Capítulo 8.

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Tan pronto como subieron al auto de Kyle, Ian lo hizo al suyo. Sabía que su hermana tenía compañía... y de la buena pero el quería estar ahí para ella, tan sólo una vez en su vida quería estar a su lado.

Al menos quería comenzar a ser ese hermano mayor que tanto le había faltado a Emilie.

Los siguió aproximadamente unos veinte minutos, hasta que su teléfono comenzó a sonar.

-Ray, ¿Que quieres?- le preguntó al contestar.

-Viste a nuestra hermana.- lo acusó por medio del parlante de la camioneta.

-Si, iba a llamarte.- confesó el agente, preparado para escuchar los reproches de su hermano mayor.

-¡No me dijiste nada!- gritó Raymond.-¿Cómo es?, ¿dónde está?, ¿qué pasó?- comenzó a hacer tantas preguntas que Ian apenas recordaba que le había dicho.

-Hablamos después, ¿ok? Es algo que... aún no lo proceso.- y tras unos minutos agregó- No voy a ver a nuestros padres de la misma forma.- se cortó la comunicación telefónica y suspiró para luego mirar el carro de su hermana llegar al orfanato.

Cinthia se bajó del coche, y se quedó parada, como piedra, en frente de la gran entrada. Su hija podría estar ahí dentro, podría haber estado viviendo ahí cuando debía hacerlo en su casa.

- Ya, mi amor.- le dijo Kyle limpiando las lágrimas de su mujer, quien recién en ese momento se percató de que estaba llorando.

-Isabella... Ella puede...- intentó decir entre sollozos, pero fue acallada cuando su marido la abrazó a su pecho.

-Te amo, linda. Vamos a encontrar a nuestra princesita, ¿de acuerdo?- ella asintió, y tras limpiarse las lágrimas y suspirar sacando de su cuerpo las malas energías, lo miró y le dio un beso.

-Vamos a encontrarla.- tomó la mano de su esposo con determinación y se dirigieron a la entrada, para luego caminar hacia la puerta que decía "recepción".

-Buenas tardes, ¿en que puedo ayudarlos?- les preguntó una mujer con una sonrisa enorme.

-¿Podríamos ver a la directora de la institución?

-Supongo que no tienen una cita, ¿verdad?- ambos negaron y ella chequeó algo en su computadora.- Bien, están de suerte. La señora Pallus está libre en este momento. Esperenme un segundo.- y tras eso ingreso a la dirección.

-Ay por Dios.- murmuró Cinthia, abrazando a su marido más fuerte, él la rodeó protectoramente con su brazo y comenzó a acariciar su espalda para calmarla un poco.

-Los va a atender en este instante.- anunció la muchacha alegre, abriéndoles pasó a la habitación contigua.

Ambos le agradecieron y entraron a la sala.

-Buenos dias, señora Pallus.- le saludó Kyle, seguido por su esposa.

-Buenos días, señores...

-Demon.

-Gusto en conocerlos, tomen asiento.- les indicó las sillas frente a ella y ambos lo hicieron.- De acuerdo, ¿a qué se debe su visita?

-Bien... Se que esto sonará muy raro pero estamos buscando a alguien en específico.- La mujer frunció el ceño y Cinthia prosiguió a explicarle.- Me robaron a mi hija cuando nació, y mi madre me confesó que la dejaron en este orfanato.

-Oh cielo, lo siento tanto.- la mujer expresó sus lamentos a la madre con una hermosa sonrisa y tomando su mano.

-Gracias, señora.- y tras un intercambio de apoyo y agradecimientos, la directora preguntó el nombre de su hija.

El pasado llega al presenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora