Dejó salir un gemido agudo mientras sentía como el otro le penetraba lentamente, llenándolo poco a poco, aumentando el placer que ya envolvía cada uno de sus sentidos. El tintinear del cascabel en su cuello era apenas un murmullo acallado por los gemidos y jadeos de ambos, un armónico comido que completaba la sinfonía de su unión carnal.
- Adrien... Te amo...- masculló abrazándole por el cuello, ocultando en rostro en la curva de su cuello y enbriagandose con el aroma del rubio, disfrutando cada embestida- ¡Ah! M-mas...
Echo la cabeza hacia atrás al sentir más placer que antes, había encontrado su próstata. Aprovechando la oportunidad, el rubio mordió, chupó y marcó su cuello sin importarle que alguien fuera a ver las marcas. Quería que el mundo supiera que era suyo desde siempre, y que siempre lo sería.
- Te amo Nath- susurro lamiendo el lóbulo de la oreja del pelirrojo, sacándole un agudo gemido al tiempo que, en su límite, Saba la estocada final para terminar dentro del chico, sintiendo un cálido líquido salpicar su vientre- Te amo demasiado...
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Se sentó de golpe, respirando agitado y sintiendo un calor realmente molesto en su entrepierna. Respiro hondo y se encorvó llevando su mano a su rostro para limpiar el sudor que bajaba por su frente, sintiendo vergüenza al recordar lo que había soñado. No recordaba la última vez que había tenido un suelo erótico, pero ninguno se había sentido tan vivido como ese.
- Hasta que te despiertas- giró la cabeza para mirar a Feuu, que con expresión de fastidio, parecía querer matar al pelirrojo- Tu celular ha sonado desde hace media hora y ya me tiene harto.
Se levantó a tomar el aparato, que se suponía debía despertarlo para estar a tiempo en el aeropuerto. Acalló la alarma sin mirar qué hora era, descubriendo, entre sus notificaciones, un mensaje del rubio que hasta hacia minutos invadía sus sueños, resaltando entre una decena de mensajes de su novio, reclamándole que no se olvidase de ir por él. Preocupado por la hora, que se negaba a mirar para no alarmarse más, se adentró en el baño y tomo una rápida pero helada ducha, saliendo a buscar que usar y, a protestas del Kwami, encaminarse a la cocina para prepararse el desayuno.
- ¿Cómo te cabe tanta comida? No mides más de veinte centímetros, y estoy exagerando- preguntó sarcástico, recibiendo la usual mirada fría y cruel del pequeño zorro, que simplemente comía brownie en silencio, siempre bajo la atenta mirada del pelirrojo- ¿Extrañas a Plagg?
- Yo...- la pregunta le había tomado por sorpresa, era lógico, pero no podía mentirse a sí mismo y decir que no. Claro que lo extrañaba- Si... Pero eso no importa. Tu extrañas a ChatNoir.
- No es verdad- renegó aún sabiendo que no había sido una pregunta, sabiendo que no podía mentirle al Kwami, a pesar de mentirse a sí mismo- Vamos, Matt me debe estar esperando y si no llego, no quiero imaginar cómo se va a poner.
Tomando las llaves y atravesando el laberinto de cajas, dejo el departamento creyendo que, a lo mejor, verse con su novio le ayudaría a olvidar los destellos que aún tenía de aquel sueño.
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Veía mucha gente, demasiada para su gusto, reunirse y darse cariño en la entrada del aeropuerto, abrazándose y compartiendo besos demasiado apasionados para ser tolerables. Pensaba que ellos harían lo mismo una vez se tuvieran frente a frente; y entonces también pensaba en el suelo que había tenido, y deseaba que al besar los labios de Matthew, el sabor de Adrien estuviera presente.
- Ya es tarde ¿Dónde diablos está?- decidió acercarse al monitor que informaba el estado de los vuelos; "on time" decía frente al número de vuelo en que se suponía venía el peliblanco- Si no aparece, me voy a largar de aquí.
Aburrido, decidió ir a buscar dónde sentarse, paseando siempre la mirada por la multitud, buscando el blanco que tanto caracterizaba a su novio. Sin suerte para ubicarlo, se sentó en una sala de espera a jugar en su celular, aguantando el deseo de empezar a hablar con Feuu para matar tiempo. A mitad de una partida, un par de manos se posaron sobre sus ojos, impidiendo que siguiera jugando y obligándole a bloquear la pantalla para pausar el juego.
- Adivina quien soy- el agradable tono de la voz de quien jugaba con él le dio la pista que necesitaba, y murmuró el nombre de quién esperaba con una sonrisa en los labios- Did you wait for a long time?
- No realmente- mintió, girando la cabeza para encontrar una amplia sonrisa en los labios que, por extraño que resultará, sentía que necesitaba besar- ¿Nos vamos? Antes que se haga más tarde.
Levantándose y rodeando las sillas para ayudar a Matt con la maleta, todo camino hacia la salida seguido del peliblanco, que sabía que algo no estaba bien, sentía algo fuera de lugar. Nathaniel hacia su mejor esfuerzo por aparentar normalidad, ignorando el impulso que sentía le obligaba a dejar allí todo e ir en busca del rubio.
- Nath, are you okay?- no entendía porque le hacía la pregunta, juraría que no había hecho nada que indicase lo contrario- te pregunté si querías ir a tomar un café y me ignoraste por completo¿Ocurre algo?
"Nada, solo pienso en el amor de mi vida y en el sueño húmedo que tuve con él. Pero estoy bien" Ser sincero era su peor opción, así que solo asintió disculpándose en un susurro apenas audible; soltó la manija de la maleta y, en un impulso, se abrazó al cuello del peliblanco, queriendo embriagarse de su aroma y olvidar por un rato todo a su alrededor.
- Lo lamento- volvió a mascullar, olvidando a Adrien un momento- ¿Vamos por ese café? Conozco un lugar muy bueno al que me gustaría llevarte.
Y como si nada hubiera pasado, tomo la mano del chico y salieron ambos del aeropuerto, dejando atrás el inusual comportamiento del pelirrojo y los recuerdos de un sueño húmedo que sonrojaria a cualquiera.
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Bueno, no tengo mucho que agregar aquí, solo es un poco de relleno para aclarar un par de dudas. Nada más.
Espero les esté gustando y la estén disfrutando.
Nos leemos luego :)
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Es Cuestión Del Destino|AdriNath
FanfictionCuenta una antigua leyenda que un hilo rojo conecta a aquellos que están destinados a estar juntos; el hilo podrá tensarse o enredarse, pero jamás romperse. Sin importar el tiempo ni la distancia, el hilo permanecerá firmemente atado. Ambos sabían...