La tormenta imposible [Hermione x Pansy]

Silencio

¿Cuánto tiempo habré permanecido sin saber lo que estaba pasando realmente? Al final, resultó que tuve un ataque, y la verdad no pude escuchar de qué exactamente. Porque así es, sólo podía escuchar; no podía moverme ni hablar, mucho menos ver. Solo escuchaba como de vez en cuando algunas personas iban y venían de la habitación en la que me encontraba. Al parecer, en medio de un "arranque depresivo", como lo llamó alguien, me lancé inconscientemente por la ventana de la habitación, y decían que era un milagro no haberme matado, pues no hubo nadie que pudiera detener mi caída en ese momento, pues nadie sabía que estaba ahí para empezar.

Al principio me costó asimilar que me había tirado por una ventana sin darme cuenta, pero luego, cuando lo pensaba, porque fuera de escuchar era todo lo que me quedaba, era muy probable que así fuera. Quiero decir, la luz, el estruendo, esa sensación de libertad... Todo se explicaba. Todo menos la voz, que asumí había sido producto de mi alterada imaginación. De todos modos unos segundos antes había empezado a imaginar que la habitación encogía, también explicaba porqué súbitamente se "apagaron las luces", claramente fue el momento donde me di de cara contra el concreto.

No sé cuanto tiempo pasó exactamente. Era agobiante, estaba encerrada en mi propio cuerpo, y no podía hacer nada para impedirlo. Sentía como a veces alguien hacía cosas con mi cuerpo, como moverlo, consentirlo, limpiarlo, y lo que entendí como cambiar el vendaje. Al parecer siquiera la magia me iba a poder salvar de estar un buen rato en esa situación, y era desesperante. Era un saco de huesos rotos que solo sentía dolor y podía escuchar cosas. Era como estar muerto, pero consciente, adolorido y terrible, y definitivamente lo odiaba muchísimo.

Ya han de haber pasado... bah, ni idea. Un rato largo. La cosa es que un día cuando tocaba cambiar el vendaje de mi cráneo, escuché una voz realmente familiar, era... ¿Mi madre?.
Escuché como dio la orden a la enfermera de retirarse una vez cambiado mi vendaje, pues quería pasar un rato a solas conmigo. Sonaba dulce y serena. En verdad era... acogedora. Ansiaba sentir sus caricias y besos, y que me dijera cosas lindas. Que todo estaba bien, que no era mi culpa, que todo iba a estar bien ahora, pero a penas la enfermera cerró la puerta la verdad fue otra.

Que estúpida. Mira que lanzarte por la ventana.

Esas no eran las palabras de comprensión que se esperarían de una madre preocupada por su hija que está en estado vegetal por haber saltado de una ventana, acto que se tomó como intento suicida gracias a los rumores que se esparcieron a lo largo de la escuela.

Podía sentir como pasaba sus manos por mi cuerpo.

Tus cosas llegaron a tu alcoba. No tengo idea desde cuando están allí.

"¿Cómo que no lo sabías?" Quería responder, pero vamos, que no podía ni mover un dedo, mucho menos todos los músculos que se necesitan para hablar. Me conformé con preguntarme en mi interior.

Una chiquilla tonta como tú fue expulsada de la mejor escuela de magia. Esta gente no hecha ni al mocoso que atrae las desgracias, ese "Harry Potter", pero sí a la imbécil de mi hija.

Sinceramente, de poder mover un músculo ahora, igual no tendría idea de qué hacer. Sus palabras se sentían como afiliadas puñaladas... de pronto una pregunta nació en mi, ¿Por qué apareció ahora? Hogwarts es bastante responsable. Debió enviar una carta.

No puedo creer que tuve que suspender mis vacaciones a la mitad por tu culpa, mocosa de mierda.

Si pudiera llorar. Alguna cosa que delatara que estoy mal y alguien viniera a mi rescate justo ahora... qué no daría por un héroe justo ahora. Qué no daría porque... ella viniera a salvarme...

Siquiera te pudiste matar correctamente.

Se sintió como un golpe final a lo poco que quedaba dentro de mi. La poca felicidad que aún resguardaba en mi interior fue completamente asesinada en una frase. ¿Por qué mi madre me decía estas cosas? Ella no había actuado así antes. Claro, no decía cosas hermosas, pero... nunca algo así, tan... agresivo, lleno de odio y rencor.

Sentía sus pasos alejarse lentamente. El sonido de sus tacones era inconfundible en el silencio total de la sala. Escuché como parecía hablar con alguien en el pasillo, y luego silencio. Y más silencio, y luego más... No había nada más que silencio en este miserable lugar.