Capítulo 1 | Conociendo a Bo

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Salí del hospital en donde trabajo hasta las seis de la tarde antes de dirigirme a casa en donde vivo con mi hermosa prometida Lara.

Esta mañana estaba muy emocionada por la llegada de su hermana Bonnie. Según tengo entendido, se acaba de graduar en Londres como fotógrafa profesional y viene a buscar trabajo aquí en California, así que se va a quedar una temporada con nosotros.

Es la primera vez que la veo después de tres años de estar con su hermana y debo admitir que estoy nervioso. Es muy importante que le agrade porque ¿a qué novio no le gusta agradarle a la familia de su novia?

Compro las cervezas  que había acordado llevar para la bienvenida y llego a casa. Bajo del auto y abro la puerta. No hay nadie en la sala. Dejo mis llaves y las cervezas en la cocina en donde tampoco hay rastro de nadie, lo que me parece raro, ya que se supone que Lara y Bonnie tendrían que estar aquí.

Subo las escaleras hacia las habitaciones e inspecciono la habitación que comparto con Lara y tampoco encuentro un alma. Me quito la bata y salgo al pasillo, camino en dirección al baño en donde se escucha la regadera. Sonrío porque seguramente se trata de Lara. Se escucha que se cierra la llave de la ducha y decido entrar para asustarla, pero cuando abro la puerta no hay rastro de la pelirroja de mi prometida. En su lugar, hay una castaña más pequeña que Lara que me mira espantada, que está gritando... y que está desnuda.

—¡Perdón, debí haber tocado! —digo alarmado mientras cierro la puerta y escucho sus gritos furiosos.

—¡Eso deberías haber hecho! ¿Acaso tu madre no te enseñó a tocar? —dice del otro lado de la puerta. De verdad estoy apenado, consternado y sorprendido. Aquella mujer es hermosa y por un momento no puedo sacar la imagen de su cuerpo de mi mente.

La puerta se abre y la veo con una bata morada con puntos blancos muy gruesa, sus ojos color miel me miran enojados y divertidos a la vez. Sus labios se curvan y me regalan una media sonrisa. El olor a shampoo y a fresas me impacta y me embriaga. Ella me habla y salgo de mi ensueño

—Así que... cuñadito —se ríe demasiado divertida por la situación—. ¿Así es como sorprendes a mi hermana? —caigo en razón... Ella es Bonnie. No puedo estar pensando así de ella.

Santo Hipócrates.

—¿T-tú eres Bonnie?

—Esta mañana lo era —dice ella, sonriendo y riéndose de mi pregunta. No se parece en nada a Lara—. Mucho gusto, soy Bonnie McAllen pero dime Bo, encantada de conocerte —dice mientras me tiende su mano para agitarla. La tomo y una corriente eléctrica me recorre entero.

—Soy Dylan O'Brien, el gusto es mío —respondo un poco más calmado.

—Bueno, Dylan, parece que esta es la manera formal de conocernos, no pienses que verme desnuda es suficiente presentación —comenta ella y se pone colorada mientras lo dice. Yo me río inevitablemente—. Lara fue por pasta y no tardará. Mejor voy a cambiarme, estoy toda mojada y hace frío —dijo antes de salir corriendo y dejarme ahí parado y estupefacto.

Escucho que la puerta se abre e inmediatamente decido olvidar mis pensamientos de hace un rato. Bajo las escaleras y veo a Lara sonriendo mientras deja las compras en la cocina. Cundo me ve, su sonrisa se ensancha.

—Hola, amor —dice mientras se acerca a mí y me besa. La acerco más a mi cuerpo y enredo mis dedos en su cabello—. ¿Ya conociste a Bo? —pregunta y los recuerdos de hace unos minutos vienen a mí... Sonrío.

—Sí, no es nada parecida a ti —comento sorprendido.

Lara es pelirroja y alta, sus ojos son café oscuro. Es serena y seria. Cuando la conocí me costaba mucho trabajo sacarle una sonrisa. Bo es castaña y pequeña. Sus ojos son color miel. Risueña, por lo que pude notar. Cuando la conocí estaba desnuda.

—Mi mamá dice que es igual a la abuela, sobre todo en la personalidad. Dice que las dos eran igual de tercas, soñadoras y risueñas. Según ella soy la más seria de las dos —dice mientras me da otro pequeño beso—. ¿Me ayudas a preparar la cena?

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Estamos sentados en la mesa teniendo una agradable cena con pasta y vino.

—Lara, esto está delicioso. No puedo creer que lo hayas cocinado tú. Hace unos años incendiaste la cocina pero mírate ahora... Supongo que Dylan tiene que ver con esto —comenta. Me mira y sonríe.

—Dylan es un excelente chef —dice besando mi mejilla. Sonrío y la beso de vuelta.

—Ustedes dos son tan tiernos —dice Bo sonriendo y suspirando—. ¿Cuándo es la boda?

—Todavía no tenemos nada planeado —respondo—. Esperamos que sea lo más pronto posible.

La conversación fue amena y divertida, sobre todo porque Bo se reía mucho y siempre tenía tema de conversación. Hacía mucho tiempo que el silencio no predominaba en la cena. Con Lara, siempre cenamos en silencio. No me malentiendan, no estoy comparándolas... Sólo que son tan diferentes que incluso me cuesta creer que sean hermanas.

"Pero lo son y te vas a casar con la mayor'' me dice mi subconsciente. 

Los hechos me golpean. Bo es mi cuñada y nada más. Aunque me sintiera atraído, que no es el caso... supongo, ella está prohibida. Eso lo tengo muy en claro.

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Todos estamos en nuestra respectiva habitación pero yo no puedo dormir. Doy vueltas en la cama sin poder cerrar los ojos.
Lara está abrazada a mí.

Recuerdo que cuando la conocí su cabello fue lo primero que noté. Era largo y liso, brillaba mucho y olía a chocolate. Era y es como una estrella en mi vida. La amo y por eso me voy a casar con ella.

¿No?

Me rindo en mis intentos de poder dormir y decido bajar  a la cocina por un vaso de agua. Me sorprendo al ver a Bo sentada en la barra con una cerveza en la mano.

—¿Tampoco puedes dormir? —pregunta mirándome.

—Supongo que no te gusta la leche caliente —bromeo señalando la cerveza.

—Te ayuda a dormir mejor que cualquier bebida caliente —sonríe. Me sirvo el vaso de agua y me siento a su lado—. La casa es muy bonita.

—Gracias, la decoración estuvo a cargo de Lara.

—Lo sabía —murmura por lo bajo, dándole un sorbo a su Dos Equis.

—No entiendo a qué te refieres.

—Es bonito pero es todo muy serio y sin vida. Deberían poner un poco de plantas o flores... Se verían preciosas. ¿Te gustan las flores?

—Sí, mucho —contesto, viendo hacia el techo—. Pero casi siempre me la paso en el hospital y no me da tiempo de cuidarlas. A Lara no le gustan.

—Es una lástima... deberías comprar algunas ahora que me quedaré aquí un tiempo. Puedo cuidar de ellas si ustedes dos están ocupados —se baja de la barra y tira la botella en la basura—. Buenas noches, Dylan.

—Buenas noches, Bo.

Prohibido | Dylan O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora