Capítulo 2

898 54 109
                                    

2: Regreso Fallido

Héctor estaba feliz de que su amigo Ernesto, este logrando su sueño, sin embargo, ya llevaban meses y extraña a su esposa e hija.

Siempre les enviaba cartas, sin embargo no recibía respuestas de ellas, sabía que Imelda las ignoraba, seguro lo odiaba.

Unos cuantos meses después, recibió dos cartas, de sus cuñados, Felipe y Óscar, una, en la que ayudaron a Coco a escribirla, y la otra, a pesar de que les contó que Coco e Imelda estaban bien, que sería mejor que ya no les enviará más cartas.

Héctor, no hizo caso y siguió enviando las.

--Oh vaya-- susurro para no despertar a Ernesto.

Le costaba dormir, como todas las noches, se quedaba pensando en Imelda y su pequeña Coco, sabía que Imelda era fuerte, pero parece que él se ganó su odio.

--Quiero volver, pero Ime, me odia, no creo que me acepte de nuevo-- imagino.

Sacando de su gaveta la carta de Coco, la volvió a leer.

"Papi, quiero que vuelvas, te extraño y sé que mamá también, aunque no lo demuestre, ya no nos deja oír música, ni cantar, quiero que vuelvas, quiero que todo vuelva a ser como antes, los tres juntos, cantando y riendo"- leyó un pequeño fragmento.

Lo pensó por unos momentos y decididamente se dijo.

--Es oficial, mañana luego de la presentación, empacaré y le diré a Ernesto que volveré a casa con mi familia-- con una sonrisa-- trataré de enamorar a Imelda de nuevo--

Luego de unos 15 minutos, pudo conciliar el sueño...

Al día siguiente...

--¡Vaya!-- exclamó Ernesto entrando con Héctor a la habitación-- que increíble nos ha ido--

--Si, hemos tenido suerte-- menciona Héctor revisando su armario.

--¿Pasa algo amigo?-- pregunta Ernesto notando a Héctor extraño.

Se sobresalto cuando vio que Héctor sacó su maleta y empezó a guardar sus cosas en ella.

--Voy a volver a Santa Cecilia con mi familia-- respondió 100 por ciento seguro de su decisión.

--¿¡Qué!?-- expresó Ernesto un poco molesto.

--Ya tome mi decisión-- recalco.

Ernesto paso discutiendo con Héctor, mientras el seguía empacando.

--No puedes irte ahora estando tan cerca de lograr nuestros sueños-- dijo Ernesto mientras Héctor cerraba su maleta.

--Es tu sueño después de todo-- comento agarrando su maleta y su guitarra.

Sintió donde Ernesto agarro su maleta.

--Sin tus canciones no puedo-- recordó.

--Odiame si quieres, pero ya tome mi decisión-- responde soltando se del agarre de Ernesto y abriendo la puerta.

Ernesto no tuvo más remedio de hacer lo que jamás se hubiera atrevido, pero debía si quería vivir su momento.

--No sería capaz de odiarte, es más si vas a irte, voy a despedirte con un trago-- menciono tomando la botella y dos vasos.

Héctor puso su maleta en el suelo, mientras él hacia eso, Ernesto aprovecho para al fin hacer su plan, envenenar el vaso de Héctor.

--Por nuestra amistad-- expresó dandole el vaso con el trago envenenado a Héctor-- yo movería el cielo y la tierra por ti mi amigo, salud--

Luego de chocar los vasos, tragaron el líquido que contenía, sin embargo, Héctor no sabía que eso lo mataría...

--Vamos, yo te acompaño a la estación-- le propuso Ernesto.

Héctor solo asintió y tomó su maleta de nuevo.

Ambos caminan y casi llegando a la estación, Héctor empezó a sentir un fuerte dolor estomago.

--Agh-- se quejó.

--Debe ser ese... chorizo-- excusó Ernesto con una sonrisa malévola dándole palmadas en la espalda.

*¿Qué me pasa? ¡agh!* se quejaba mentalmente.

Cuando estaba por decirle algo Ernesto, sintió donde el mencionado lo soltó, se sentía mareado, todo le daba vueltas, sus piernas las sentía débiles, empezó a caminar, sin embargo, ya no aguantaba más, cayó al suelo soltando sus cosas y cerro sus ojos.

Ernesto sonrió complacido, abrió su maleta y sacó el libro con las canciones de Héctor.

...

En la tierra de los muertos...

*¿Donde estoy?* empezó a preguntarse abriendo sus ojos.

Se encontraba en el suelo, empezó a levantarse, cuando lo hizo, se espanto al ver sus manos.

--¡¡¡AHHHHHH!!!-- grito espantado volviendo se a caer.

Continuó viendose, todo hecho un esqueleto.

--¿Te encuentras bien?-- le pregunto un hombre bajo con bigote.

Le ofreció su mano para ayudarle, Héctor la acepto.

--¿Dónde estoy?, ¿qué me paso?-- pregunto aun asustado-- ¿quién eres?--

--Parece que no sabes que te paso, me llaman Chicharrón-- menciona-- amigo, tu estas en la tierra de los muertos--

Héctor quedó plasmado al oír el lugar donde se encontraba.

--No, no, no-- grito desesperado y unas lágrimas empezaban a bajar-- ¡no puedo estar muerto!--

Cayó de nuevo al suelo golpeando lo.

--¡Yo solo quise volver a casa con mi esposa, con mi hija, mi Coco!-- grito llorando desconsoladamente.

Chicharrón solo se agachó y sentó frente a el, aunque no lo conociera, le dolía verlo así.

No pude olvidarte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora