Capítulo 11

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Joder, ¡que abandonada que tenía esta historia!

Juro que pensé que con todo este tiempo iba a poder actualizarla con muchos capítulos, pero lamentablemente no fue así, la inspiración se me cortó de golpe. Ni una mísera frase podía hilar. Pero aquí estoy de nuevo, lista para continuar.

♡♡♡♡♡

Raymond entraba a su hogar con un enorme ramo de rosas, una caja de chocolates tamaño familiar y varios regalos diferentes para sus hijos.

El estar lejos de ellos, aunque fueron sólo tres días, le había generado tanto dolor que ya no podía aguantar más. Sabía que había estado haciendo las cosas mal y su conciencia se lo recriminaba constantemente.

Pero ahora solo necesitaba tener a sus niños en brazos y arreglar las cosas con su peque más grande. No podía creer que él había provocado aquel miedo en Tyler sin notarlo.

Se acercó a la cocina, de la cual provenían unos cuantos ruidos y al entrar vio a su familia tomando desayuno.

La imagen aquella le llegó de sopetón. Su mujer se notaba decaída y angustiada, aunque trataba de disimularlo ante sus hijos. Su niño más grande tan solo jugaba con la cucharilla de su taza mientras intentaba no dejar escapar las lágrimas amenazantes que habitaban sus ojos. Camille intentaba hacer sonreír a Ben, sin ningún resultado y Lucy y Tobias no entendían nada de lo que pasaba pero se sentían tristes por el ambiente que se presentaba.

-Hola, mis amores.- la voz de Ray rompió el triste silencio, e hizo que su familia levantara la mirada para enfocarse en él.

-¡Papá!-gritaron los más pequeños. Ben, Lucy y Tobías se tiraron a sus brazos, casi provocando que perdiese el equilibrio y cayera al suelo, pero logró estabilizarse con sus tres bebés colgados de él.

-Oh, mis chiquitos bellos, como los he extrañado.- murmuró besando la cabecita del trío aquel, para luego buscar la mirada de su esposa.

Apenas conectaron sus ojos entendió el dilema de la mujer. Por más que se moría por arrojarse a sus brazos como habían hecho los tres niños, no se atrevía a hacerlo. Por sobre todo el amor que le tenía, se encontraba Tyler, y hasta que ese caso no estuviera solucionado ella no haría nada en favor suyo.

Camille, insegura y sintiendo que traicionaba a su hermano, aún sin saber bien la historia, se levantó de la mesa. Tyler la miró, entendiendo que su hermana no podía aguantar estar lejos de su padre, y le sonrió, le apretó la mano y asintió.

La adolescente de acercó tímidamente a su padre, y este no se demoró mucho en apagarla a su pecho y comenzar a mimarle.

-¿Peques? ¿Por qué no van al salón? He dejado unas cuantas sorpresas para ustedes.- los niños desaparecieron enseguida.- Hola, campeón.- esa frase salió temerosa y nostálgica de sus labios, le aterraba el hecho de que el niño lo alejara.

-Hey.- murmuró Tyler, y en ese momento volvieron los niños, cargados de obsequios.

Se repartieron entre ellos los regalos y comenzaron a atacar la caja de chocolates, que Monica tuvo que retirar de la mesa para que no se atiborraran a dulces tan temprano.

-Gracias.- dijo el mayor de los niños, cuando su padre se sentó a su lado y le otorgó su regalo. La camiseta de su equipo favorito, autografiada por todos los integrantes.

-No tienes que agradecer, corazón.- respondió el hombre.- Haría lo que fuera por ti.

-¿Por qué no van al cuarto a hablar, hum?- propusó Mónica, acercándose al par de hombres que hablan en aquel tono tan bajo.

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⏰ Última actualización: Apr 29, 2020 ⏰

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