Microcuento 12

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-Me quiere, mucho, poquito, nada. Me quiere, mucho, poquito... nada.

Grité de rabia y tiré la flor al suelo. Era tercera vez que pasaba lo mismo. Me acerqué al vendedor y le pasé los últimos mil pesos de mi mesada.

-Oiga, niñita, mis flores de plástico tienen la misma cantidad de pétalos.

-¡Ya cállese y deme la maldita flor! -le respondí.

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