Los nervios torturaban a Naru mientras esperaba a que volviera Sasuke. ¿Sería aquélla la manera que tenía el destino de atormentarlo... ofreciéndole en bandeja la oportunidad de acostarse con un hombre que sabía que podría enseñarle todo lo que necesitaba saber y mucho más sobre el sexo y la intimidad física? Se quitó las chanclas y se dispuso a preparar la cama. Su cama. La de los dos. Pero no. No había manera de que compartiera con Sasuke aquella colchoneta. Nunca había compartido una cama con nadie, y menos con un varón. Era una mala, malísima idea. ¿Por qué Sai había tenido que traer una sola colchoneta?Acababa de colocar las sábanas en la colchoneta cuando apareció Sasuke con unos papeles en la mano y una expresión indescifrable en el rostro. Extraña.
— ¿Qué pasa?
—Supongo que serás consciente de que los dos no podemos dormir ahí —dejó los papeles sobre el escritorio.
Sí que lo sabía. Solo que le sorprendía que él se lo recordara.
—Mira, tomaré esta manta y dormiré en el suelo, al lado de la puerta —le dijo al tiempo que recogía la manta ligera de algodón de la silla del escritorio.
—No estoy cansado —todavía no quería ocuparse de los preparativos para dormir. Tenía los nervios demasiado destrozados—. Estudiemos esos papeles que has traído.
Sasuke extendió la manta sobre el suelo y volvió con él, que mientras tanto se había dedicado a colocar los papeles sobre la mesa del escritorio, en un esfuerzo por distraerse de su presencia. La oficina ya era de por sí pequeña, pero ahora que sabía que iban a pasar horas allí, el espacio parecía cerrarse por momentos en torno a Naru. Se quedó mirando fijamente los papeles, apoyadas las manos en el borde del escritorio, muy cerca de las de Sasuke. No había un solo nombre o dato en el cual pudiera concentrarse para distraerse. ¿Cómo habría podido cuando solamente podía pensar en sí debería o no aprovechar aquella oportunidad?
—... y dado que vamos a seguir adelante con la idea de la degustación de helados, la distribución de los asientos no será ningún problema...
Naru se obligó a concentrarse en el tema que tenía entre manos. Obligándose a escucharlo, asintió con la cabeza. Sasuke parecía haber resuelto el problema. Quien ahora tenía el problema era él.
—Los nombres señalados en rojo son los de la gente que asistirá —le indicó una columna de nombres—. Los de verde todavía no han respondido a la invitación.
Naru se aclaró la garganta. Si él podía sobreponerse a la tensión casi eléctrica del ambiente, el también. Recogió un pequeño cuaderno de su escritorio y se acercó a la colchoneta. Sentándose en ella, cruzó las piernas y se dedicó a tomar notas, esforzándose al mismo tiempo por guardar las distancias con Sasuke. No tuvo suerte, porque él se quitó las botas y se sentó a su lado, en la cama.
— ¿Qué estás escribiendo ahora? —se acercó para echar un vistazo.
—Solo algunas ideas para Mei. Yo...
—Estás temblando —le cubrió la mano con la que empuñaba el bolígrafo.
Naru mantenía la mirada clavada en el papel, prohibiéndose a sí mismo mirar aquellos ojos de color ónix que vigilaban cada uno de sus movimientos. De repente, Sasuke alzó la otra mano para acercarla a la base de su cuello, allí donde le latía el pulso.
—El corazón te late muy rápido. ¿Estás asustado?
—Sería un estúpido si no lo estuviera —cerró los ojos, disfrutando de su sensual caricia—. Prometiste que no me presionarías.
—Yo creo que no te estoy presionando —sonrió—. Se diría más bien que tú estás disfrutando de mi persuasión.
Aquellos dedos viajeros subieron hacia su mejilla, para concentrarse en sus labios levemente entreabiertos.
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Sasuke, sexy, rico y soltero
Fanfiction¿Todo trabajo y nada de diversión? El famoso arquitecto y consumado playboy Sasuke Uchiha sabía exactamente cómo conseguir lo que quería: tanto en el trabajo como en el dormitorio. Hasta que el sexy, independiente e imposible de ignorar Naruto Nami...