Carlos no tenía grandes expectativas para esa noche, era sólo la fiesta de licenciatura: Mucha gente a la que no vería nunca más en su vida y un buen rato con sus amigos en el gimnasio municipal.
Sus amigos le fueron a buscar y se fueron caminando al gimnasio porque les daba lo mismo llegar tarde. No pararon de reír en todo el camino, era primera vez se veían con ropa formal. En el caso de Carlos, utilizaba el viejo traje de su papá combinado con la camisa blanca del liceo. Nada especial, para una cita nada especial.
La fiesta de licenciatura era un éxito, excepto para Carlos y sus amigos. No les gustaba la música y ya habían cobrado todos los vales por comida que les dieron al ingreso.
-Vámonos a mi casa -dijo uno de los amigos-, tengo cervezas.
Nadie se negó y partieron a la salida. Carlos se detuvo, de reojo había visto a esa chica, Elena, sentada al borde del gimnasio. "Qué raro" pensó. En los cuatro años de liceo nunca habló con ella por ser de otro curso, también porque nunca tuvo las agallas. Pero ahora, en la última instancia, no había nada que perder.
Se acercó tímidamente. No sabía qué decirle, menos aún qué le responderían.
-¿Quieres bailar conmigo?
La niña levantó la vista directo a sus ojos.
-No -le respondió y apartó la mirada.
Carlos tragó saliva y salió del gimnasio. No era primera vez que le rechazaban y quizás no sería la última, pero no le afectaba, se había quitado una duda y eso era importante.
Eso y sus amigos.
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Cuentos Cortos de Mediatarde
Short StoryCompilado de cuentos cortos que prefiero que estén acá que dispersos en Facebook