La sala de menesteres

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La sala de menesteres, esa habitación que siquiera está en el mapa de la escuela Hogwarts. Estaba claro que encontrar esa cosa iba a ser todo un desafío. Lo bueno de la magia es que no tenía que llevar mi equipaje yo. Ya lo harían aparecer ellos en mi casa, en mi habitación, para que así mis padres sepan desde ya que me están regresando. ¿Cómo les diré que me expulsaron?. Realmente no quiero volver a casa, por primera vez en mi vida siento que en casa me va ir incluso peor que en la escuela.

Los pasillos estaban vacíos, claro, todos estaban en clases, repitiendo hechizos, aprendiendo a hacer pociones y respondiendo correctamente las preguntas. ¿Quién sería esa persona que quería que la viera en la sala de menesteres? Siquiera me importaba. Ya nada me interesaba realmente, iba por una especie de obligación moral o ética, de "Al menos lo intenté".

Ya había pasado una hora. En verdad no encontraba esa sala, era imposible para mi encontrarla. Así que me rendí, como siempre hacía. Me senté pegada a la pared y me dediqué a hundirme en el silencio acogedor que ese momento. Pensando en las posibilidades que me ofrecería la vida ahora que me habían echado de la escuela, ahora que siquiera fui capaz de encontrar una sala de mierda.

Todo lo que quería en ese momento, era un lugar tranquilo en el cual esconderme del mundo, por lo menos por un par de horas. Algún lugar que pudiera considerar seguro y agradable. Antes de que me diera cuenta, sentí como si la pared se fuera, dejando paso a que me cayera directamente al suelo de... ¿La sala de menesteres?... claro, ¿cómo no lo pensé?. Esta habitación viene cuando alguien la necesita, y se vuelve lo que la persona necesita. La habitación acababa de aparecer para hacer realidad mi deseo de estar tranquila, ¿será que la persona misteriosa se fue porque lo dejé esperando una hora?. Bueno, si es así, no me molestaba precisamente, tal vez me iba a golpear, así es mejor.

Sin más entré en la habitación. Tenía todo lo que sentía que necesitaba en ese segundo. Nada, absolutamente nada, solo había una cómoda alfombra en el suelo, en la que sin dudar me tumbé para tener un rato de paz, uno que en verdad necesitaba, casi con desesperación.

-Me alegra que encontraras la sala. Creí que nunca llegarías-

-Tiene que ser un broma-

Y allí estaba, la que alguna vez fue la persona más importante en mi vida. Por quien estaba dispuesta a sacrificar mil y un cosas solo con tal de verla feliz. Allí estaba Hermione Granger, de pie junto a la alfombra sosteniendo un libro. Clásico de ella llevar un libro a donde fuera, así siempre podía estudiar, sin importar donde estuviese en ese segundo. Esa costumbre de mierda es lo que la mantenía siendo la mejor estudiante de la escuela. 

-¿Tú me llamaste aquí?-

Sinceramente, era la peor persona que me pudo haber tocado. Claro, me pudieron dar la paliza de mi vida, pero eso no sería más que dolor físico. Duraría un mes y entonces estaría como nueva, pero esto, esto es diferente, es dolor emocional. El peor tipo de dolor que existe, el que no importa cuanto tiempo haya pasado, seguirá doliendo como el primero día, y aunque no sea con esa intensidad, jamás podrás olvidar esa agonía que sufriste en ese segundo.

Hermione no respondía a mi pregunta. Solo mantenía una mirada de "obviamente" muy irritante. Ese aire de superioridad que siempre la caracterizó, que en algún momento me pareció uno de sus mejores rasgos, ahora era simplemente la mierda más irritante de la galaxia. Desearía poder borrar esa sonrisa y esa mirada, desearía nunca más volver a verla.

Me levanté de la alfombra, me sacudí la ropa y encaré a Granger.

-¿Qué quieres? ¿acaso no te parece que ya tuve suficiente? Hermione, por tu culpa me han expulsado de Hogwarts-

La tormenta imposible [Hermione x Pansy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora