Capítulo 29

45 4 0
                                    

Nota:

Una de mis mejores amigas tiene una nueva mascota y me pidió un nombre, y le dije 'Morgan', por nuestra familia Morgan. En multimedia pueden ver las placas que pedí en "Weepec". Actualizo para presumirles la placa...
Olvide que iba a escribir y ya pasaron meses. Por cierto, ya estoy en la universidad. Muy buenos maestros y ambiente. No salgo del salón(un vistazo a mí ansiedad), pero son agradables mis compañeros.

Olvide otra vez que escribia y aquí estoy de nuevo.

Olvide otra vez, por cierto, perdió al perrito:(
.

CAPITULO 29

Anderson dejo una cerveza sobre la mesa y yo adolorida la tomé. Ya tenía varios días atrapada, no intentaba escapar más, incluso Anderson comenzó a parecerme agradable. Creo que me sentía sola.

-Clark está jodido- Suspiró Anderson.

Deje de beber mi cerveza para mirarlo.

-¿Por qué?- Pregunté.

Aparte la cerveza y lo observé confundida. Anderson se miraba como yo, incluso peor, pero él estaba limpio y yo no. Los días que tenía aquí no estaban siendo buenos; Anderson en algún punto se cansó de golpearme y solo comenzó a decirme cuánto odiaba a mi padre y que nos asesinaria por lo que le hizo a su hermano. Yo seguía viva y quería creer que mi familia tambien.

Había noches en las que no podía más y deseaba que Anderson se cansara y me matará, pero estaban mis hijos y quería creer que aún había esperanza de poder salir y verlos. Poder escuchar a mis pequeños llamarme mamá otra vez era lo que más deseaba, poder ver la evolución de Caleb y lo más importante, saber si estaban bien.

Pero cuando mis ojos se sintieron húmedos me propuse dejar de pensar en ellos.

-Es viejo, ¿No?

Asentí aún sin comprender sus comentarios tan extraños.

-La cárcel es muy dura, ¿Sabes?, nunca he estado ahí pero me gusta mucho leer lo que suele pasar ahí. Son unos animales, de verdad. Si alguna vez creíste que eran unos monstruos fuera, dentro son peor. Son unos verdaderos monstruos.

-Mi papa no es malo...

-Entonces no sabes el verdadero significado- murmuró con una sonrisa a medias -No sabes cuanto sufrí con la perdida de mi hermano... ya no tengo nada, ¡Nada!

Mire a los lados sin saber que decir. Sabia que debía mirarlo en algún momento, pero me dolía verlo; y no por verlo sufrir, es solo que estaba cansada y sedienta. Mis brazos estaban adoloridos detrás de mi y ni hablar de mis pies, la cuerda parecía cadena y esa cadena tenia púas porque me estaba matando. Mataba mis esperanzas de volver a ver a los que amaba. Mis hijos, Caleb y Mark deben extrañarme tanto y solo rezaba porque mi... Jhon no les hubiera dicho que pasaba conmigo, era lo único que me importaba. Estaba agotada. Por momentos recordaba mi pasado con mi familia y volvía a sentirme bien, ellos me mantenían viva, los recuerdos. Recordar como yo siempre estaba feliz con ellos, cuidando de mis hijos y de mi esposo, como nos besábamos, como me tocaba y podía sentir la adrenalina correr por mis venas, esa emoción por su tacto... piel contra piel, extrañaba tanto estar con Jhon, solo ahora teniéndolo lejos estando tan lejos de su amor y en tanto peligro. Deseaba que llegara y me salvara. Deseaba volver escucharlo decirme esas cosas tan lindas en el odio cuando terminábamos de hacer el amor, la forma en la que me miraba como si fuera lo mas valioso en el mundo; pero me dolía recordar la forma en la que me miro desde entonces, cuando me conoció de verdad, nada le importo, esa añoranza por llegar a casa se acabo, ya no era la misma emoción por verme, solo era compromiso, enojo y mucho miedo o asco, creo que era una mezcla de ambos. Jhon había descubierto verdades que nadie quería, ya no era una victima y sabia que no merecía estar viva por todo lo que hice siendo una niña, merecía ser castigada. Estaba en el lugar que me corresponde.

Pero entonces recordaba a mis hijos, ellos necesitaban a su mamá, ni siquiera tuve la oportunidad de ver a Mark la última vez. Deseaba tanto verlos, poder volver a ellos. Sabía que me estaba afectando el estar encerrada todo este tiempo, me sentía atrapada en estás paredes junto a Anderson. Rara vez Anderson salía, había escuchado pasos fuera del lugar, había personas que traían el alimento y ropa limpia para Anderson, de vez en cuando me limpiaba la cara con su ropa sucia, supongo que comenzaba a darle lástima o asco.

—¿No extrañas a tu familia?— Le pregunté.

La pregunta lo tomo por desprevenido, tenía mucho tiempo sin hablar, y mi voz parecía más un quejido, tal vez no había entendido mi pregunta porque tardo en responder.

—Estoy en un viaje de negocios, ¿No te has dado cuenta?

Poco a poco conocía más a Anderson, era un hombre rudo, un psicópata, un psicópata gracioso. Quería a su familia demasiado y supongo que con la muerte de su hermano algo se había roto en él y explotó. Me preguntó si su esposa sabía lo mal que estaba.

Me trate de poner de pie para ir a la otra parte de la bodega a orinar. En un extremo de la habitación, o bodega, había un escusado, funcionaba pero estaba sucio y no había papel, o al menos para mí. Era bastante incómodo tener que orinar frente a la persona que me quería matar, pero Anderson parecía no tener problemas con eso.

—Estoy haciendo todo lo posible para que alguien se de cuenta que estás aquí. Pero ya ha pasado un mes y nadie parece darse cuenta que estás en peligro.

¿Un mes?

—¿Será que tengo que mandarles un dedo tuyo como en las películas?— Su risa me hizo estremecer —¿O le entregó tu cabeza?


Tras Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora