Quince

6K 593 134
                                    

Esa noche sería la noche. Era lo único en lo que Naruto podía pensar mientras salía al vestíbulo del edificio de apartamentos para esperar a que Sasuke lo recogiera. Desde el instante en que aceptó acompañarlo a la boda de su hermano, había sabido que acabaría entregándose a Sasuke. Ya no podía seguir rechazándolo por más tiempo. Ni a él ni a sí mismo.

Hervía por dentro de pura excitación ante las promesas de aquella velada. Aferrando entre los dedos su bolso dorado, se miró en los espejos del vestíbulo. Se alegraba tanto de haberse dejado convencer por Mei de que lo acompañara a comprarse un entero para la boda... El verde esmeralda que había elegido, sin tirantes, largo hasta el suelo, Incluso se había resignado a domeñar su cascada de rizos yendo a un salón de belleza, apenas unas horas atrás. En ese momento, toda brillante, la larga melena le caía sobre la espalda en delicadas ondas.

Una limusina apareció de pronto y Naruto dejó de preocuparse por su vestimenta y su peinado. Se abrió la puerta trasera y Sasuke bajó todo elegante, luciendo un espléndido traje negro. Su mirada acarició su cuerpo como si lo hubieran hecho sus grandes y fuertes manos.

Naru ladeó la cabeza, sonrió y dio una vuelta sobre sí mismo, con los brazos extendidos, enviándole la sutil señal de que se le entregaría por completo... después. Solo esperaba que su recién descubierta valentía no lo abandonara durante lo que quedaba de noche. Salió por fin del edificio.

—Me alegro de que no hayas traído una de tus motos.

—Y yo me alegro de que decidieras acompañarme —deslizó un dedo por la base de su cuello—. Sí que estás sexy... Te desearán todos los hombres presentes en la ceremonia.

—Pero yo soy tuyo.

Detuvo la mano sobre su acalorada piel.

—Naru...

Se acercó todavía más a él, susurrándole al oído para que ni el chófer ni los porteros pudieran escucharla:

—Por esta noche, soy tuyo. Hoy no quiero pensar en lo muy diferentes que somos, o en los meses que faltan para que nos separemos. Esta noche, Sasuke, toma de mí lo que quieras —al apartarse, vio que tragaba saliva. Por primera vez desde que lo conocía, le había dejado sin habla.

Sasuke se volvió entonces hacia la puerta abierta y lo ayudó a subir al vehículo. Lo siguió antes de que el chófer cerrara la puerta.

—Siempre he pensado que eras precioso —susurró, tomándole una mano—. Pero hoy me has dejado mudo de la impresión.

—Si sigues así —se echó a reír—, me temo que no seremos capaces de bajarnos del coche para asistir a la boda.

— ¿Tan malo sería eso? —arqueó una ceja.

—No estaría bien que el padrino no se presentara —soltó una carcajada—. Procura dominarte.

—Estás de broma, ¿verdad?

—Solo piensa en la recompensa que recibirás al final si te portas bien. Oh, e intenta imaginarte lo que llevo debajo de esto...

Sasuke soltó un gruñido y le apretó la mano.

— ¿Estás seguro de que nunca habías hecho esto antes? Eres bueno torturándome.

—Te lo prometo —respondió, nervioso por dentro—. He estado esperando a conocer al hombre adecuado. Pero tú... ¿estás seguro de que quieres estar con alguien que puede que lo haga todo mal?

—No harás nada mal. Haremos esto juntos y todo saldrá perfecto. Relájate.

¿Relajarse? Claro, sin problema. Faltaban apenas unas pocas horas para que aquel hombre le descubriera un nuevo aspecto de sí mismo... y para que lo exploraran juntos.

Sasuke, sexy, rico y solteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora