[XV]

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Dio un último trago a la bebida en su mano, terminando el vaso para pedir otra ronda. Era tan solo su quinto cóctel, su quinto intento por perder un poco la razón y dejarse llevar un poco por el ambiente del bar en que se hallaban. Nunca había estado en una despedida de soltero, nunca había tomado tanto, pero no podía quejarse por nada, la estaba pasando bien y ver nuevamente a sus antiguos compañeros le traía gratos recuerdos de una vida lejana.

—Cuéntanos, Nath— habló Kim, alzando la copa que estaba bebiendo, dando un trago antes de continuar. Ya arrastrando las palabras y confundiendo la letras— ¿Qué tal es Escocia?

—Si Nathy— siguió el juego Nino, rodeándolo por los hombros, como era su costumbre— ¿Alguna chica guapa que valga la pena recordar?

—N-no, en lo absoluto— un ligero miedo recorrió su cuerpo ante la mención del tema, no es como si quisiera evitar hablar de sus años fuera de Francia, lo que quería era evitar mencionar a Matt mientras Adrien bebía con aparente calma su copa— Escocia es muy bello, pese a todo, tiene galerías de arte fantásticas, monumentos y lugares históricos asombrosos. Es un lugar al que me gustaría volver, claro que no a vivir. Siento que no hay nada como París.

Su comentario desató una sería de argumentos sin cabeza o cola sobre dónde en el mundo era mejor vivir. Se mantuvo en silencio, jugando con el contenido en el baso en sus manos ¿Por qué estaba nervioso? Adrien no había dicho una sola palabra desde su llegada, tampoco había intentado intervenir en las discusiones y estaba más sobrio que cualquiera en la mesa. A lo mejor era solo su imaginación y el rubio pretendía solamente guardar la compostura; aún así, su intensa mirada verde lo tenía ansioso, nervioso.

—Oye, guapo— un chico, difícil de describir por la obscuridad, se acercó hasta el animado grupo para dirigirse, notoriamente, al pelirrojo sentado lo más lejos posible de la pista de baile— ¿Bailas, bombón? Puedo apostar que esas caderas se mueven de maravilla.

Tartamudear y apretar el agarre al vaso fue su respuesta ¿Cómo debía contestar a una insinuación así?— Cla-claro…— finalmente pudo contestar, temblando de miedo mientras, aquel muchacho y su sonrisa de galán barato, lo sacaban de su comodidad para bailar un poco.

Hacía mucho que no bailaba, no en una bar o disco y menos con alguien. Ni Matt ni él eran adeptos a ese ambiente bullicioso y acalorado, preferían pasar sus días en galerías, museos y la ópera.  Pese a todo, tenía que admitir que el alcohol era un bien empujon para perder el miedo, estaba bailando casi como si el mundo no existiera, bajo la mirada de un molesto rubio.

—¿Quién lo diría?— bromeó Kim, burlándose un poco del inexperto baile del pelirrojo— Nuestro tomate sabe mover el esqueleto.

Adrien apretó la mandíbula ante el comentario ¿Desde cuándo sabía bailar? Recordaba a un muchacho inseguro, dejándose guiar en un sencillo vals, porque no tenía idea de cómo hacerlo ¿Quién le había enseñado? El pelirrojo en la pista mostraba un cara oculta del Nathaniel que creía conocer. Admitía que verlo moverse sin vergüenza era un deleite, una imagen que atesoraría por siempre. Pero…

Al volver la vista hacia la pista de baile se encontró una imagen que poco le agradaba. El mismo muchacho que se había acercado a ellos, que había sacado a la fuerza al pelirrojo, ahora se restregaba contra su cuerpo sin pudor, besando su cuello mientras Nath hacia un débil esfuerzo por alejarlo de sí. Ver El rostro del pelirrojo teñido de rojo, con lágrimas amenazando en bajar por sus mejillas y una mueca de desagrado, fue la gota que derramó el vaso.

—Fue un placer pasar esta noche con ustedes, chicos— dijo poniéndose en pie, dejando una suma de dinero considerable sobre la mesa, bajo el vaso vacío— Pero, me llevo a nuestro compañero a casa. Con permiso.

Es Cuestión Del Destino|AdriNathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora