Nuestro adorado Cielo [KHR]

Cap -14- Una versión diferente / AU

Estaba en la oscuridad.

En una eterna y abrumadora oscuridad.

Pero no era algo que le molestará.

Incluso los guanteletes de contención, o las cadenas, o los grilletes o siquiera la inservible, e incomoda, placa sobre la mitad inferior de su rostro, nada le molestaba.

A pesar de que podría escapar, en cualquier momento, hacia parecer, que eso no sucedería.

Porque, no lo haría.

No quería hacerlo.

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No podría cambiar el pasado.

Como, tampoco, podría evitar muchos sucesos ocurridos, que, ahora, forman parte de si mismo.

Como, el haberse dejado atacar, el haberse dejado vencer, y, por supuesto, el haber matado.

Porque, estaba seguro, antes, y lo seguía estando, ahora.

Un Cielo, no podía estar manchado.

Por ello, estaba encerrado, por ello, estaba sólo.

Porque, estaba manchado.

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Pasaron unos días, para que, finalmente, las personas, más importantes para él, se hubieran recuperado.

Aquello, no tenía perdón.

Para, finalmente, sentirse tranquilo, aliviado.

Porque, su familia, ya estaba bien.

Ya estaban todos bien.

Un suspiro, no pudo evitar salir, disparado, de entre sus labios.

Luego de cuatro días, al fin podía "respirar".

Aunque..

Entre cerro sus ojos, pensativo, en medio, de toda esa oscuridad.

Sabía que..

Gracias, a sus actos cometidos, sus acciones imperdonables, y su.. maniático estado..

Las cosas prometían empeorar.

Ahora Vindice, ya venía por el.

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Oh, parecían reacios a acercarse, a él.

Las placas, las cuales componían las puertas, su habían separado, dejando ver una oscura y espaciosa habitación.

Vindice avanzó, adentrándose, hasta cierto punto, para esperar, a que las luces fueran encendidas.

Y no tardaron mucho, en conseguir una imagen, de todo lo que se encontraba a su alrededor.

Una habitación blanca, enfermiza para ellos, al haber estado viviendo, décadas, en un sitio, en completa penumbra.

Pero ello, no lograba distraerlos, de lo que mayor atención recibía.

Dieron, unos pasos hacia atrás, y se colocaron en posiciones de ataque, al escuchar las cadenas tintinear.

Ese cuerpo, el que estaba en medio, de tal espacioso sitio, era, la razón, por la que se encontraban en ese lugar.

El suelo a su alrededor, tenía una gran mancha seca, y uniforme, de color carmesí, al igual que las ropas que llevaba puestas, y que tenía hacia, casi, una semana.

Lo observaron, más tiempo del que requerían, aún sin poder creer, tal aterrador hecho.

Cadenas, grilletes, guantes de contención, e incluso una especie de bozal.