Cuentos Cortos de Mediatarde

El regalo

-Busca un regalo, Vicente, para tu primito.

Mi hijo inmediatamente se perdió entre los estantes de la juguetería. Mejor que imaginar qué le gusta a un niño es que otro niño te lo diga.

Al rato regresa Vicente con una pistola de agua de colores fosforescentes. Estoy seguro que a mi sobrino le encantará.

-Buenas tardes -saludó la empleada tras el mostrador-. ¿Cómo desea pagar el artículo?

"En efectivo" le respondí y le entregué el monto exacto. Volteo a ver a mi hijo. Él me mira fijamente a los ojos. Sé lo que va a venir.

-Papá quiero un juguete - dice en un susurro.

-¿Qué?

-Quiero un juguete, papá -dice elevando la voz-.

-No hijo, hay que ir al cumpleaños.

-Quiero ese, papá -apunta a un set de figuras coleccionables.

-No, no. Ya, vámonos.

-¡¡Papá quiero ese juguete, papaaaaaá!!

Vicente se lanza al suelo y comienza a gritar cada vez más fuerte. La empleada me miró con una mezcla de vergüenza ajena y compación. "Hijo levántate" le seguía insistiendo, pero no había caso.

-Bueno, ya. Te lo compro si esperas afuera de la tienda.

Mi hijo como si nada se levanta y sale al pasillo de la galería como si no hubiese pasado nada.

-Disculpe -le dije a la empleada.

-No hay problema, cada uno sabe cómo cría a los hijos. Aunque no sé comprarle el juguete sea lo mejor.

-Quizás tenga razón. ¿Cuánto sale el juguetito?

La cifra que me dio me estremeció un poco.

-¡¿Tanto por un juguetito tan chico?!

-Son figuras de colección, señor. Se pueden usar para jugar, pero no son juguetes en sí.

-Bueno -respondí resignado-. Se lo compro con tarjeta de crédito.

La empleada me mira un momento.

-¿Sabe qué? Voy a utilizar unos descuentos que hay, a ver si le baja algo de precio. .

Al rato salgo de la tienda con una bolsa grande de papel. Mi hijo me toma de la mano y caminamos en silencio hasta llegar al estacionamiento.

-¿Te dijo algo la señora, papá?

-No, nada -le respondí pasándole su mesada.

-¿Y te compraste el juguete que querías?

-¡¡SIIIIIÍ Y A MITAD DE PRECIOOOO!!

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