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"Ya sabes lo que dicen: Aunque la mona se vista de seda, mona se queda."
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Sus profundos ojos grises chocan con el negro de mis ojos. Nos hemos encontrado cara a cara y no podemos apartar la mirada del otro. Aquello que tanto había buscado finalmente se había presentado ante mí de una manera inesperada. Pero no dura demasiado, la magia se esfuma tan rápido como ha aparecido. Él no deja de mirarme, cuando me atraviesa para continuar su camino. Él se aleja imperturbable, como si nada hubiese pasado, como si encontrarse con un fantasma fuera cosa del día a día. Claro, debe ser natural para él. No sé qué hacer, ahora que se me ha presentado una alternativa, no sé qué hacer. Me dejo llevar por mis emociones y lo persigo.
–¡Espera! ¡Tú!– grito, pero el chico ni se inmuta. Continua caminando. –¡Oye!– insisto. De nuevo, sin respuestas. Lo comprendo, no puede detenerse en medio del pasillo para hablar con un ende que solamente él puede ver. Lo dejo ir, por los momentos.
El resto del día, estuve acompañando a Hiroto Kiyama, por lo general suelo hacerlo cuando me siento muy nostálgico o él está gris; hoy, yo estoy gris.
Hay algo muy peculiar sobre ser un fantasma, ¿alguna vez has visto una película en blanco y negro? A veces, me encuentro personas cuyos colores se han desvanecido y sólo son figuras grises caminando por las calles. Hay más de las que puedas imaginar, sólo en el instituto hay alrededor de 100. Pero no permanecen así mucho tiempo, al día siguientes los colores han vuelto. No comprendo el secreto de los colores en las personas, ¿por qué se van? ¿Por qué regresan? Quizás estoy perdiendo la visión. Quizás algo está mal conmigo. Me hubiese gustado que al despertar me dieran un libro explicándome todo sobre la muerte. Pero las cosas no son así de fáciles.
Las clases terminaron, caminé con Hiroto hasta la salida, ambos en silencio, inmersos en nuestros propios pensamientos. Los chicos que salían de clases charlaban entre sí, en grupos y hacían planes. Desde que conozco a Hiroto él siempre ha sido igual, con los mismos amigos (que cabe destacar, no son muchos) y la misma rutina. Suele irse directo a casa después de clases, a diferencia de los chicos normales que van por un helado o al parque. Estoy seguro de que Hiroto sería más popular si lo intentara.
En la entrada del instituto Haruya lo aborda, se acerca con entusiasmos, tan natural en él. Hiroto lo mira con interés, preguntándose cosas y sonriendo.
–No será una invitación a la que puedas decir que no.– inició el pelirrojo. –Simplemente vas a ir. – Y lo agarró de la muñeca.
–Me estás secuestrando, ¿lo sabes?– inquirió burlón.
Pero Haruya sólo rió y no se detuvo,ellos se encontraron con otra persona que los esperaba. Se trata de una chica, su cabello teñido de azul combina con sus ojos, los recibe con una modesta sonrisa. Ellos son los amigos de Hiroto Kiyama; un enérgico chico pelirrojo y una chica seria con el cabello teñido de azul. Me pregunto si mis amigos eran así de geniales. Hoy quiero seguirlo, pero algo me detiene.
–¿Por qué habrá faltado tanto tiempo?– pregunta Haruya, mirando a la distancia.
La muchacha le sigue la mirada y se cruza de brazos, su expresión ha cambiado a una de pesar. –No lo sé, pero es una lastima, ahora debe empezar desde cero.– comenta. –Debe ser duro repetir año, esos chicos son el blanco fácil para las burlas.
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TU MENTIRA
FanficMidorikawa Ryuuji está muerto y eso no le impidió enamorarse del chico más lindo del instituto Eisei Gakuen el "no tan popular pero capitán del equipo" Hiroto Kiyama. Cansado de sólo admirarlo desde la distancia decide pedirle ayuda a un chico extr...