El sonido del universo

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Amaneció y parecía que iba  a ser un día cualquiera, Goëtia se preparó y se fue a esperar el transporte como siempre había hecho, bajó en la parada correspondiente y recorrió la calle disfrutando del fuerte viento que le golpeaba en la cara y le despeinaba los cabellos, se metió por un callejón que le llevó hasta un lugar mas abierto en el que había un instituto junto a una estrecha carretera, había grupos de adolescentes repartidos por el lugar parloteando y "jugando". Goëtia se pegó a un árbol dirigiendo la mirada a la luna que iba descendiendo mientras el cielo se tornaba rosado, los demás niños la miraban con repugnancia, las chicas se susurraban cosas a los oídos sin apartar la mirada de encima de ella, Goëtia los ignoraba a todos como podía pero en su mente todos ellos habían muerto a sus manos. Siguió contemplando a la dama de plata  e imaginando remotos lugares mas allá de la galaxia. Ni lo negaba ni lo ocultaba, detestaba la Tierra, si, ese era su único planeta, por que según mucha gente la vida en otros planetas es improbable, pero a ella le gustaba imaginarse increíbles civilizaciones viajando mas allá de las estrellas con naves espaciales inmensas, que la raza humana sea ignorante no significa que la vida extraterrestre, pues seguro que la hay, también lo sea.

Sonó el timbre y las puertas del instituto se abrieron dejando paso a borregos empujándose para ser los primeros  en entrar y mas tarde arrepentirse, como cada día. Goëtia entró lentamente sin borrar su habitual cara de asesino, subió los 7 pisos de escaleras intentando no perder el aliento en el intento y al fin, al fin el aula 7.1 ante sus ojos,  su "adoradisima" aula con sus "adoradisimos" compañeros,  preferiría bailar con el diablo antes que adentrarse allí, pero como que no tenía elección... 

Se sentó en su sitio, junto a la ventana, esquivando una bola de papel mojada con saliva, la cual acabó impactando y esparciéndose por la ventana. Aquel día era Viernes, el peor día por ser el ultimo de las clases antes del fin de semana. Por que? Pues porque al ser el ser el ultimo día todos estaban mas revolucionados de lo normal, había muchas mas peleas, muchos mas insultos, el mal humor de Goëtia aumentaba desmesuradamente y la poca paciencia que poseía se desvanecía completamente convirtiendo a la joven en una maquina de violencia imparable.

Sacó su libreta y su ordenador preparándose para la clase pero una mano le bajó la pantalla, Goëtia levantó la mirada y clavó los ojos en uno de sus compañeros mas odiados, el cual estaba sentado en la mesa de delante.

-Te importaría meter la mano en tus propios asuntos? - dijo Goëtia con tono despectivo

-Cállate fea. 

-Oh, por que te describes, Kiwi?  

Obviamente el chaval no se llamaba Kiwi, pero Goëtia y algunos de la clase lo llamaban así.

-Los animales no hablan! - le respondió el joven pensando que Goëtia se sentiría insultada

-Y las frutas tampoco - dijo con una malvada sonrisa

El joven, que en realidad se llamaba Adam se sintió tan ofendido ante tan brillante contestación que se dio la vuelta de inmediato. Goëtia se rió silenciosamente. La puerta de aula se abrió, era la profesora que se había retrasado unos pocos minutos.

-Buenos días, siento la demora. Tengo algo que contaros.

Los alumnos la miraban con curiosidad, lo mas seguro es que fuese algo malo, un castigo o un protocolo de expulsión para algún alumno, por que en esa aula, las buenas noticias eran tan escasas como las estrellas fugaces .

-El próximo Lunes - prosiguió la profesora - vendrá un inspector para mirar un poco el instituto y el funcionamiento de nuestras aulas, tenéis que seguir la clase con normalidad, el solo estará observando y evaluando, así que por favor, comportaos, si me entero de que alguno de vosotros se ha comportado mal me asegurare de que los padres se enteren mas una expulsión. Ese aviso va sobretodo a aquellos que sois mas problemáticos, no miro a nadie. - pero su mirada se dirigió hacia Adam y unos cuantos mas.

Tras la charla la clase empezó, todos encendieron sus ordenadores con libreta y lápiz en mano, nadie se preocupo mucho por la noticia, nadie iba a cambiar su carácter por un simple inspector, por mucho que la profesora amenazara. 

Un inspector, tal vez lo mas interesante que pasaría en la semana, pero igualmente, un hombre bien vestido con una libreta en la mano y una mirada seria no podía ser muy alucinante.

Pasaron las horas y la ultima clase llegó, las escaleras se colapsaron, era casi un milagro que nadie cayese rodando, Goëtia fue mas inteligente y se fue por las otras escaleras, las cuales usaban los de Bachillerato, por allí se podía bajar mas fácilmente ya que los mayores se comportaban mas y no eran tantos como los de la ESO.

La joven salió del instituto prácticamente corriendo, al fin era libre, no deseaba quedarse ni un segundo mas, pero durante su carrera...

Un sonido lo inundó todo, los gorriones suspendidos en el aire batían sus alas con lentitud, las hojas de los arboles caían a esa misma velocidad, todo se movía en segundos convertidos en largos minutos, lo único que se podía escuchar era aquel hermosisimo sonido. 

Goëtia dobló la esquina y sus ojos se clavaron en una extraña cabina azul la cual nunca había estado en aquel lugar. El sonido se desvaneció casi por completo, podía sentirse como desaparecía mas allá de las estrellas, aquel solo podía ser, y era sin duda, el sonido del universo...

Doctor Who: Goëtia la solitaria incomprendidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora