La tormenta imposible [Hermione x Pansy]

Quien la necesita

Había llegado a mi habitación, entré rápidamente y cerré, para que así nadie me pudiera ver en ese estado. Me tiré al lado de la puerta, pues ya no me daban las fuerzas ni para tirarme en la cama. Estaba devastada, ¿qué clase de estúpides acababa de cometer? claro, estaba molesta por todo este asunto de que nuestra relación era todo un secreto que jamás debía ser contado, pero la presión, además de mentir sobre mi situación de pareja, ahora tenía que mentir sobre que es lo que había pasado en ese baile. Lo que era peor, debía explicarlo sin revelar mi situación de pareja.

Las cosas se sentían de mal en peor, cuando recaí en un pequeño detalle. Yo ya no tenía una situación de pareja, yo ya no tenía una pareja... si ya no tenía una pareja a la que defender, entonces ¿Porqué debía seguir sufriendo por explicar lo sucedido?. Debería tan solo decir la verdad a todo el mundo. Que se enteraran que su querida estudiante número uno no es más que una lesbiana que le da miedo admitir quien es realmente.

-¿Quién la necesita?-

En ese segundo me levanté del suelo. Estaba decidida, pero, ¿Cómo le diría a todos?. No me puedo parar y tan solo gritarlo, debía encontrar un modo medianamente sutil de como hacer las cosas. Tal vez enviar un memo al director con unas palabras en el sobre para que entendiera que debía leer el mensaje en voz alta. Algo que me permitiera que todos lo supieran, pero no directamente por mi.

Alcancé a dar un paso hacia adelante cuando me desmoroné una vez más. Me fui de rodillas al suelo, y la verdad fue bastante doloroso.
Toda esa decisión que había conseguido se fue en menos de un segundo. ¿En verdad quería que todos supieran lo que pasó? ¿En serio odiaba a Hermione lo suficiente como para hacerle eso?, no, aún no. Contando todo lo que había sufrido por ella antes de la relación, ¿Cómo podía dejar de amarla tan solo diez minutos después de terminar con ella?, para empezar, ¿Por qué terminé con ella?.

Aún quiero abrazarla, quiero poder besarla, quiero poder estar a su lado, tal y como lo había hecho unos minutos atrás. No me importaba si éramos un secreto, quería tenerla cerca, saber que ella estaba para mi tanto como yo estaba para ella. No podía creer que acababa de estropear lo que probablemente fue lo mejor que he tenido durante toda mi estadía en esta asquerosa escuela de mierda, a la que estoy obligada a venir aún cuando todos me odian, casi tanto como yo les odio a ellos.

Asesiné los momentos más hermosos de mi vida. Aplasté mis futuras esperanzas. Acabé con toda posibilidad de un futuro prometedor con la persona que me hacía más feliz en esta vida, todo por un arranque de ira que no me duró más de 5 minutos. Por una estúpida frustración que hubiera sido tan fácil de controlar, de aguantar como siempre hacia, pero que por una vez dejo salir, en el peor de los momentos, con las peores palabras, con los peores sentimientos.

Me sentía como la idiota más grande que ha pisado el mundo. ¿Cómo podía ser tan imbécil?, me sentía peor a que su fuera retrasada.

-Yo la necesito-

Las lágrimas habían vuelto, con una fuerza que no sabía que aún tenían. Se podría decir que podía formar mi propio estanque de tanto llorar. Quería decirle que lo sentía, que era una idiota y que volviera a mi, pero ¿Cómo podía hacer eso después de decirle que era una horrible persona?. No me perdonaría y obviamente no volvería conmigo. Con el fin de nuestra relación, también se había medianamente cerrado el inconveniente de Dean. Ella sabía que yo no diría nada, pues todos me tomarían por loca, incluso si decía la verdad, y ella ahora tenía cero motivos para siquiera mencionarlo, pues nadie sabía que se trataba de ella. Era inocente y nadie podía probar lo contrario, siquiera yo. La verdad dependía totalmente de ella.

Las horas pasaban. Me arrastré a mi cama y me eché a dormir. Tal vez si dormía bien, a la mañana siguiente me sentiría mejor. Como si nada hubiera pasado.

Cuanto hubiera dado por estar en lo correcto.

Al día siguiente me sentía incluso más como la mierda. Y así siguió por lo que se sintió como una semana interminable. Veía a Hermione por los pasillos. No es como si antes la hablara, pero ahora siquiera tenía esas sonrisas de complicidad que compartíamos antes. Ahora no tenía nada, tal y como sospeché. Incluso podría decir que se le veía más tranquila que nunca, Cómo si todos sus pecados hubieran sido perdonados, de hecho, actuaba como si nunca hubiera cometido un pecado en su vida. Y no había quien pudiera demostrar lo contrario.

Ahora vagaba por los pasillos con una sensación incluso más vacía que cuando no salía con ella. Claro, no puedes extrañar algo que nunca haz conocido, y ahora que conocía el amor, la compañía y el contar con alguien, lo extrañaba más que nada en esta vida.

-Tal vez una buena comida sea la solución, al menos me hará sentir mejor-

Y con esa idea, al toque de la campana, salí en silencio de la habitación y me dirigí al gran comedor para así comer en paz. Sabiendo que alguien no le echaría alguna porquería a mi comida a modo de broma.
Últimamente las mismas se habían hecho un poco más benevolentes. Tal vez mis agresores, de tanto acosarme, podían ver que me sentía mal en ese momento y decidieron ser un poco más amables con mi infeliz persona.

Como sea, estaba un poco agradecida de sus estupideces, distraían mi mente de pensamientos más deprimentes.

En cuanto la comida apareció, el director solicitó nuestro silencio. Parecía que tenía un importante anuncio que hacer.
Tal vez sería una imbecilidad del porte de una casa, o tal vez algo de valor, pero no podíamos comer sin su permiso, así que tuvimos que esperar.

-Queridos alumnos, tengo algo muy importante que comunicarles-