Capítulo 9

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Cinthia y Kyle salieron rápidamente del lugar y se encaminaron a la dirección con los papeles de ADN en las manos.

-¿Y?- preguntó la directora caminando de un lado a otro.

-Bella es mi hija. Mi Isabella.- respondió Cinthia.

Había estado años buscando a su niña y ahora estaba tan cerca de acunarla en sus brazos que tenía miedo de que fuera tan sólo un sueño y que nada de lo que estaba ocurriendo fuera real.

Era una probabilidad de una en un millón que Bella estuviera en ese lugar.

La podían haber adoptado y llevársela a cualquier parte del mundo. O la podrían haber dejado en manos de una trata de blancas. O de verdad podría haber estado muerta.

-Bien, por favor, pasen a aquella sala y yo llamaré a Bella. Tengo que llamar a servicios sociales para establecer la maternidad sobre Isabela.

-Y el inicio de la adopción por mi parte.- la anciana asintió, y Cinthia de inmediato se abrazó a él con total gratitud.

Ambos se encaminaron al salón donde les había indicado la señora Pallus. Era una habitación acogedora y cálida, dispuesta para que las reuniones entre futuros padres e hijos fuera de una manera menos frívola.

Se sentaron en un sofá para dos personas, y se tomaron las manos de manera inconsciente.

Tras unos eternos y tediosos minutos, la puerta se abrió. Ambos se levantaron de su lugar para ver entrar a una pequeña de oscuros cabellos y ojos esmeraldas.

-Hola.- saludó con timidez. Acercándose a ellos de manera lenta.

-Hola, Bella.- Su mamá estaba aguantando las ganas de lanzarse a la niña para abrazarla, debía tomarse su tiempo y ayudar a la niña a entenderlo.

-Ella es Cinthia y yo Kyle, mucho gusto, preciosa.

-Un placer, señor.

-Llamame Kyle, bonita.- por supuesto que no quería que la niña lo llame por su nombre de pila, sin embargo no presionaría más de la cuenta.

-Bella, tengo algo muy importante que decirte.- anunció Cinthia.

-¿Van a adaptarme?- la ilusión en su voz envolvía el lugar de bellos sentimientos.

-Kyle lo hará.- la confusión se hizo presente en el rostro de la criatura, y la mujer continuó hablando.- ¿Sabes, Bel? Yo no conocí a mi hija, me la robaron cuando nació.

-¿Y qué tiene que ver conmigo?

- Que hoy he encontrado a mi hija. Me quitaron a mi bebé con sólo minutos de nacida y la busqué durante catorce años. Mi investigación me trajo hasta aquí.

- Yo...

- Si, preciosa. Tu eres la niña que me arrebataron hace años.- respondió ella con lágrimas en los ojos.

-¿Eres... eres mi mamá?

-Así es, Bella. Soy tu mamá, mi niñita hermosa.- Y sin evitarlo se levantó de su asiento y caminó hacia su hija.-¿Puedo abrazarte?- no obtuvo una respuesta verbal, tan sólo sintió como el cuerpo de la adolescente de lanzaba a sus brazos.

Ambas se contenían con total amor y necesidad. Transmitiendo con ese acto todo lo que habían pasado la una sin la otra y lo mucho que les quitaron. Una escena por demás conmovedora entre madre e hija.

-Te extrañé tanto, mi amor. Nunca dejé de buscarte, te lo prometo.- la pequeña asintió en el pecho de su madre.

-Te necesite mucho.- sollozó la pequeña, absorbiendo el aroma que provenía del cuerpo de su madre. Esa mujer despegaba un gran calor maternal, ese calor que había necesitado desde el día de su nacimiento.

El pasado llega al presenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora