como si ya hubiera estado en ese lugar.

Un lugar donde hay mucha oscuridad...

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Llegando a nuestra casa nos encontramos con mi padre poniendo la mesa para comer, se acerca a nosotras y  le da un beso de piquito en la boca a mi madre y luego se dirige a mí dándome un abrazo cariñoso dándome la bienvenida como todos los días que llego de la escuela.

Nos sentamos a comer y veo que esta vez mi padre hizo una deliciosa pasta a la boloñesa, jugo de arándanos para mí y vino tinto para mis padres y de postre un rico Tiramisú de chocolate. 

Todo estaba tranquilo hasta que decidí romper el silencio.

—Mamá, Papá—digo llamando su atención—. ¿Puedo preguntarles algo?

—Ya lo estás haciendo princesa—dice divertido mi padre.

—Vamos Víctor deja hablar a nuestra pequeña—dice mi madre dándole un codazo en forma de juego.

Ellos vuelven a mirarme y yo bajo la mirada, no me gustaba que me vieran tan directamente, me hacía sentir incomoda pero dejando todo eso atrás decidí hablar.

—¿Ustedes en verdad no saben del porque no recuerdo nada antes de que me adoptaran?—hago una pausa—. No sé por qué quiero saber esto ahora, pero me he sentido algo rara cuando llegamos a Japón, me parece como si ya hubiera estado aquí.

Miro a mis padres y observo que estaban tensos, ninguno quería responderme o al menos trataban de encontrar las palabras indicadas. La que decidió hablar fue mi madre.