Día 10. La cremación

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26 de Septiembre. Martes


Mierda, miré el reloj y marcaban las 4:50h!! Ayer puse mal la alarma. En menos de un minuto nos estaban llamando de recepción para decirnos que nuestro conductor estaba esperándonos en el lobby. Fallo mío!!
A Ragish no se le veía preocupado la verdad, se le ve bastante tranquilo, rozando el pasotismo en algunos momentos. Nos dijo que íbamos con tiempo de sobra así que respiramos. Recorrimos las calles de Varanasi, esta vez sin un alma a la vista. En algún lugar de aquella ciudad paró el coche y nos dejó a cargo de otro hombre el cual nos llevó por callejuelas estrechas con olor a pises y cacas de vaca, alguna rata muerta por el camino y gente que comenzaba su día saliendo de esas casas que parecían chabolas. El olor era horrible, nauseabundo. De nuevo nuestra mente iba más allá. El hecho de que nos dejaran a cargo de otra persona sin previo aviso, y que encima nos hiciera atravesar un laberinto de calles mal olientes, daba lugar a que por nuestra imaginación se pasaran cosas muy feas. Miraba a Gemma que a su vez tenía agarrado bien fuerte el palo selfie a modo de espada salvadora.
Vimos el río, por fin! Una verja cerrada nos separaban de las escaleras que llevaban al Gath. El hombre que nos había dirigido entre las calles sin pronunciar palabra, se puso a buscar la llave que abría la verja en el asiento despellejado de una moto abandonada. Bajamos al río donde nos esperaba el bote. Con algo de miedo por caer al Ganges, pasamos con cuidado y mucho equilibrio por otro bote antes de llegar al nuestro.

El sol aun no había salido y ya había gente bañándose en las orillas. Paramos en otro Gath a recoger a un chico y su guía, y partimos para ver el amanecer y la gente del Ganges. Unos se bañaban para purificarse y ser libres de pecados, otros aprovechaban a lavar sus ropas y a si mismos con jabonetas, a colocar sus prendas en las escaleras a la espera de que salga el sol y las seque. Gente meditando, haciendo yoga. Perros, vacas y fauna autóctona, todos saludando el nuevo día.

El sol comenzaba a disipar la neblina de la primera hora y a bañar de naranjas los edificios y palacios que asomaban al río. 

Llegamos finalmente a Manikarnika Gath, posiblemente el más famoso y grande por sus cremaciones. El hombre del bote apagó los motores y nos quedamos allí un buen rato observando. A lo lejos se veía un cuerpo tapado con una sábanas blancas y naranjas. Estaban esperando a empezar la ceremonia, aun salía humo de la cremación previa aunque no la llegamos a ver.

Dimos la vuelta y esta vez desde mas cerca vimos como el río cobraba vida. Señoras bañándose vestidas, hombres sumergiéndose bajo el agua, niños nadando, otros durmiendo en sus botes y todo frente a un paisaje espectacular y completamente distinto a cualquier cosa de las que podíamos haber visto antes en nuestras vidas, en la ciudad más antigua del mundo, desde el río mas sagrado del mundo.

 Señoras bañándose vestidas, hombres sumergiéndose bajo el agua, niños nadando, otros durmiendo en sus botes y todo frente a un paisaje espectacular y completamente distinto a cualquier cosa de las que podíamos haber visto antes en nuestras vidas,...

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Durante el trayecto de vuelta, el hombre que nos había acompañado hasta el bote nos explicó un poco más acerca de las ceremonias. Al parecer, y por lo que le pude entender, los hombres y parientes mas cercanos del fallecido/a son los que se encargan de cargar con el cadáver hasta la orilla del Ganges en una camilla hecha de bambú. Le cubren con una tela blanca y después con sábanas naranjas que retiran y arrojan cuando llegan al río. Las mujeres no suelen acercarse a la ceremonia por ser más sensibles ya que no les permite llorar. Se coloca el cuerpo en una plataforma de metal y los trabajadores del gath, pertenecientes a la casta de los "Doms" (la casta con peor reputación de la India) se encargan de cubrir el cuerpo con maderas. Los familiares adinerados compraran maderas en buen estado y que prendan bien, así se aseguran de que su familiar se quema por completo. Los que nos son tan afortunados compraran una madera de inferior calidad y tendrán que arrojar sus restos no del todo calcinados al Ganges. Una vez cubierto el cuerpo con las maderas, el familiar más cercano (hijo, padre, hermano) se tiene que afeitar entero y dará después 7 vueltas alrededor del cadáver antes de prenderle fuego. Si la fallecida es mujer, comenzará a quemarla por los pies, y si es hombre por la cabeza. Después de 3 horas el cadáver se convertirá en cenizas. Aunque hay excepciones, no todos lo que quieran descansar en paz pueden incinerarse....
Por ejemplo, los menores de 3 años no se queman ya que su alma sigue siendo pura cuando mueren, lo mismo que las embarazadas por llevar ese alma pura en su interior, los leprosos porque podrían contagiar la enfermedad e incluso los que son mordidos por una cobra, ya que Shiva, que es el Dios de Benares, es representado con ese animal y aporta directamente ya esa pureza y por lo tanto, entrada directa al paraíso después de su mordedura. Todos ellos son atados a una roca grande y hundidos en el río. El hecho de hacerlo en el río sagrado significa el fin de una cansada vida de reencarnaciones, es asegurarse el descanso definitivo de la persona.

Diario de un viaje a la IndiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora