uno - reina de la ironía

1.5K 130 8
                                    

_____________________________

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

_____________________________


SEIS MESES DESPUÉS

Hacían seis meses y cuatro días desde que me había escapado. Lo que me resultaba gracioso, visto el número que formaba. Aceptaba que tal vez no lo era, pero me había decidido a mirar el lado bueno a las cosas. Y si no le encontraba el lado bueno, pues le encontraba el lado gracioso. Eso me llevó a tener cierto sentido del humor que muchos encontrarían... peculiar. Lo que, también, me describía a la perfección, y era algo a lo que me acostumbré con facilidad.

Claro que peculiar era un adjetivo bastante generoso para describirme. Muchos preferían rarita. Loca. Monstruo.

Y a mí no me importaba.

Como reina de la ironía—coronada por mí misma—acomodé mi vestido negro que tenía estampadas unas grandes letras formando la palabra MONSTRUO, por sobre el rostro de Frankenstein. Me aseguré de que mi celular estuviera en modo silencioso, y saqué mis lentes de sol de mi pelo, para asegurarlas sobre mi rostro. Debía de parecer uno de esos imbéciles que los utilizan las veinticuatro horas porque se creen muy cool para ser reales, ya que era cerca de medianoche, pero vista la oscuridad que reinaba a mi alrededor, no me quedaba otra alternativa.

Sabía que eso no sonaba muy lógico. La razón por la cual debía usarlos, era porque en la oscuridad, podía ver a la perfección. El problemilla era que mis ojos cambiaban de su color completamente normal, a dos faros violetas que no hacían más que declarar lo obvio; soy un monstruo.

Mis increíbles botas negras de tantos centímetros—que me tomaron más de lo que me agradaba admitir aprender a usar—resonaron sobre el pavimento viejo lleno de grietas. Una fuerte ráfaga de viento me envolvió, y un trueno resonó en mis tímpanos, señalando que llovería de un momento a otro. Deseaba que no fuera así, porque había pasado una ridícula cantidad de tiempo arreglando mi pelo para que se arruinara. Me ajusté los botones de mi abrigo, suponiendo que debía hacer frío que no era capaz de sentir. Si no había temperaturas bajo cero, el invierno no me afectaba.

Cerca de mí observé un contenedor de basura que desprendía un olor asqueroso. Un tipo salió de un bar cercano tambaleándose, chocándose contra el contenedor, pero en vez de alejarse, se apoyó contra la pared hasta sentarse sobre el suelo. Estaba claramente ebrio.

Me atuve de hacer una mueca de asco, mientras continuaba caminando. La zona en la que me encontraba estaba lejos de ser pintoresca, y era tan segura como nadar en un pantano lleno de cocodrilos. Aunque no para mí, por suerte. Estaba un noventa y nueve por ciento segura de yo que era lo más letal de los alrededores.

Continué por la estrecha calle ya vacía, oyendo la música amortiguada que escapaba de los varios clubs cercanos. Saqué mi móvil para cerciorarme de que estaba yendo por el lugar correcto, antes de esconderlo en mi escote. Dudaba necesitarlo si se presentaba una emergencia, pero prefería tenerlo oculto.

a fateless curse ⋄ wanda maximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora