Cap -10- Con la familia del Cielo

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Esa noche, el Cielo, durmió, entre los brazos cálidos, de la persona a la que más amaba, después de mucho tiempo.

Pudo descansar, sin preocuparse por nada, y fue, cuando pensó, que quizá, un descanso no venía tan mal, de vez en cuando.

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Y como prometió el Hitman, al día siguiente, puso a entrenar al pequeño Cielo, bajo las atentas miradas de todos, los cuales no caían del todo, por la sorpresa de que, aquel volviera a ser el mismo de siempre, de la noche a la mañana.

Lo cual no era verdad, era fingido, sin que ellos siquiera pudieran notarlo, nada podría sanarse de un día para otro, pero, el castaño, daría lo mejor de si mismo, para que todo pasara, y entraran en la calma, que venía luego de la tormenta.

El de sombrero, claro que se decepciono, al buscar al castaño para despertarlo, como todo un espartano, y que este ya estuviera despierto y esperándolo en el jardín, ya que, la sala de entrenamiento, estaba en plena reconstrucción, por ciertas personas, apodadas guardianes de la nube y niebla.

El Cielo, a cambiado mucho en los últimos años, pero, da lo mejor de si mismo, para que nadie lo note.

Actuando tan tranquilo, tan torpe, y despistado, como siempre lo fue.

Pero, ¿en aquel momento...?

- ¡Tsunayoshi reacciona!

- ¡Tsuna, somos tus amigos, no te haremos daño!

Había entrado en crisis, por si mismo.

En realidad, ese niño dulce, amable, despistado y torpe, es en realidad una bestia desastrosa, aterradora e incontrolable.

Ese fue, el resultado de que se saliera de su propia fachada.

¿Él... él había hecho aquello...?  

Por ello, tendría que tener mucho cuidado, y volverse más fuerte, para que aquello... no volviera a suceder.

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Lo que, el Cielo, no sabía, era que, no se podía parar la lluvia con las manos.

Y no se fijo, en que la tela, indiferentemente del color que fuera, si era ondeada provocaría al toro.

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Había pasado, cerca de un mes ya.

Y para el castaño, ha sido un buen progreso, ya puede estar bien entre su familia, sin sentirse más preocupado de lo normal.

Siempre en tranquilidad.

Siempre en calma.

Siempre bajo control.

Tenía una junta, planificada en otro continente, por casi una semana, por lo que tenía que dejar la mansión.

Era un asunto entre jefes, de un par de compañías nuevas de tecnología y arquitectura, ya que, el mundo, consideraba a Vongola como una fuerte y poderosa compañía de aparatos tecnológicos y relacionados, todo bajo la testaruda orden, de su padre, el espartano.

Técnicamente, una reunión con nada relacionado con la mafia.

Todo, medianamente, controlado, y en cuando a medianamente, era por sus guardianes, ya que decidió ir solo a la junta, ya que todos tenían papeles y asuntos importantes por resolver, hasta la mitad de la semana en la que él no iba a estar en la mansión.

Y, evidentemente, estos se opusieron, claro, si estamos hablando de los guardianes de Sawada Tsunayoshi, son unos completos niños de jardín, a la hora de hacerlos cambiar de opinión.

Nuestro adorado Cielo [KHR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora