Capítulo 12

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Desperté con ansiedad, creo que ya es momento de que lea la carta, prefiero hacerme daño ahora, que volver a sufrir en un futuro, cogí la carta que tenía a un lado, la primera, la abrí suavemente y me preparaba mentalmente para lo que estuviera escrito

"Querida Margarita, (no sé si deba llamarte Peggy después de el dolor que te causé y probablemente la repugnancia que tengas hacia mi persona)

Sé que no querrás verme, pero quiero aclararte algunas cosas las cuales prefiero enumerarlas, es más sencillo para mí; sabes bien que nunca tendré la capacidad de Alexander de poder escribir párrafos abundantes en palabras.

1. Nunca me dejaste terminar lo que estaba diciendo ese día, y no lo escribiré, prefiero decírtelo directamente
2. Los mejores días de mi vida los he pasado a tu lado, con cada momento que hemos tenido
3. Soy muy cobarde como para ir a buscarte y a decirte todo lo que siento por ti
4. Puedo jurar que jamás quise herirte, incluso, una de mis metas es hacerte sentir la mujer más feliz de este mundo, sea conmigo o no

Gracias por dejarme ser feliz estos últimos días a tu lado.
Atte. John Laurens"

Sentía las lágrimas empapando mis mejillas, respiré profundamente y guardé el papel en el sobre, limpié mis lágrimas y me levanté a tomar un vaso de agua, en la tarde leería la otra.

Desayuné en calma y me fui a hacer jardinería, me entretuve en las plantas, hace unos días había empezado a cultivar mis propios girasoles, coloqué una manta en el pasto a un lado y me recosté a leer un poco y a cantar; caí dormida y desperté unas horas después, ya habría pasado el momento de almorzar, entré a la cocina a ver si quedaba algo de comer, caminaba posando las yemas de mis dedos en la gran mesa del comedor, sintiendo la textura de a madera, en mi mente aún habían muchas cosas que debían aclararse, no sabía si tomarme mi tiempo en hacerlo o tomar una decisión apresurada y rápida; haré las cosas bien esta vez, me tomaré mi tiempo, y si en realidad hay alguna posibilidad, lo entenderá.

Almorcé en calma y subí a darme un buen baño, salí del baño cubierta con una toalla y me recosté en mi cama a pensar un rato, observé la carta de John, la que no alcancé a leer, hoy no, tenia que tomarme mi tiempo, luego me dirigí a la habitación donde estaba el piano, Eliza me enseñaba a tocar un poco cuando era más pequeña, solíamos cantar un montón de canciones, traté de recordar todas las que podía y con mis dedos sobre las teclas le daba una melodía única, quizá fallé en algunas notas, hace unos años deje de tocar el piano y mi mente solo atesoraba la diversión que pasaba con mis hermanas sentadas en el piano.

Pase el resto del día recordando las antiguas canciones, tarareándolas y cantándolas, ya nadie usaba el piano y esta habitación estaría prácticamente empolvada, si no fuera porque vienen a hacerle mantenimiento cada cierto tiempo, decidí que la decoraría y adaptaría para poder usarla, en una hoja de papel, comencé a hacer una lista de lo que colocaría y como pondría las cosas, y termine haciendo un diseño, con la hoja de papel en mano, me dirigí a mi habitación, era tarde y quería dormir, me puse pijama y me recosté, caí dormida rápidamente, desperté en la madrugada, algo me tenia inquieta, el tema de John, teníamos que aclarar todo, de una vez, y dejar este tema sellado, mañana iría a hablar con él.

No recuerdo el momento en el que me quede dormida, desperté con una sensación de ansiedad y nerviosismo, desayuné rápido y me alisté para ir a hablar con John, una parte de mí está emocionada y la otra asustada, y por alguna razón no salía de mi mente Lafayette, él sin duda alguna ha estado para mí mi cuando dejé de tener esperanzas, cada vez pensaba más, es incómodo, me resigné a seguir el Olán que realicé en la madrugada, quizá me arrepienta de esto, y sin darme cuenta ya estoy a dos puertas de la casa de John, decidí tocar la puerta sin pensarlo mucho, después de unos segundos alguien abrió la puerta

— ¿Peggy? ¿Qué haces aquí? — habló un John sorprendido con los ojos abiertos , su voz se escuchaba distinta, más pesada, más ronca

— Vine a hablar contigo — dije sintiéndome minúscula ante sus ojeras que marcaban sus ojos

— Oh, claro, pasa, perdona por el desorden, he estado algo distraído últimamente que he descuidado el orden de la casa — dijo disculpándose, el lugar estaba igual que la última vez, pero más empolvado, parecía que las cosas no habían cambiado su lugar

— No te preocupes — dije algo ansiosa, el nerviosismo estaba en el aire, después de unos minutos traté de romper el silencio — He estado pensando muchísimo en la situación en la que acabó todo, y creo que te debo una disculpa por haber reaccionado de esa forma, no es por excusarme ni nada, pero me sentía muy mal y no quería que me vieras en esa posición — sentí unas lágrimas formándose y deslizándose por mis mejillas

— Creo que la disculpa te la debo yo, fui un total idiota al dejarte ir y no buscarte, mi mente ha estado torturándome todo este tiempo por haberte perdido de esa forma, cuando te perdí, por alguna razón también perdí las ganas de hacer las cosas, descuidé casi todo, me sentía vacío, yo no quiero alejarme de ti, estos días sin poder verte sonreír han sido eternos — acercó sus manos a mi rostro, y lentamente limpió mis lágrimas con sus pulgares, levantó mi rostro y vi sus ojos, los cuales había estado evitando ver, se veían tan frágiles, y claramente podía ver las lágrimas que querían salir de sus ojos, verlo tan frágil, tan roto, me destrozó el corazón, me sentía culpable; sin pensarlo, me lancé a sus brazos, tenía que abrazarlo, hacerle sentir que estaba protegido, y apoyando mi mentón en su hombro me rompí, comencé a llorar, lloré todo lo que pude, mientras sus brazos sostenían mi espalda con fuerza, lo había extrañado, extrañaba sentir su cercanía, extrañaba esa sensación de comodidad que él me daba, lo extrañaba a él — yo... te quiero Peggy, muchísimo — susurró tímidamente

— Yo también John — dije soltándome del abrazo y dándole un tímido beso en la mejilla

— Me gustaría aún más si fuera aquí — dijo besando suavemente mis labios, la sensación de la otra vez volvió, y con más intensidad, sentía seguridad, comprensión, toda la ansiedad y el nerviosismo desaparecieron, sus labios eran suaves y se movían a un ritmo suave y cargado de sentimientos, era especial, mágico.

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He vuelto, lamento haberme tardado demasiado, he tenido algunos días ocupados y se me hizo complicado concentrarme y buscar información, he estado pensando en hacer un libro de one shots de hamilton, y quizá lo realice, y si quieren que lo haga, me avisan sobre sus shipps favoritos.

Atte. La autora 💙

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