El momento... ha llegado

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Maria

Estaba segura de mi decision. Iba a salir de aqui hoy mismo. Nada iba a impedirme volver con Tyler... y mi madre, claro.

Sonriente corri hacia la bolsa de color negro donde estaba la ropa que Abdiel me habia prestado y la vacie completamente.

Un ruido metalico de algo chocando contra el suelo me hizo desviar la mirada. Un cuchillo, pequeño, con una extraña empuñadura con dibujos azules me llamo la atencion. Lo cogi con cuidado y lo observe detenidamente.

Si quiero escapar este cuchillo seria la perfecta arma para protegerme...

Con sumo cuidado deposite en cuchillo en el suelo para coger una pequeña funda, la que, seguramente, era del cuchillo, y la coloque junto a este.

Despues rebusque por todo el monton de ropa agrupado en el suelo y cogi una camiseta de tirantes negra, unos leggins del mismo color, mis tennis tambien oscuros y una chaqueta negra para proteger mis brazos.

Agarre todo y me encerre en el baño. Me vesti y me hice una coleta alta para evitar que el pelo fuera un estorbo. Cuando todo estaba colocado en su sitio sali del baño y me encamine, con paso seguro, hacia la entrada principal.

Mire fijamente a la puerta, y, con un fuerte grito de guerra me lance contra esta.

Una, dos, tres veces me lance contra la puerta, pero esta ni temblaba. Es imposible que por mas candados que tenga ni se mueva un poquito. Es como si yo fuera una hormiguita y la puerta un muro grueso imposible de tirar abajo.

-Solo vas a conseguir hacerte daño -Una voz femenina, bastante tenebrosa, me hizo pegar un salto del susto y ponerme en posicion de ataque- Bueno... parece que te has divertido estos dias...

-¿Que es lo que quieres de mi? -Le pregunte sin tambalear-

-Primero, a mi me tratas bien, y segundo, ¿Donde esta el idiota que te cuido?

-¿Abdiel? -Le pregunte extrañada por el insulto-

-Exacto.

-No lo se -Le mire desafiante-

-No importa. No me hace ninguna falta -De pronto empezo a correr hacia mi. Su mano, por delante, ardia en una llama de color rojo y su pelo flotaba por el aire-

Me tire al suelo para poder esquivar su “llama" y esta acabo haciendo un gran ahugero en la pared. Empece a sudar y el miedo se apoderaba cada vez mas de mi cuerpo. ¿Que demonios pensaba hacer esa mujer? ¿¡Queria matarme?!

Segui corriendo por toda la casa intentando esquivar todos y cada uno de los ataques que la pelirroja me lanzaba. Pero mis fuerzas se estaban agotando y cada vez me costaba mas correr.

-¡Ven aqui pequeña niñata! -Grito la fantasma lanzando mas y mas bolas de fuego- Se acabo, ya me he cansado

De pronto un alto muro de llamas me rodeaba, impiendome poder escapar. La temperatura, si ya era alta, ahora era casi inhumada. Mis ojos empezaron a arder y mi respiracion era cada vez mas pesada. Mis piernas temblaban y mi cabeza estaba a punto de explotar.

Pero, cuando creia que todo habia acabado y mis piernas iban a dejarme caer, el fuego comenzo a estinguirse lentamente, hasta que no quedaron mas que pequeñas llamas.

-¡Tu! -Grito la mujer-

Ante su cara de shock, decidi salir corriendo y esconderme detras del sofa.

-Intentaste engañarme... pedazo de insecto, te lo adverti... no juegues con fuego... pero no quisiste escucharme. ¡Ahora pagaras por ello!

Con disimulo y muy despacio saque la cabeza por encima del sofa. Mis ojos se abrieron de par en par y mi mandibula cayo al suelo al ver a Abdiel, con las dos manos embueltas en una llama de color azul que brillaba intensamente.

Caperucita NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora