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Morgana Wolf una chica de complexión regordeta viaja a Japón para tener una nueva vida.
Tras la repentina noticia de la ida de sus padres a un viaje de negocios, ella tendrá que vivir con un «amigo» lejano de su padre.
Vivir...
La semana paso volando y ya estábamos a lunes, lastimosamente no me había quedado en la mañana, intentamos buscar nuevas escuelas pero todas decían que tenia que esperarme un año para inscribirme por que no había espacio, lo cual me negué perder un año y ahora estoy en esta escuela tomando clases nocturnas.
Me encontraba en el auto junto a mi madre dirigiéndonos a mi nueva escuela,no estaba muy contenta que digamos ya que tendría que acostumbrarme a este nuevo horario y me da pereza sinceramente.
— ¿Estas nerviosa hija?—pregunta mi madre sin quitar la vista de enfrente.
—Un poco si—Comento mirando la ventana y viendo algunos alumnos con mi mismo uniforme. Al parecer ya casi llegamos.
—Morgana—me habla mi madre en el momento en que el semáforo se puso en rojo y detuvo el auto—. Quisiera que esta vez me comentaras todo lo que pasa en tu escuela, y si te molestan solo nos tienes que decir y hablaremos con los profesores.
—...—me quede callada unos minutos para después hablar—. No te preocupes mamá, yo creo que en esta escuela mis compañeros no son así—sonrió para calmar un poco la tensión.
—*suspira* Solo...haznos saber si te vuelven a molestar ¿sí?—voltea hacia mi mirándome con tristeza.
—Si mamá—en ese momento la luz se puso verde y volvimos a seguir nuestro camino.
Es cierto que antes de entrar a la preparatoria, en mi antigua escuela me molestaban por ser la gordita de la clase, nunca falto un día en que mis compañeros se burlaban de mi cuerpo poniéndome apodos como «Albóndiga», «Bolita de grasa», «Gorda», etc. Es por esa razón que mi padre acepto un contrato de trabajo en Japón, para alejarme de ese lugar que tanto daño me hizo.
Soy una persona débil...
Llegando a la escuela bajo del auto con mi mochila en un hombro y me despido de mi madre.
Ya es hora...
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En estos momentos me encontraba en la sala del director para que me diera mis horarios, ademas un breve resumen de las actividades que se realizan, eventos que se aproximan, los diferentes clubs, entre otras cosas.
—Bueno señorita Wolf estos son sus horarios y este es su salón, espero y le guste su estancia en este lugar.
Tomo los papeles y me voy despidiéndome del director, saliendo de su despacho ya no había nadie en los pasillos por lo que supuse ya era hora de las clases.
—Creo que este es mi salón—miro el número y la letra comprobándolo con la hoja de mis horarios.
La puerta estaba cerrada y me convencí de mirar primero mi salón; era bastante grande y había pocos alumnos, unos veinte tal vez. Fijo mi mirada en los chicos y valla que eran muy guapos.
¡Tanto como los chicos de juegos Otome!
Pero había uno en especial, un albino que miraba aburrido la ventana, este no prestaba ni un poco de atención a la clase.
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