Peggy conoce a John y automáticamente tienen una conexión única, ¿será que algún día expresen lo que sienten?
Laureggy (John Laurens x Margarita (Peggy) Schuyler)
#Hamilton
Pasaron los días, y yo me sentía como una niña en algún cuento de hadas, como las historias que mi madre me contaba, cuando era niña, donde la princesa encontraba a su príncipe y eran felices para siempre, John era muy atento, cariñoso, pero solo eran cortejos, no sabía que éramos, él me visitaba, pasábamos horas en la habitación del piano, leíamos o tocábamos el piano, tarareábamos melodías y hasta bailábamos vals, obviamente estallábamos en risas ante nuestros errores, eran los días perfectos.
No sabía que había sido de la vida de Lafayette, no lo veía hace mucho, después de unos días vino a despedirse, dijo que se iría a Francia a arreglar unos asuntos allá, definitivamente lo extrañaría, no pude evitar llorar ante su despedida, me entregó una carta
— Iré a liberar a mi país de el poder inglés, no estoy seguro de cuándo volveré, ni siquiera sé si volveré. Peggy, has sido una de las mejores personas que he conocido en toda mi vida, sin duda me hubiera encantado tener la oportunidad de conocerte mejor y vivir una infinidad de experiencias contigo, je ne t'oublierai pas; abre la carta si es que no sabes de mí en un mes — dijo con los ojos cristalizados, y con la mirada perdida, estaba evitando mirarme, estaba evitando llorar, al verlo tan vulnerable no pude, estallé en llanto, me vio con unos ojos tristes, sus lágrimas recorrieron silenciosamente sus mejillas
— Yo, no se que decir — sollocé y me aferré a sus brazos, no podía dejar de llorar, sentí sus brazos estrecharme hacia él con fuerza, un abrazo sincero, él ha estado para mí en todo momento, estuvo cuando sentí que no había nadie, me dedicó una sonrisa y se ofreció a apoyarme, uno de los mejores chicos que podía haber conocido en toda mi vida, sin duda me hubiera encantado tenerlo a mi lado muchísimos años más — yo te extrañaré, muchísimo; prométeme que te cuidarás, escríbeme cuando puedas, y sobre todo, no me olvides.
— Je le promets — dijo mientras me daba un último abrazo, un beso en la mejilla y un girasol con una carta — recuerda ser tú misma
— Por supuesto — sonreí tristemente, no podía creer que esta persona tan extraordinaria se iría y no sabría si volvería a verlo algún día, sin duda una de las despedidas más tristes de mi vida, ví como él se alejaba caminando lentamente, con la cabeza gacha y a paso lento, abracé la carta y el girasol, me aferré a ellos, era lo único que me quedaba de él, ademas de un montón de recuerdos.
Después de la despedida me encerré en mi habitación en lo que quedaba del día, lloraba porque extrañaría a Lafayette, toda la felicidad de días anteriores con John se desvaneció, estuve encerrada en mi habitación y con todo cerrado, no entraba luz, perdí la cuenta del tiempo hasta que sentí que tocaban mi puerta
— Peggy, ¿estás aquí? — escuché la preocupación en la voz de mi hermana, pero no podía hablar, las palabras no salían de mi garganta, tenía un nudo en el pecho — Parece que no está, John
— ¿Habrá salido a algún lado?— se escuchaba la angustia en su voz, no quería ver a alguien, pero tampoco quería que se preocuparan o que creyeran que no estaba, con las pocas fuerzas que me quedaban, me levanté de mi cama y me dirigí a la puerta — Creo que iré a buscarla, quizá se perdió en el pueblo o Dios no quiera le pasó algo malo
— Estoy bien, estoy aquí — susurré abriendo mi puerta, me miraron y sus rostros tomaron una expresión de sorpresa, preocupación y confusión
— ¿Peggy? ¿Qué te pasó? — preguntó mi hermana y me abrazó, levanté mi vista, abrí mis labios para decir algo, pero automáticamente mis ojos se llenaron de lágrimas y no pude articular palabra alguna, esta vez John se acercó, limpio suavemente mis lágrimas con sus pulgares y me dio un beso en la frente
— Todo está bien, pequeña; todo está bien — dijo John abrazándome, me aferré a su brazo y rompí en llanto — ¿quieres hablar del tema?
John me hablaba de forma tan calmada y comprensiva, negué con mi cabeza suavemente respondiéndole a la pregunta, no estaba lista, él solo asintió, y me abrazó, mi hermana se excusó y nos dejó solos, estuvimos abrazados en el pasillo de mi habitación unos segundos más, entramos a mi habitación y nos recostamos en la cama, yo seguía sensible y el me trataba de calmar con caricias, nos acurrucamos en la cama y no sentí el momento en el que quedé profundamente dormida, desperté unas horas más tarde, me acordaba de que John estaba conmigo, estire mi brazo para poder sentirlo pero ya no estaba allí, me senté lentamente en mi cama y encontré una nota en la mesa de noche, al lado de la nota había un girasol
"Salí a hacer algunas compras, luego entenderás la razón, en la cocina te dejé algo para que desayunes, no estés triste pequeña, iré a visitarte más tarde. Atte. John"
Tallé mis ojos para poder despertar mejor, aún estaban hinchados, pero se pasarán con el tiempo, me metí al baño, me vi en el espejo, tenía los ojos ligeramente hinchados, el cabello desordenado, y una gran expresión de tristeza; decidí tomar un baño, me relajé y evité pensar en todo lo que sucedía a mi alrededor, la Peggy que existía hace unos días, ya no era la misma, decidí evitar de sufrir por Lafayette, él está luchando por una buena causa, y quiera o no, él no se rendirá. Después del baño, me vestí ligeramente y me dirigí a la cocina a desayunar, vi en la mesa una pequeña bandeja con unos huevos revueltos y un vaso de jugo, un desayuno simple, pero perfecto. Agradecí mentalmente a John y me fui a mi "guarida" a leer un rato y despejarme. Me acurruqué en una esquina con un montón de cojines y un libro, me hundí en las palabras del libro y me dejé llevar por los párrafos del libro.
Perdí la noción del tiempo, y desperté de mi trance cuando escuché que tocaban la puerta
— ¿Quién es? — pregunté porque no tenía ganas de levantarme a abrir la puerta
— Soy yo, pequeña — escuché la voz de John — dije que vendría a visitarte
— Oh, si, espera un momento — me levanté perezosamente a abrir la puerta, le indiqué que pasara, y que tomara asiento en algún lado
Entró con una canasta en manos, una canasta grande y cubierta, la dejó suavemente en el piso, fue por algunos cojines y los puso al rededor, abrió la canasta y sacó un mantel, lo extendió en el piso y empezó a sacar comida, postres, sándwiches, algo de beber; sonreí ante su acción, este chico era muy lindo.
— Quería que saliéramos a un picnic, pero con lo de ayer, creo que la mejor idea no sería salir, así que es un picnic interior — dijo emocionado y sonriendo.
No pude evitar conmoverme ante esa escena y con lo sensible que estaba no pude evitar lagrimear un poco, su rostro se sorprendió al verme así y me preguntó sobre mi reacción, dije que me hacía feliz y le sonreí mientras lo abrazaba, sin duda, me hacía feliz. Pasamos el resto de la tarde conversando y tratando de subir mis ánimos y lo estaba logrando.
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Les debo un montón de disculpas y explicaciones (las cuales en verdad no son muy relevantes) he estado ocupada con asuntos de estudios y tampoco he estado inspirada últimamente, pero ¡agradezco su apoyo! En realidad tenía media olvidada la idea de continuar con la historia, hasta que un día desperté y me encontré con un montón de notificaciones
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La verdad no esperaba un apoyo así, y no solo ella, algun@s lectores/as han estado leyéndola también, y la verdad me ha motivado a continuarla, muchas gracias por darme su apoyo, l@s adoro. Atte. La Autora <3