Capitulo 1

623 63 13
                                    

Desperté en mi habitación, suspiré cansada, otro día más siendo la sombra de Angelica y Eliza, son mis hermanas y las adoro más que a nadie, pero suelo sentirme una sombra junto a ellas, baje perezosamente las escaleras de mi habitación hacia el comedor, donde estaban mis hermanas totalmente aseadas y preparadas para un nuevo día, ¡yo acaba de despertar! En fin, caminé lentamente hacia mi asiento en el comedor, donde tomé un café para relajarme y despertar lentamente, escuché los reproches de Angelica: "Una señorita no debe tomar café, y por qué te encuentras somnolienta, ¡son las ocho de la mañana! Has perdido medía mañana ¡durmiendo!". Me resigné a escucharla y asentir con la cabeza mientras dentro mío sentía la satisfacción del café ingresando a mi ser, dándome la energía diaria que necesito; terminé de desayunar y me dirigí a mi habitación a tomar un baño.

Hoy sería un día largo; tenía que acompañar a mis hermanas a la costurera para recoger los vestidos para el baile de mañana, al cual yo también estaba invitada, pero no me gustan esos eventos, de igual manera la costurera me elaboró un vestido; las acompañé y observaba los hermosos vestidos que realizó para mis hermanas, sin duda se veían hermosas, Angelica tenía un hermoso vestido rosa que resaltaba su morena tez, Eliza un precioso y detallado vestido celeste, y cuando vi el mío, quede impresionada, era color amarillo, pero no amarillo fuerte y chillón, totalmente lo contrario, uno pastel, con detalles de encaje perfectamente ubicados, Angelica y Eliza notaron la impresión en mi rostro.

— Peggy, cariño ¡es hermoso! — exclamó Eliza tocando delicadamente cada detalle

— Deberías probártelo, te quedará hermoso — dijo Angelica

— Está bien — susurré nerviosa, qué sucedería si no se me veía bien, entraría en crisis, probablemente lloraría, si no me queda ¿qué pasaría? "Peggy, cálmate, está echo a tu medida"

— ¿Peggy? — preguntó Eliza, pasando suavemente su mano al frente de mi rostro

— Oh, sí — dije despertando de mi trance — Estaba pensando algunas cosas
Era el momento, me dirigí a la habitación para las pruebas de costura y me lo puse, tenía miedo de abrir mis ojos "Muy bien Peggy, el momento de la revelación" Los nervios me estresaban de sobremanera, fui abriendo mis ojos lentamente y no podía creerlo, ¿quién eres? Pregunté al trozo de cristal en frente mío, no podía creerlo, ese vestido era hermoso, estaba hecho para mí. Sonreí y me observé al espejo en todos los ángulos posibles, no le encontraba ningún defecto...

— Peggy, ¿estás bien? Tienes algún problema con el vestido — preguntó mi hermana tocando la puerta del cuarto de las pruebas

— Para nada, ya salgo — tome una bocanada de aire y me dispuse a salir

Abrí la puerta y vi los gestos de mis hermanas, estaban igual de atónitas que yo cuando me vi en el espejo, les sonreí y di una vuelta suave, la costurera se acercó, fue dando vueltas alrededor mío sonriendo observando el vestido.
— Se te ve preciosa — Dijo con una calidez
— Me encanta — dije sonriendo

Decidimos que estaba perfecto y nos levamos bustos vestidos a casa, empezamos bien, hoy, hasta ahora, no he sido la sombra de las "Schuyler Sisters". Llegamos a casa y coloqué el vestido en mi habitación de manera que no se haga daño, era perfecto, salí de mi habitación hacia la sala, encontré a mis hermanas hablando animadamente del baile, era mi decisión ir o no, ahora estaba confundida, podía elegir no ir y quedarme en casa descansando; o podía ir y usar el hermoso vestido.

— Peggy, ¿ya tomaste una decisión sobre el baile? — preguntó mi hermana mayor

— Aún no estoy segura, me encantaría usar el vestido — dije frustrada por no poder tomar una decisión tan simple

— Deberías ir, quizá podrías conocer a alguien — Eliza comenzó a sonreír y a apretar mis mejillas, mientras yo me convertía en un tomate

— ¡Eliza! Peggy es muy pequeña aún como para buscar pareja — lo cual provocó que mi rostro fuera más rojo aún

— Si iré — dije suavemente, distrayéndolas de su pequeña discusión sobre mi "madurez" — tengo 19 años, no me pasará nada

— ¡Qué bien! — celebró Eliza sonriendo u dando pequeños aplausos

La charla sobre el baile terminó allí, nos dirigimos a comer algo y luego a leer un rato y a hablar de la revolución, como solía hacer Angelica hablaba sobre su idea revolucionaria y Eliza más sobre cómo ayudar al mundo a ser mejor, yo tenía otras cosas en la cabeza, tenía un problema... No tengo idea de cómo se baila. Me levanté y me dirigí a la pequeña biblioteca que teníamos en casa, buscaba un libro... algo que me enseñará a bailar, después de un rato, cansada por no encontrar nada sobre la danza, me recosté en la alfombra resignada. Después de unos minutos llego Eliza y me preguntó sobre mi extraño actuar de hace unos minutos, negué que sucediera algo y seguía recostada.

— ¿Estas segura? Sabes que puedes pedirme ayuda cuando puedas — dijo ofreciéndome una cálida sonrisa y su mano para poder levantarme

— No es nada — dije suave — Solo que no se como bailar — respondí avergonzada, vi la reacción de Eliza, a un inicio algo confundida y luego puso una sonrisa tan maternal, me sonrió y me levantó, me recordaba a mi madre, la extrañaba y mucho.

— Yo te enseñaré — dijo Eliza decidida, se levantó y nos posicionamos — Ten en cuenta Peggy que es una cuenta simple, un vals, tiene 3 tiempos, suele ser lento, así que empecemos por lo básico.

Estuvimos practicando algo de dos horas y decidimos descansar, agradecí a Eliza y le dije que era suficiente y más, decidí ir a mi habitación a descansar, mañana va a ser un día especial.

Siempre te encontraréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora