19 de Septiembre. Martes
Habíamos quedado en salir de Delhi a las 8h, al menos así nos lo había recomendado Haroon. Hoy cambiábamos Delhi por Jaipur y nos quedaba un largo trayecto por delante.
A las 6:30h nos pusimos el despertador para bajar a desayunar tranquilas y cerrar maletas, y a las 6:40h nos estaban llamando a la habitación del hotel. Anil al habla. Dice que tiene un problema con el coche y que pasa a buscarnos a las 10h. Suena raro, o sea, que se ha debido de levantar a las 5:30h para arrancar el motor y ver que no le funciona, no? Suena raro también después de que ayer nos confesara que le gusta dormir y puede hacerlo hasta 20 horas seguidas. O tal vez sea que se dio cuenta ayer al llegar a casa y prefirió llamarnos a las 6:40h en vez de el día anterior por la tarde, si... eso tiene más lógica...
Son las 10:10h y ni rastro de Anil. Como todos los días, le esperábamos fuera de la recepción del hotel, esta vez con las maletas y con el calor infernal de Delhi, y eso que era pronto aún. El hombre que atiende en la entrada nos miraba preocupado y nos preguntó por el número de coche o de transporte y el nombre de nuestro conductor. Lo del número no teníamos ni idea, le dijimos que se llamaba Anil, así que decidió ir en su búsqueda por si acaso estaba en el parking. Al no encontrarle nos pidió su número de teléfono y mientras se lo mostraba desde el mío, hizo amago de llamar. Antes de que marcara pegué un pequeño grito y puse cara de susto y pena a la vez, le advertí que la llamada me iba a salir cara ya que la tarjeta era extranjera. El hombre lo entendió y decidió robarle el móvil a un taxista que estaba esperando allí mismo. Después de hablar con Anil, nos dijo que podíamos acomodarnos en el lobby porque aun tardaría 5 o 10 minutos en llegar. Por el atuendo de aquel amable hombre pensamos que era un Sikh. Alto, fuerte, con barba y turbante. Ah, y preocupado por nosotras, eso decía ya mucho de él.
Si, tenía que ser uno de ellos.
Anil se presentó al fin a las 10:30h, disculpándose y contándonos lo que le había pasado. Resulta que el buen hombre se levantó a las 5 am para chequear el coche (lo normal cuando el día anterior te funcionaba correctamente...) y se dio cuenta de que le habían robado la batería!! 6000 rs tuvo que pagar por ella! Que te pones a pensar y en comparación con nuestro sandwich de ayer que casi nos costó 1000 rs estaba regalada! Con muchas dudas acerca de que todo eso fuera cierto, no nos quedaba otra que comenzar el viaje.La salida de Delhi fue dura ya que los atascos eran imposibles, pero la carretera, en muchos ratos de doble sentido y llena de camiones, fue más dura aún. Por el camino veíamos vacas, monos, cabras y perros, fauna autóctona al completo.
Paramos a comer en un restaurante de carretera. Primero había que hacer necesidades al estilo indio (ya se sabe, de cuclillas sobre un agujero) y luego a por la comida (casi que lo que más miedo me daba). De la carta solo nos fiábamos del arroz frito con vegetales y del agua mineral. 700 rs más la propina y unas galletas que cogimos a la salida. Había que llevar provisiones por si se acababan las barritas. Lo mejor de todo fue que había WIFI y pude hablar con los de casa. También nos enteramos por whatsap de que Marquitos había venido al mundo. Fue lo que se dice una buena y feliz sobremesa.
Continuamos la ruta, ahora ya con la tripa llena y en cuestión de segundos nos quedamos fritas las dos.
Cuando me desperté por las bocinas con sonido de autos de choque y por el sol que me estaba achicharrando todo el lateral derecho, me doy cuenta que estábamos pasando por un pueblo. Estábamos a muy poca distancia de la gente, tal vez menos de un metro y me fijo un chaval se quedó mirando fijamente a la ventanilla de Gemma mientras le daba codazos a su amigo para que mirase él también. Gemma desde el otro lado, apoyando su cara en el cristal, con la boca abierta y seguramente ya en su quinto sueño, no se imaginaba que estaba siendo tan divertidamente observada. Tampoco era cuestión de despertarla por eso, ya se lo contaría más tarde.
Después de 6 horas y media (para 200 y pico km) llegamos a Jaipur. Antes de llegar le preguntamos a Anil como veía de factible el que pudiéramos ir al famoso cine Raj Mandir a ver una película de Bollywood. El no nos lo recomendó ya que si habíamos sentido acoso en Delhi en espacios abiertos, en uno cerrado no íbamos a encontrarnos más cómodas, ni mucho menos. Nos dio mucha pena porque nos parecía un plan divertido, pero tenía razón, no lo habríamos disfrutado en absoluto.
Antes de ir al hotel pasamos por una tienda de un "amigo" de Anil de textiles, y esta vez si que nos animamos a comprar ya que los precios parecían mucho más razonables que en Delhi. Compramos de todo, saris, pañuelos, pantalones, incluso un vestido típico para mi sobrina. Justo lo encontré en los colores que ella me había pedido y sabía que estaría encantada.
Tocaba cenar en otro de los restaurantes a los que nos llevaba Anil. Eran las 19h, yo solo pensaba que para las 3 de la mañana estaría desmayada de hambre, pero bueno, ahora había alguna galleta a parte de las barritas. Pedimos unos Haka noodles, patatas fritas, gulab jamun y 2 pepsis. 700 rs más propina a parte. Parece que al alejarte de la capital los precios iban mejorando!Para llegar al hotel atravesamos la caótica Jaipur y su ciudad rosa. Para ser más pequeña nos parecía que era bastante más ruidosa. Aunque la ciudad se decía que era rosa, a esas alturas de la tarde y ya con la noche cerrada, no se apreciaban el color de las casas, de día lo disfrutaríamos mejor. Hora de dormir: 22:39.
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Diario de un viaje a la India
AdventureEste diario fue escrito día a día durante los 14 que duró el viaje. Narra las aventuras, experiencias y muchas anécdotas vividas durante las vacaciones de 2 amigas. Una historia real contada por una de sus protagonistas, que te transporta a un mundo...