Momentos 15: Engaño y encuentros

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Nervioso no era la palabra que podría describir a Terry en se momento, tampoco preocupado, más bien las palabras correctas serían "terriblemente desesperado", así es como se le veía al joven británico que corriendo como loco y sin importarle mucho el ser reconocido abordó el último tren de la noche desde Indianápolis con rumbo a Chicago, lo que implicaba que justo entrando el amanecer del siguiente día pondría estar arribando a la principal ciudad de Illinois.

Apenas abordó la gran máquina de hierro Terry comenzó a buscar su lugar, uno simple en segunda clase, en ese momento no le interesaba en absoluto la comodidad o incluso estar bien con su jefe Robert Hathaway. Había salido corriendo en cuanto leyó el telegrama que el empleado del hotel le hizo entrega, mismo telegrama que había llegado dos horas anticipadas al arribo de la compañía Stratford al lugar. Terrence lo recibió con una sonrisa pues lo primero en ser pensado por el carismático actor fue que su pecosa era quien se lo enviaba debido a que ella tenía santo y seña de todos los lugares, hoteles e itinerario en general en donde estaría, no obstante grande fue su sorpresa al darse cuenta que el telegrama provenía de la cuidad de Chicago y era nada más y nada menos que del "inventor", el chico con el que medio año atrás había tenido un interesante encuentro en Nueva York, en ese entonces Staer pretendía enrolarse para ir a la guerra. Después de las charlas tan amenas intercambiadas con el mayor de los Cornwell a Terry no se le hizo raro que le enviara un comunicado, la amistad entre ellos se había afianzado en esos días de pláticas, pero no fue hasta después de leer el contenido cuando sin mas salió apresurado del lugar chocando con Hathaway en la puerta, al cual solo le dijo "Consigue un sustituto. Me voy a Chicago". Si Robert respondió algo Terry ya no lo supo, en su loca carrera no escuchaba nada.

Así que en ese momento estaba en aquel tren deseando u e volara para poder llegar a tiempo, releyendo por centésima vez aquel telegrama.

"Urgente vengas a Chicago. Han traído a Candy con engaños. La tienen encerrada. Quieren casarla con Neil. En dos días fiesta de compromiso."

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...
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Siete meses era el tiempo que había transcurrido desde la fabulosa noche del estreno de "Romeo y Julieta", desde aquella ocasión sólo elogios habían recibido el joven intérprete, los críticos estaban fascinados con él, con su impecable actuación, además de que ya era comentado por lo bajo en las revistas de espectáculos y sociales sobre su bella novia la cual en algunas ocasiones era llamada como la "Misteriosa Musa de Romeo", debido a que todavía nadie había logrado una foto de ella.

Por su parte, la pareja estaba fascinada con esa nueva etapa en su relación, prácticamente vivían juntos, incluso Terry pasaba ahí la mayor parte de las noches a pesar de que el departamento antes
vacío junto a los de ellos ya había sido ocupado, lo que les dificultaba un poco las cosas, pero aún así siempre salían victoriosos al esquivar las miradas curiosas. En cuanto a Candy no le había resultado difícil el conseguir empleo con las buenas referencias que tenía, para ese tiempo ya era enfermera en una pequeña clínica privada a quince minutos de su vivienda, lo cual agradecía por la cercanía y porque el trabajo era mucho menos pesado que en el hospital, además de que su horario era siempre puntual, nada de quedarse a atender emergencias, por ello comúnmente estaba en casa para convivir en la tarde con Terry, o si era función para despedirlo con un desayuno, claro que él también tenía sus bellos detalles, en sus días de descanso siempre le cocinaba, pues viviendo tanto tiempo solo había aprendido a hacerlo muy bien.

Los meses transcurrieron calmos, los jóvenes, en especial Terry, se la pasaron investigando sobre cómo podrían casarse sin tener problemas legales, si bien disfrutaban de su vida secreta ellos deseaban ya no esconderse, pero el problema era a que estaba el detalle de que él era inglés, y no cualquier inglés, sino nada menos era el hijo del Duque de Grandchester, mientras que Candy estaba en una especie de limbo, ni era hija del Tío abuelo, al menos reconocida socialmente, ni tampoco había sido repudiada. Por ello los chicos se encontraban en una encrucijada legal, con lo que a Terrence no le había quedado de otra que enviarle una carta a su padre, únicamente animado después de que Candy le contará sobre aquella ocasión, justo después de que él partiera y antes de que ella le siguiera, en la cual ella había hablado con el Duque convenciendo al aristócrata de dejar a su primogénito ser actor, motivo por el cual su padre no le había mandado buscar hasta el momento, claro que el terror de la guerra complicaba aún más las cosas así que con bastante recelo el castaño envió aquella misiva.

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