Cap -1- La traición de nuestro Cielo

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- Eso no puede ser cierto.

- Mato a los guardias y al resto del personal de la mansión.

- ¡Que lo repitas no va a hacerlo creíble!

- Eso no suena a algo que el haría.

- ¡Por eso digo que ese no es el Décimo!

- También han saboteado las cámaras de seguridad, están codificadas con un virus altamente destructivo, tenemos que esperar a que Giannini llegue de Italia para  pedirle el favor de revisarlas.

- ¿Y porque tienen que poner sus ojos inmediatamente en Tsuna?

- ¿Quién a parte de él estaba en la mansión? Bueno, además del personal.

- Kufufufufu, el ataque provino de afuera, no tendrías razones para pensar en el pequeño conejo, Arcobaleno.

- Si estaba dentro ¿quién, aparte de él, podría haber quitado las cámaras?

- ¡Un intruso, evidentemente!

- ¿Aún con su super intuición?

La sala se sumió en un tenso aire que, si no estabas ya adaptado, te quitaría el oxigeno de los pulmones de manera inmediata.

El ex Arcobaleno adulto, quien portaba sombrero, estaba de brazos cruzados, con la mirada fruncida, no creyéndose ni el mismo lo que decía.

Es que, como lo vieras, Sawada Tsunayoshi, el más grande Cielo de Vongola, de la historia, el más apacible y amable, no podría simplemente matar gente a diestra y siniestra sin explicación alguna, y, evidentemente, tampoco no dar la cara luego de ello.

Toda esta situación, se siente sacada de una autentica historia de terror salida de la peor de las pesadillas.

- No, me niego a creer esta estupidez.

Nuevamente Gokudera Hayato, auto proclamado, mano derecha del Decimo Vongola, se coloco de pie nuevamente, y se propuso salir de la habitación, sin llegar a pensar en aceptar tal barbara acusación.

Nadie dijo nada, en cambio, todos se quedaron en silencio, escuchando atentamente el sonido de la puerta siendo cerrada de forma violenta luego de que el bombardero saliera.

El ex arcobaleno arrastro sus ojos, por debajo de su sombrero, hasta cierta pared apartada, donde estaba recargado cierto guardián disciplinario. 

- Estas raramente calmado hoy, eh Hibari.

El mencionado llevo su vista de inmediato hacia el, espartano, entrenador.

Inmediatamente, todas las miradas de la habitación se posaron en el guardián más fuerte.

- El herbívoro no pudo haber sido, no es alguien que mate a cualquiera si se le da la gana, y tampoco actúa por impulso, lo estamos inculpando.

Todos en silencio apoyaban esa descripción, sabiendo de antemano que su Cielo, tan humilde y sincero, no seria capas de dañar a nadie si no era por una verdadera situación de vida o muerte.

En cuyo caso se lo pensaría igualmente un par de veces.

-_=_-

Las llamadas frenéticas e inspecciones a cientos de lugares aumentaban a medida que se sumaban los días.

El Décimo Vongola, no había aparecido.

Nadie sabía donde estaba, ni con quien, ni que estaría haciendo.

No se sabía con quien había tenido contacto por última vez.

No se sabía ni lo que estaría pensando en esos momentos.

Nuestro adorado Cielo [KHR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora