29 de Septiembre. Viernes
Último día oficial en India, y digo oficial porque aunque nos íbamos al día siguiente, no contaba ya que había que pegarse madrugón y no era más que para coger coche hasta aeropuerto. Nos levantamos tarde, desayunamos de lo lindo y fuimos a organizar maleta. A la 1 nos pasó a buscar Somet para llevarnos al centro comercial. Una hora después llegamos al Selecct City Walk que se encontraba en Saket. No muy lejos del centro de Delhi, pero con un tráfico tremendo para llegar hasta allí, lo de siempre.
Empezamos dando una vuelta de reconocimiento por el lugar. Nos encontramos con grupos de españoles y muchos chinos. Entre las tiendas que conocíamos estaban Zara, Mango, H&M, Sephora, Mac... No podíamos haber hecho mejor aclimatación a lo que para nosotras era normal. Entramos para ver si tenían cosas distintas en Zara y comprobar precios. Los modelos de las blusas y vestidos eran más recatados (cuellos altos, mangas largas...) y los precios, si no como en España, tal vez algo más caros. Nos decantamos por un supermercado para seguir comprando especias y unas pastas para Haroon y su familia (íbamos a llevar bombones pero eran ridículamente caros), una figura de la diosa Ganesha y unas fundas de cojín. Para comer, pues un Burguer King que aun no habíamos probado! Intentamos comer en un restaurante japonés que no admitía reservas, pero que sin embargo tenías que dejar tu número (indio) para que te avisasen cuando se les librase una mesa. Me fijé en la lista de números que estaban pendientes de llamar y decidimos ir a lo seguro. Iba a ser nuestra última comida basura en mucho tiempo, al menos eso me prometí yo a mi misma.A las 18:30h Somét vino a recogernos para ir a la casa de Haroon. Llegamos allí a las 20h, no sin antes oírle resoplar y mascullar cosas en su lengua durante todo ese tiempo. Le dimos un sobrecito con 10€ y nos despedimos.
Haroon nos subió a su casa. Era un edificio de 4 plantas, por lo que nos explicó en los 2 primeros pisos había oficinas que a las 18h terminaban, los dos últimos pisos eran de él y de su hermano. Cuando entramos en su propiedad nos encontramos con una puerta y verja que separaban el 2º del 3er piso del resto de la escalera. Ya desde donde estábamos oíamos voces de niños, muchos niños!
Entramos en el piso de Haroon, dejamos los zapatos en la entrada y nos encontramos con una sala con suelos de madera y ningún mueble más que uno grande que dividía la estancia en dos. En el otro lado se veían 3 sofás muy grandes y una mesa de centro. Los niños estaban en la zona vacía, Haroon nos presentó a sus 2 hijas, de 8 y 14 años y a un pequeñín de 2. Estaba también el hermano de Haroon y su hijo. No había rastro de las mujeres. Después de las presentaciones nos dirigimos a los sofás y Haróon pide sacar unos aperitivos (anacardos y otra especie de patatas fritas) y 2 vasos de coca-cola. Había 2 chicos que se encargaban de traer todo, sirvientes? No me quedó claro. Nos sentamos todos a charlar en esa área de la sala, la hija mayor había empezado a estudiar español en el colé y su padre le animaba a que hablara conmigo aunque era muy tímida. Hablamos de muchas cosas, aunque siempre nuestras conversaciones terminaban derivando en temas musulmanes como mezquitas, del origen de la siesta (que según ellos es de origen musulmán)... así que deduje que ellos mismos eran musulmanes. Luego caí en los nombres de los hijos, en que ellos eran de Cachemira, y de que las mujeres no asomaban cabeza en la reunión.
Me dio mucha lástima ya que me esperaba encontrar con ella y me imaginaba tener una cena en familia con la mujer de Haroon y sus hijos. Pero en su lugar eran los hombres los que nos habían recibido.Para la cena juntaron unas mesas de centro y Haróon nos enseñó una tradición de Cachemira que es lavarse las manos con un cuenco y jarra de metal antes de la cena. Los sirvientes, si es que lo eran, empezaron a traer una especie de termos grandes con comida. Uno de arroz, otro con el panner en salsa parecido al que habíamos probado la noche anterior, pollo estilo chino, cordero (que yo no probé pero que Gemma repitió), brócoli en salsa y una especie de sopa de puntitos que no llevaba pasta. Haroon nos animó a comer con la mano, no íbamos a decir que no, ya puestas había que probar de todo, aunque no quedara tan elegante nuestra forma de comer como la de ellos. Teníamos un mejunje importante en los dedos y se nos resbalaba la comida finalmente por la mano. Un show, seguro que las niñas se divertían mucho al vernos. Estaba todo exquisito, creo que la primera vez en mucho tiempo que comía algo tan rico.
Terminamos con una taza de té verde también de su región y según él, estábamos haciendo algo de tiempo ya que su mujer había salido y quería conocernos. Cuando nos íbamos apareció la chica con el niño pequeño en brazos, le di la mano y las gracias por todo, porque por la cara de agotamiento que llevaba, me imaginé que habría estado todo el día en la cocina. Me dio mucha lástima. Gemma opinó lo mismo, se notaba que estaba muy cansada. Igual estaba enferma, nunca lo sabremos. Haroon nos llevó al hotel que desde allí no tardamos apenas 15 min y le comenté que si había algo que no iba a echar en falta para nada de ese país era el sonido de los claxons! Nos reímos todos.
Ya en el hotel nos despedimos y le dimos las gracias por habernos solucionado los problemas y por habernos compensado durante los dos últimos días en Delhi. Ahora si, a dormir que al día siguiente nos pasan a buscar a las 6:30h.
ESTÁS LEYENDO
Diario de un viaje a la India
AdventureEste diario fue escrito día a día durante los 14 que duró el viaje. Narra las aventuras, experiencias y muchas anécdotas vividas durante las vacaciones de 2 amigas. Una historia real contada por una de sus protagonistas, que te transporta a un mundo...