27 de Septiembre. Miércoles
Al día siguiente teníamos día libre en el que, después de desayunar, decidimos salir a investigar si veíamos alguna tienda de souvenirs para seguir buscando las cosas que nos faltaban. Cogimos un tuk-tuk que nos llevó a un sitio no muy lejos. Era una tiendita que suministraba a más tiendas. Pero ni los precios ni las cosas que tenían nos convencían.
Después entramos en otro almacén similar, más de lo mismo, ni siquiera cedían en rebajarnos precio así que nada. Nos fuimos con las manos vacías, pero bueno, al menos nos habíamos aireado un rato por el módico precio de 100 rs.
Decidimos pasar el resto del día en el centro comercial. Gemma siguió comprando pañuelos, esta vez por encargo. Después pasamos por delante de un Tony & Guy y vimos que había una oferta en pedicura y manicura. Teníamos tiempo así que por qué no darnos un caprichillo?
Nos sentaron a las 2 en unos sillones de masaje que más que relajarnos nos dejó la espalda hecha polvo. Cada vez que la bola de masaje se acercaba a mi lateral derecho veía las estrellas. Quitando eso, el momento manicura (hasta el codo) estuvo bastante bien. Eran una chica y un chico. La chica no hablaba ni una gota de ingles y el otro, pues casi que mejor que no lo hubiese hablado porque no entendía absolutamente nada de lo que me decía. Si se reía, yo decía "ohh yes, its funny", si me contaba algo con cara de alegría "really, ohh thats good", si no le pillaba tampoco el tono de sus palabras "ahh, ok"...
Nunca falla.
Como decía, genial hasta que llegó el momento de pintar uñas. Gemma la verdad es que se quedó satisfecha con el resultado. A mi me las pintó el chico y de verdad que aun no comprendo qué fue aquello. What a horror!! Le pedí la francesa, y como debe ser normal en la India, el esmalte blanco me lo dejó por mitad de la uña, vamos, 50/50. Y todavía me preguntaba si me gustaba... Le dije que me gustaba más fina la línea blanca, pero que no se preocupara, que lo pintara de un solo color (mejor así pensé, no le quiero complicar la vida al hombre).
No se cuantas capas me puso. Había más esmalte fuera de las uñas que dentro, y unos grumos por zonas que yo me quería morir. Después de esa "maravillosa" experiencia, del dolor de espalda y sin dejar de intentar quitarme el esmalte de entre las uñas, nos fuimos al Pizza Hut a comer y de ahí directas al súper a comprar quitaesmaltes, of course, y ya de paso un esmalte chulo.
Sentimos un acoso y derribo por los pasillos del súper, cosa que la noche anterior que habíamos estado no nos había pasado. En cada uno había una chica intentando vendernos algo. No se de donde salían tantas! Compramos también provisiones para el tren (patatas, galletas, bizcocho y zumos) y alguna especia.Después en el hotel nos pusimos el traje para la guerra, digo, para el tren... y nos quedamos esperando a que viniese en chofer, que en principio iba a ser otro aunque finalmente vino el mismo, nuestro querido Ragish.
Cuando llegamos a la estación, el tren estaba ya allí esperándonos. Habíamos sufrido un poco durante el camino, sobre todo el pobre Ragish, ya que nos metimos en un atasco, como de costumbre, y estuvimos rato sin avanzar. Pero al final salió todo bien, fue muy rápido. Subimos al tren con él, ya que nos acompañó hasta nuestro compartimento y me dio la mano esperando encontrar algún billete, supongo, porque me miró, se miró la mano, y me volvió a mirar. Te dimos ayer las propinas alma cándida así que... Nice to meet you!!
En el compartimento (que esta vez si que estaban numerados) había una pareja de indios de mediana edad, con su mesita desplegada y cenando. Olía aquello a especias que no veas.
Los señores muy agradables. Ella nos ofreció comida y nos explicó que eran vegetarianos, aunque la leche si que bebían. Estuvimos dando unas clases de idiomas y nos dispusimos a hacer las camas y a subir (sin matarse a ser posible) a nuestro ático privado. Ático desde el que desgraciadamente se oían los aires varios y ronquidos de mi querido vecino de abajo (vamos a hacer que no pasa nada, unos tapones, un antifaz y hasta el próximo día).
Delhi aun estaba muy lejos.
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Diario de un viaje a la India
AdventureEste diario fue escrito día a día durante los 14 que duró el viaje. Narra las aventuras, experiencias y muchas anécdotas vividas durante las vacaciones de 2 amigas. Una historia real contada por una de sus protagonistas, que te transporta a un mundo...