Diecinueve

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Sasuke aparcó su Screamin 'n Eagle en la obra.

Dos semanas habían pasado ya desde la última vez que había hablado, a solas, con Naru. Cada vez que había aparecido por la obra, él había estado en algún lugar del interior del edificio y había sido su capataz quien le había puesto al tanto de la marcha de los trabajos. Se negaba a devolverle las llamadas, ignoraba sus mensajes de texto.

Naruto se estaba comportando como si no hubiera sucedido nada entre ellos, como si sus vidas no hubieran quedado alteradas. Porque Naru le había cambiado la vida. No sabía exactamente cuándo había empezado a hacerlo, pero lo había hecho. Hervía de furia por dentro. ¿Acaso no le había dicho Naru que lo amaba? Entonces no podía desentenderse tan fácilmente de su persona. A no ser que no hubiera sido sincero. Pero Sasuke sabía que él nunca le habría mentido.

Quería que Naru le escuchase. Quería hacerle comprender que Sakura ya no formaba parte de su vida. Que había terminado con ella para siempre. Solo había necesitado verlo a él y a ella juntos para asumir y aceptar lo que había sabido desde un principio. Llamó a la puerta del remolque, pero no esperó a que el abriera o respondiera. Entró directamente... y se quedó paralizado.

Naruto se hallaba en su escritorio, y una mujer madura, muy hermosa, estaba sentada frente a él. que al parecer habían estado comiendo en agradable compañía, se quedaron igualmente sorprendidas cuando lo vieron entrar.

-No quería interrumpir -dijo, cerrando la puerta a su espalda-. Naru, necesito hablar contigo.

Naru dejó el tenedor sobre su plato de ensalada y se levantó.

-Ahora mismo estoy comiendo con mi madre, Sasuke. ¿Se trata de un asunto de trabajo?

Sasuke desvió la mirada hacia la mujer. Dios, ¿aquella mujer era la madre de Naru? Obviamente se conservaba muy bien.

-Soy Sasuke Uchiha-le tendió la mano-. Ya veo de quién ha sacado Naru esa belleza suya...

La mujer se la estrechó, sonriente.

-Ya me dijo mi hijo que eras un hombre encantador... Kushina Namikaze.

Sasuke le retuvo la mano al tiempo que miraba a Naruto arqueando una ceja.

-Él le ha hablado de mí...

-Solo a manera de advertencia -repuso Naruto, muy serio-. ¿Qué es lo que necesitas?

Sasuke hundió las manos en los bolsillos de sus téjanos.

-Lo mismo que llevo semanas necesitando. Hablar contigo a solas.

-Seguro que tú precisamente sabrás lo que significa que te den calabazas, Sasuke. ¿No es así como funciona la cosa? Vuelve con Sakura o con quien quieras. No me interesas.

Sasuke pensó que, si a Naruto no le importaba que su madre escuchara su conversación, a él tampoco.

-Yo no estoy interesado en Sakura. Te quiero a ti.

Naruto se lo quedó mirando fijamente antes de bajar la vista a su escritorio, pero a Sasuke no le pasó desapercibido el brillo de lágrimas de sus ojos. O la manera que tuvo de parpadear rápidamente para disimular su emoción.

-Bueno, pues resulta que no siempre podemos tener lo que queremos -su tono parecía haberse suavizado un tanto. Recogió los restos de ensalada y los arrojó a la basura-. Y ahora, si no tienes nada más que decirme, me gustaría terminar de hablar con mi madre.

Sasuke asintió, negándose a pedirle perdón de rodillas. Había sido él quien había causado aquel desastre, y ahora tendría que vivir con ello.

Sasuke, sexy, rico y solteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora