[VII]

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Abrió la Puerta del departamento con la esperanza de ver su rostro, o al menos su cabello, asomarse por el pasillo para recibirle, como solía hacer cuando Vivian en los dormitorios de la escuela. No ocurrió.

Una fría brisa recorrió el lugar a medida que se adentraba en la tenue obscuridad que se apoderaba de cada rincón del departamento, dándole la sensación de que nadie había vivido allí por al menos una o dos semanas, sintiéndose triste porque tanto él como Matt estaban viviendo allí. Juntos. Como pareja.

- Dicen que la distancia le hace bien a las parejas- murmuró a la vez que se dejaba caer pesadamente en el sofá, cerrando los ojos y suspirando- Es una lástima que a nosotros no está acabando.

El kwami flotó a su hombro, intentando ocultar su preocupación con una mueca de disgusto, sabiendo que Nataniel estaba mal, y eso implicaba que él también estaba mal. Saber que podría morir de amor no correspondido le hacía pensar que las cosas serían mejores si el pelirrojo no hubiera regresado a buscarlo. Quiso decirle, en más de una vez, que lo mejor sería que olvidase todo y regresara a tener una vida normal, pero le agradaba pasar tiempo con él, molestarle con su actitud cortante y sacarle sonrisas cuando más las necesitaba; pero en ese momento, en verdad, no tenía una idea de como animarle.

Con el sonido de la Puerta al abrirse, la Felicidad que siempre le caracterizo parecía regresar a sus ojos con la velocidad de la luz; corrió hacia la entrada principal para saltar sobre el peliblanco y abrazarle como si tuviera miedo de que fuera un sueño, o más bien para recordarse a sí mismo que no lo era.

- Bienvenido a casa, Matt- susurró antes de besarle fugazmente en los labios, soltándose de su abrazo para sonreírle con todo el amor que sentía por él, para ver como la mueca de fastidio en el rostro contrario hacia un esfuerzo por regresar a ser la sonrisa que alguna vez supo darle sin chistar- ¿Quieres algo de cenar? Puedo preparar para los dos o

- No tengo hambre- fue la única respuesta del peliblanco. Que le aparto de su camino con un empujón y, con una mirada que mataría los ánimos de cualquiera, le advirtió que no le siguiese hasta su habitación, donde cerro con fuerza la puerta, dejando a un confundido pelirrojo en la entrada, soportando el frio que se colaba por la puerta abierta.

Secó las lágrimas que comenzaban a bajar con su antebrazo, poniendo su mejor sonrisa en los labios. Cerró la puerta y se dirigió a la cocina, no para preparar una cena que, hacía ya mucho, no valía la pena, sino para prepararse una taza de té, y disfrutarla junto a un trozo de brownie del cual solo probaría un poco para dejarle el resto a Feuu.

- Tenemos trabajo- escuchó decir al pequeño zorro, que señalaba las columnas de hubo que ascendían por el paisaje nocturno de Paris, alertando a su portador de posibles problemas que requerirían su atención.

Asegurándose de no dejar el fogón encendido, y guardando un pedazo de brownie en su bolsillo, corrió hasta la ventana de la sala y salto por esta, sin siquiera pensar en los seis pisos que había de bajada hasta el suelo.

- ¡Feuu, transformame! -el viento que jugaba con su cabello, la adrenalina que corría por su sangre y la sensación de libertad que le daba la caída se intensificó cuando el kwami entro en el collar, otorgándole el único momento del día en que verdaderamente se sentía él mismo, convirtiéndole el FireFox.

Corrió por los tejados disfrutando de cada pequeña emoción que recorría su cuerpo con cada salto, llegando más rápido de lo que le habría gustado al tejado del edifico donde, si su memoria no le fallaba, vivía Marinette. Grande fue su sorpresa al ver salir, de la claraboya en la terraza, a LadyBug, causando una leve preocupación en su ser.

- Lady- llamo al llegar a su lado, sorprendiendo a la chica, que reacciono de la misma forma que recordaba lo hacía Marinette cuando la tomaban desprevenida- ¿Está todo bien? Pareces algo alterada.

- ¡Estoy perfectamente! – casi grito, permaneciendo estática en su sitio, esperando y rogando a todo lo Bueno que el pelirrojo no la hubiese visto salir de su habitación, o peor aún, hubiese visto su transformación- Andando, tenemos trabajo que hacer.

Antes que el pelirrojo pudiera pronunciar palabra acerca de lo que acababa de ver, una cabellera rubia y un par de ojos verdes captaron la atención de ambos.

Chat le resultaba más atractivo esta vez.

El rubio saltó por encima de ellos, cayendo agraciadamente justo frente a ellos, brindándoles una sonrisa que hizo que ambos soltaran un enamorado suspiro. Adelantándose a la chica, y con claras intenciones de captar la atención del rubio, se aproximó al borde del tejado y salto, invitando a los otros dos a seguirle.

Necesitaba pasar tiempo lejos de Matt.

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— Debo irme, nos vemos chicos— la única chica se despidió lanzando el yoyo y alejándose rápidamente de donde se encontraban, satisfecha por el buen trabajo en equipo.

— Solo quedamos tú y yo— murmuró el rubio mientras pasaba la mirada del horizonte al pelirrojo, que había estado inusualmente silencioso— ¿Que ocurre?

— Na-nada— no estaba nervioso por la pregunta, estaba nervioso porque no había dejado de pensar en lo mucho que necesitaba los labios del rubio. Estaba nervioso porque, de todos los pensamientos que cruzaban su cabeza, se repetirá siempre la misma idea 'besalo y olvídate de todo' — Solo estoy algo pensativo, no es nada que deba preocuparte.

Pensó en alejarse saltando y no mirar atrás, pensó incluso en volver a renunciar para no seguir viendo sus ojos, pero no podía. No quería renunciar de nuevo. Los brazos del rubio le rodearon por la cintura, apegandolo a su cuerpo y poniéndole más nervioso que antes.

— ¿Por qué mientes?— inquirió a pocos centímetros de su rostro, manteniendo la mirada fija en los ojos del más bajo, sonriendo inconscientemente por el leve brillo que tenían— ¿Que quieres que haga, Nath?

Ocultó el rostro en la curva del cuello del rubio, aguantando las ganas de llorar y la frustración que le invadía constantemente. Volvió a buscar los verdes y brillantes ojos del más alto, sabiendo que una vez los encontrase, no volvería a dejar que se fueran de nuevo.

— Solo bésame, gato tonto— susurro acercándose para juntar sus labios, siendo correspondido inmediatamente, llenándose de recuerdos y emociones que no estaba dispuesto a volver a olvidar.

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Bueno, me tarde un monto para hacer esto, pero tengo mucho trabajo y algunos problemitas personales menores, pero nada más. Estaré de regreso pronto.

Los capítulos, de aquí en adelante, están basados casi en su totalidad en canciones de The Cab, por eso también serán mucho más largos.

En fin, espero que no me hayan olvidado y que sigan disfrutando de mis extrañas creaciones.

Nos leemos luego :)

Es Cuestión Del Destino|AdriNathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora