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No sé dio cuenta de donde estaba, ¿cuanto pudo caminar? Notó entonces qué ya no había tanta claridad de día, que empezaba a oscurecer. Buscó su móvil en los bolsillos y notó que por culpa del frío su batería estaba muerta, incomunicado y perdido, no conocía por donde se encontraba. Y sólo tenía la compañía de las luces de la calle y autos estacionados a un lado de las aceras.

Miró una vez más las calles por donde estaba caminando y supo que estaba más perdido de lo que creía en cuanto se dio cuenta de que estaba por algunas nuevas veredas en culminación, casas con materiales de construcción frente a su patio y algunas pocas ocupadas ya por familias. Se veía todo un poco pintoresco y en vistas de ser un próximo vecindario bastante agradable.

¿Que podía hacer? No tenía móvil, ni mucho efectivo y menos conocía bien el lugar como para llegar a tomar alguna ruta que lo acercase a casa. Quizás la mejor solución era caminar por algunos minutos, conseguir un aviso que le informara donde estaba y ubicarse de nuevo en el mapa. Gracias al cielo la noche que se le vino encima era fresca y su sweater bastante cálido.

Pensó en quizás acercarse a casa y rogar por una llamada, una llamada y su hermano lo recogería donde fuera.

Algo en su estómago le dijo que la paz que estaba disfrutando no era del todo bienvenida.

Vio entonces como en una de las veredas por las que cruzó, un auto muy conocido para él estaba estacionado frente a un porche de una casa recién estrenada, paredes inmaculadas, jardín impecable. En ese carro él había viajado,  algunas veces con nostalgia, a veces alegrías y hasta llegó a dormir ahí.

Se acercó rápido a la casa, rogando estar equivocado.

No había nombre fuera de la puerta, ni siquiera alguna alfombra, las luces dentro estabas atenuantes ante él. Buscó mirar por las ventanas, encontrar que todo era una simple confusión.

Consiguió que habían cajas por todo el lugar, como de alguna mudanza reciente. No vio personas dentro, más sí sus voces, también pasos bastante cerca. Pero, ¿dónde estaban? Escuchó entonces que la puerta principal justo a su lado se abría para dejar salir a un niño rubio como de unos diez años de edad, y luego una señora con el cabello tenido de rojo, por último salió de la casa el papá de Jack.

Su papá estaba allí, tomando la mano de la mujer, disfrutando de lo que parecía ser una relación. Pero todo se destruyó en cuanto el niño se regreso de su camino al auto y le dijo al padre de Jack, "papá".

Eso era todo, su padre tenia una familia aparte.

Lo siguiente que ocurrió fue poco predecible, más que claro estaba que su padre lo notó y se alteró, todos se alteraron bastante rápido.  La señora que estaba con su papá empezó a gritar, su padre intentó tomarlo por el brazo y alejarlo de su otra familia, el pequeño rubio miraba extrañado lo ocurrido y Johnson sólo se quebró a llorar.  Escuchaba explicaciones vacías viniendo de su padre, y sin lamentos intento alejarse de él, lo repudiaba aún más ahora.

Todo se fue directo al demonio cuando su padre lo abofeteó, él le levantó  mano a Jack sólo buscando calmar el llanto. El tiempo se detuvo, Johnson se quedó estático frente a su papá.  Más cosas empezaron a gritarse de un momento a otro, la señora y el niño se perdieron dentro de la casa y el padre de Johnson una vez más arrojó su furia sobre él,  otro golpe en la cara. 

Johnson estaba confundido y sólo gritaba pidiendo explicaciones que su padre llenaba con excusas tontas, todo se perdió en cuanto Gilinsky apareció dejando su auto mal estacionado en la acera,  empujó lejos al papá del rubio y guió a este al auto, un vez más vio como su padre se ponía de pie y empezaba a gritar insultos para ambos, tales como maricones, que Jack era una infeliz y un fácil, y G un abusador, entre otras cosas.

— ¿Estás bien bebé?— Preguntó Gilinsky apresurandose a encender el auto y salir de aquel maldito vecindario.— Lamento haberme demorado,  quise llegar antes por tí. Lo de tu padre parecía salirse de control.— Johnson se quebró a llorar aún más recostado sobre el cristal de la ventana.

— Llevame a cualquier lugar que no sea mí casa, no quiero estar ahí... — susurró en petición Johnson.— No quiero estar en ningún lado.—

— Bebé, tranquilo. Conmigo estarás seguro... Iremos a mí casa.— respondió Gilinsky conduciendo y procurando mantener un aura de silencio en el auto,  permitiendo así que Johnson pudiera pensar en qué acababa de ocurrir con su padre. 



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Bebés;( vamos a sufrir todos con el final la la la.  Sólo digo.

Dirty Daddy.  « Jolinsky »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora