Capítulo 7

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Me quede sorprendida unos minutos, mis hermanas junto a mi padre habían planeado un baile sorpresa para mí, saludé a los presentes, me felicitaban por mis 20 años, la verdad me sentía algo confundida y quizá un poco incómoda, estaba siempre acostumbrada a ser la sombra y de un momento a otro pase a ser el centro de atención, sonreía a las personas que me saludaban y les devolvía el saludo, vi a mis amigos, en realidad, amigos de Angelica y Eliza: Alexander, Hercules y Lafayette, no vi a John, me imagino que no ha podido venir, quizá un poco de tristeza se expresó en mi rostro

— Estoy seguro que en la nota dije que quería verte sonreír hoy — alguien dijo detrás mío — Feliz Cumpleaños Peggy

— ¡John! — fui y lo abracé, quizá un poco fuerte, pero la presión de las personas y la mera idea de que no estaba aquí me hacía sentir apagada

— Creí que no vendrías — dije soltando el abrazo y juntando mis brazos a las alturas de las costillas

— Me tardé un poco porque tenía que recoger esto — y se mete la mano al bolsillo y saca una cajita — Ten, tú regalo oficial de cumpleaños Peggy

— Gracias John, no te hubieras moles... — Abrí mis ojos al ver el regalo, era el anillo, la misma sortija que vi en la tienda hoy, la misma que vi en mi sueño

— ¿Peggy? ¿Estás bien? ¿No te gusta verdad? Debí comprar la otra, pero compré está porque tenía tu color favorito, si deseas la cambiamos para que — lo callé con un abrazo

— Gracias John es hermosa — dije mientras lo abrazaba — me encanta, no te preocupes ¿si?

— Está bien — dijo correspondiendo al abrazo — ¿como la estás pasando hoy?

— Muy bien, alguien me ha dejado unas hermosas flores en mi habitación, debo decir que tiene buen gusto — dije sonriendo

— Ah ¿si? — dijo siguiéndome el juego — debe ser alguien muy guapo — mientras sonreía y se ponía en una pose graciosa

— Puede ser, pero ¿quién será? — mientras colocaba mi mano en el mentón 

— Será un misterio jamás resuelto — dijo sonriendo — por cierto, te ves hermosa

— Tu también y ves radiante — sonreí

— ¿Me permites esta primera pieza de tus 20 años? — dijo ofreciéndome su mano

— Suena exquisito — tomé su mano y nos dirigimos a la pista de baile, danzábamos al compás del vals que la banda nos ofrecía, cada vez lográbamos una mejor conexión en el baile.

Nos desplazábamos con tanta soltura y comodidad, que de verdad parecía que nos conociéramos de años, como si hubiéramos construido un pasado juntos y este momento sólo era una extensión de aquel pasado, entablábamos pequeñas conversaciones mientras bailábamos, halábamos de lo que hacíamos y de lo que podríamos hacer después; terminada la pieza, decidimos sentarnos a tomar algo, seguíamos conversando sobre la vida y los nuevos retos que nos vendrían; luego volvimos a la pista de baile y estuvimos allí algo de una hora y regresamos a sentarnos, no me cansaba de conversar con él, entendía como me sentía, entendía todo de mi, y yo cada vez iba descifrando más al chico de las pecas.

Estuvimos conversando muchísimo que siendo sincera el tiempo no lo sentí correr, habíamos conversado 2 horas completas y no parábamos, se acercaban las 12 pm, decidí ir al baño para retocar un poco mi cabello y arreglarme en general, cuando salí vi a John en el escenario con una copa, me dirigí a mi asiento

— Perfecto, me encantaría hacer un brindis por la cumpleañera ¡Peggy Schuyler! — anunció con voz fuerte, mientras los demás aplaudían y giraban al verme — por sus 20 años y los años que le esperan, para que todos sean llenos de felicidad y esperanza ¡salud!

— Salud — respondieron y comenzaron a tomar de sus copas, hice lo mismo mientras John se acercaba a mí

— Peggy, ¿me harías el honor de acompañarme a un lugar más privado para poder conversar? — me sonrojé ante tal proposición ¿a qué se refería? — no es lo que estás pensando — comenzó a reírse mientras yo m ponía como un tomate

— Está bien — acepté, agarró mi mano y me llevó a uno de los jardines del salón

— Espera, necesito que no veas — saco un delicado pañuelo de su bolsillo y me vendó los ojos

Me guió a ciegas y me llevo unos cuantos metros más, me ayudó a sentarme, por lo que podía percibir era una tela y después de un rato me quitó la venda, todo era maravilloso, habían velas, platillos con postres, un vino; una especie de comida al aire libre sentados sobre una tela, era hermoso; él se sentó al frente mío

— Vamos a brindar — dijo él mientras me pasaba una copa de vino — por ti

— Basta de brindar por mi, también brindemos por todas las personas que me importan, mis hermanas, mi familia, mis amigos y por ti — dije mientras alzaba mi copa de vino

— Está bien, brindemos por nosotros, para que en el futuro podramos contar la historia de esta noche — juntamos nuestras copas formando un suave sonido y bebimos el vino

Nos sentamos a conversar y a comer algunos deliciosos postres, eran riquísimos, mis favoritos

— John, ¿de donde sacaste tantos postres y tan deliciosos? — pregunté mientras llevaba una pequeña tartaleta a mi boca

— Puede que haya recibido un poco de ayuda — dijo haciendo un gesto con su mano — tus hermanas son una excelente ayuda

— Hablando de ellas, deben estar preocupadas, ¡desaparecimos de la nada! — dije aterrada

— No te preocupes, ellas saben todo — dijo ofreciéndome otra tartaleta de fresa

Me senté y me relajé mientras disfrutaba los postres, John se recostó a mi lado y comenzó a mirar el cielo

— Recuéstate Peggy, las estrellas están hermosas — vi su rostro animado mirando las estrellas, parecía un niño; esto era perfecto, ambos nos recostamos a mirar el cielo, era tan relajante, tan pacífico

Nos quedamos mirando el cielo y la oscuridad de este, mirando las estrellas en su máximo esplendor, brillaban en el cielo, giré mi rostro lentamente a ver a John, su perfil siendo iluminado por las estrellas, sus ojos con el brillo de emoción tal cual como niño; al parecer se dió cuenta que lo veía, giró su rostro y me sonrió, le devolví la sonrisa

— ¿Tienes frío?— preguntó al verme dándome un poco de calor con mis brazos

— Un poco — dije abrazándome

— Ten — se sacó el saco y me lo puso sobre los hombros

— Gracias — murmuré mientras me volvía a recostar

— ¿Sabes? Este silencio no es incómodo para mí, es lo contrario, me da seguridad

— John, gracias por todo — lo abracé otra vez

— Gracias a ti, por estar aquí — mientras me daba un ligero beso en la mejilla — creo que es algo tarde, Angelica me colgará si se da cuenta

Me reí y regresamos al salón juntos, fue un bello día, hoy definitivamente no fui la sombra de nadie. Regresamos a casa y mis hermanas me miraban y a reían, las ignoré, estaba exhausta. Me recosté y me dediqué a dormir. Bien Peggy, tienes 20 años y hemos empezado bien.

Siempre te encontraréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora