Capítulo 9

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Lloré, lloré como no lo había hecho antes, todo era tan confuso, hace unas horas mi corazón latía a mil por hora y ahora ya no quería ni latir, tenia lágrimas cubriendo mi rostro, tenia el corazón destrozado y quizá no vuelva a ser el mismo, quise dejar de pensar en él, lo único que haría sería dañarme más, pero lo único que se me venía a la mente era ÉL, nuestros paseos, el baile, mi cumpleaños, todo; todo me recordaba a él; quizá era mi culpa, yo lo dejé ser tan importante para mí, Angelica tenía razón, soy muy joven para buscar a alguien, soy muy joven para el corazón roto

Después de un rato quede medio dormida, en un trance del cual no me hubiera gustado despertar, pero alguien lo hizo, alguien me despertó

— Mademoiselle, se encuentra... ¿Peggy? — dijo Lafayette, quien apareció dela nada con un paraguas

— ¿Lafayette? ¿Qué haces por aquí? — pregunté tratando de cambiar de tema

— Me encanta pasear bajo la lluvia, es relajante, déjame llevarte a casa — dijo el extendiéndome una mano

— No te preocupes, no quiero ir, no ahora — dije limpiando mi rostro y tratando de secar el agua de mi vestido

— Entonces ven, acompáñame en una caminata, no te pienso dejar allí sola

— Está bien — lo seguí en silencio, el me cubría con el paraguas mientras mojaba parte de su cuerpo — Te estás mojando — susurré lo suficiente como para que me oyera

— No te preocupes, soy un soldado, he peleado debajo de la lluvia— dijo mientras me veía y me ofrecía una cálida sonrisa

Le sonreí de vuelta, pero debe haber parecido alguna especie de mueca, porque no dijo nada al respecto, solo se enfocó en el camino y siguió adelante

— Peggy, tengo que hacer algunas compras, si deseas te dejo en casa y yo realizo las compras — dijo cortando el silencio incómodo que se había formado minutos antes

— Oh, si deseas te puedo acompañar, no tengo nada que hacer, y quisiera despejar mi mente un rato — dije algo apenada

— Oh, perfecto; pasaremos al mercado del pueblo a comprar algunas cosas, se me acabo el suministro de comida — dijo sonriendo

Nos dirigimos conversando al mercado, y compramos algunas verduras frescas, y algún vino, que según Lafayette ayudaba en la digestión de la comida, rápidamente esos silencios incómodos iban desapareciendo, creando unos momentos reconfortantes, por un momento todo lo que había pasado con John salió de mi mente, me reía demasiado con Lafayette, sus ocurrencias eran impactantes y pedí la cuenta de tiempo, dejo de llover, y se había oscurecido en casi su totalidad

— Lafayette — susurré tratando de llamar su atención

— Dime Peggy — me miró con la cabeza algo inclinada

— Creo que es algo tarde y debería volver a casa — dije frotando mis brazos

— Oh, está bien, yo te llevo — dijo con una sonrisa emprendiendo el camino a casa

Llegué a casa y me gané un grito de Angelica por mi desaparición, no quise dar excusas, ni contar nada, así que solo pedí perdón y me dirigí a mi habitación, saqué el diario, el que me había regalado Angelica, traté de escribir sobre mi día, pero era en vano.

Taché lo que había escrito, no pensaba confesarle mis sentimientos a un libro, lo dejé en una pequeña mesa que tenía al lado de mi cama y encontré un ramo de girasoles, supuse de quien sería, tenía un sobre al lado, no sabía si leerlo o no. Opté por no alimentar mi dolor y decidí prepararme para ir a dormir, me puse un suave pijama y me recosté, quizá algún día tome el valor de leer la carta de John, pero ahora estaba oficialmente destrozada como para leerla.

A la mañana siguiente empecé a pensar sobre volver a ser la sombra de mis hermanas, no me divertía tanto, pero tampoco había sufrido tanto; terminé decidiendo en qué nadie más entraría a mi corazón de manera sentimental, quizá deje que John entrara de manera apresurada y no medí las consecuencias, pero de los errores se aprende ¿o no? Hoy sería un nuevo comienzo, no importa que pasara, siempre llevaré una sonrisa en el rostro, baje a saludar a mis hermanas y a desayunar algo, me arreglé y estaba dispuesta a salir de casa a comprar algunos recados, sonriente caminaba dirigiéndome al pueblo, a comprar los vegetales y cosas de primera necesidad que estaban en la lista, pasé por las tiendas lentamente comprando las cosas de la lista; cuando iba a emprender el camino de regreso, me encontré con el señor que vendía flores en el pueblo

— Buenos días señorita, ¿se le ofrece algo? — canturreó el vendedor sonriendo

— Quisiera unos girasoles — dije mientras sacaba la monedas para pagar

— Una dama no debería comprar flores para ella misma — se sentía un marcado acento francés detrás mío

— ¡Lafayette! — dije girando mi rostro sorprendida — ¿qué haces por aquí?

— Ayer me faltaron hacer algunas compras, porque cierta dama se llevó mi atención — dijo mientras me entregaba los girasoles, los cuales no me dejó pagar

Le sonreí de vuelta, y decidimos dar una caminata por el pueblo mientras le acompañaba a hacer las compras que le faltaban, nos reíamos muchísimo, y aunque pareciera extraño, de verdad parecía un nuevo comienzo, tenía un nuevo gran amigo, y lo apreciaba demasiado.

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He estado súper ocupada últimamente y carente de inspiración, pero voy haciendo todo lo posible para tenerla de vuelta

Sé lo horrible que es cuando un autor deja de actualizar. 💔

Atte. La autora 💙

Siempre te encontraréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora