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Morgana Wolf una chica de complexión regordeta viaja a Japón para tener una nueva vida.
Tras la repentina noticia de la ida de sus padres a un viaje de negocios, ella tendrá que vivir con un «amigo» lejano de su padre.
Vivir...
En medio de ese bosque oscuro, la princesa de cabello blanco trataba de perder de vista a esos cazadores, su madrastra había convencido a las personas de ese pueblo, que ella era el demonio que raptaba a los niños y jóvenes para beber su sangre.
Cuando por fin logro salir de ese bosque se dio cuenta que se encontraba en un barranco demasiado alto y debajo de este se encontraba un río.
No tenía la suficiente fuerza para volar y menos para pelear, por lo que decidió que ahí mismo era su fin.
En ese tiempo que transcurrió sola en el barranco, pensó en todo lo que había pasado en el mundo de los mortales, recordando tanto buenos momentos como malos.
Miro la luna llena en ese momento y vio como esta se ponía de un color azul , haciéndose verse más hermosa.
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Cerró los ojos y olio por última vez el aroma a pinos y tierra mojada.
Escucho un disparo a lo lejos, seguido de un agudo dolor en la cabeza que se expandía de poco a poco.
Lo último que hizo fue mirar a la luna y como esta se veía más borrosa hasta que todo se volvió negro y esta cayera al río, fin.
Todos los del salón me vieron sorprendidos y segundos después aplaudieron, era la primera vez que alguien me felicita por algo que hice aparte de mis padres.
—¡Hermoso señorita Wolf!-me dice la maestra Shiori con una gran sonrisa—. Pudiste transmitir las emociones en esa bella historia, te pondré un diez en tu trabajo.
Sonrío inconscientemente y me voy a mi lugar, miro el lugar de a lado y me pongo triste al ver el lugar vacío.
«¿Acaso no le dirán nada al albino tsundere?»
Sin más vuelvo a poner atención a la clase y escuchar los demás trabajos de mis compañeros.
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En la hora del almuerzo había decidido buscar a Yui para ver como estaba y tal vez platicar.
—¿Si yo fuera ella en donde estaría?—me pregunto a mí misma.
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