Capítulo 27

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Anderson era un hombre alto y muy grande, era tan intimidante que el arma en mi espalda comenzó a quemarme e incomodarme. Se volvio pequeña.

Anderson ya no era un hombre alto, ni grande, pero si intimidante.
Anderson se volvio pequeño, su sombra grande se había encogido y entonces pude verlo con un poco de más claridad.

Era de tez morena, cabello castaño y ojos azules. Era extraño, diferente, sus rasgos eran toscos haciéndolo ver rudo y frío. Cuando hablo me di cuenta que sus rasgos no solo hacían ver rudo y frío, él en su máxima expresión era rudo y frío.

-Aika Clark, ¿O prefieres Morgan?

Lo mire molesta.

Morgan. Ya había olvidado lo que era escuchar mi apellido de casada en los labios de otra persona que no fueran los míos frente al espejo. Extrañaba la delicadeza con la que ese apellido inundaba mis oídos y mi alma. Era placentero escuchar el apellido Morgan. Me sentía fuerte e importante, sobretodo valiosa. Extrañaba que me dijeran señora Morgan y tener la presencia de mi família junto a mí. Pero eso no importaba ahora.

-Se que me ha estado buscando y estoy aquí para terminar esto.

Anderson sonrió.

-Ignorare el hecho de que luces más ancha de lo que te ves en las portadas de las revistas- Él se acerco y me tomo por la cintura-¿Un chaleco, he?

Lo mire nerviosa y retrocedí un poco.

-No sé de que hablas- Negué -No tengo tiempo para esto. ¿Qué quieres de mi padre?

La sonrisa de Anderson se borro y cuando trate de retroceder su cuerpo y su arma me acorralaron contra el muro. Quito su arma de mi estómago y la llevo para acariciarme la cara.

Siempre me creí una mujer fuerte y capaz pero había subestimado a los hombres todo este tiempo. Yo era ágil, pero él era enorme.

Su arma acaricio mi mejilla y después paso su lengua por ahí, cerre mis ojos asqueada.

-Déjame- pedí.

-Haz venido aquí, estoy seguro que no esperabas que te recibiera con flores y un vaso de agua. Me encontraste; ahora sal de tu burbuja de cristal que te creó Clark  y abre bien los ojos niña- Mordió mi mejilla -Te estuve buscando por todo Manchester, pero jamás pense que la princesa bajaría de su torre para venir a saludar al dragón, mala decisión.

Sentía como mi mejilla pulsaba y me mordí el interior de las mejillas reteniendo una mueca.

-Yo sé que no me me iba a dar la bienvenida pero con la suma de dinero que estoy dispuesta a depositarle en su cuenta bancaria espero saque un ramo de flores.

Anderson se rió en mi cara.

-Esto no es por dinero, Aika, hay que repasar un poco la historia- Se alejó de mí y dejo su arma en una mesa -¿Sabías que la primera guerra mundial inicio por egos heridos?, bueno, tu padre hirio el mío. Tu padre mato a mi hermano, ¿y que tal si yo mato a su princesa?

-¿Mi padre?- Pregunté.

-Uno de sus hombres fue el que no se tento el corazón para ponerle una bala en la frente.

-Se que el dinero no puede traer a su hermano de vuelta, pero tampoco mi muerte lo hará- Le dije -Yo tengo família, por favor.

-Mi hermano tambien, tenía a su esposa embarazada y un niño de dos años- Su mano temblo junto con su arma -Yo era un niño cuando me lo arrebataron. Tu estúpido padre mato a mi héroe. ¡De rodillas!

Solto un disparo y mis rodillas golpearon el suelo.

-¡Por favor!- Pedí. Mis manos cubrían mi rostro -¡Perdóneme!

Tras Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora