El Niño Que Fue Corrompido.
Hay una diferencia marcada entre el saber y el actuar. Tom Riddle es un ejemplo.
Reside en un orfanato con pésimas condiciones. Es un niño de tan solo tres años con gran ingenio; puede notar la diferencia entre sus ropas con la de los padres primerizos que llegan buscando un alma extra para alegrar sus días, también no es muy difícil comparar la suavidad de las telas o el desgaste de la pintura con el deplorable estado del techo cayendo a pedazos.
—¡Eres un lindo bebé!
—¡Miren su cabello!—las encargadas suelen cumplirle cada capricho por tal tranquilidad ante el alboroto de los otros niños.
Cuando ellos lloran, Tom se mantiene tranquilo, como si supiese el motivo de los lamentos y decidiese ignorarlo.
Aunque llega a ser perturbador tanta paz desde bebé, por eso hay quien le quiere y quien lo odia. En especial la cuidadora María. Ella es, y será hasta el día que Tom se harte, una molesta piedra en el zapato.
Tom Riddle es incapaz de defenderse apropiadamente ante los curiosos adultos. Si bien, los adultos le quieren o lo odian, los niños le respetan o le temen. No hay un punto intermedio cuando se trata de los menores.
—¡Señorita, el fenómeno lo hizo otra vez!
—Él no pudo haberlo hecho—Tom dirige su mirada desde lo alto a ellos con indiferencia. La señorita lo mece en sus brazos ajena al ambiente—, tiene solo cuatro, así que dejen de culparle.
Pequeño de piel pálida como porcelana y ojos azul oscuro contrastando con el cabello negro de ligeros rulos adornando su cabecita regordeta propia de un infante. Lindo y endemoniadamente inteligente.
—¡Tenemos un genio!.
—Eso es anormal, el niño es anormal.
Hay opiniones disparejas entre las cuidadoras, algunas tienden a hacer caso omiso mientras otras se dejan influenciar por los prejuicios.
Una ocasión cuando un vidrio hirió a su agresor terminando en mucha sangre y llanto moqueado.
—¡Me duele!—gemía, luchando por no ceder ante la asfixiante oscuridad. Era otra maravilla de Tom Riddle, cuando se alteraba o estresaba cosas malas sucedían a su alrededor como un abrigo protector.
—...—esa fue la primera vez que algo le interesó. Cuando el contrario lloraba en su propia sangre, Tom sonrío sin mostrar los dientes, la sonrisa de un ángel teñido de rojo antes de hablar cantarín—. Debe de doler, de eso se trata.
Mientras el niño perdía la pelea contra la oscuridad, Tom caminó a la salida ante de que llegasen las cuidadora alertadas por el alboroto causado.
—Silencio—ordena. Se ha vuelto un dictador en aquel orfanato donde antes los niños corrían y gritaban de alegría, ahora ahogan sollozos ante la visión del infante de seis años con mirada vacía—. Intentémoslo otra vez.
Esas palabras se vuelven una sentencia y ellos sus conejillos de indias.
Se sienten vivir en el infierno sin las galletas prometidas.
Los niños suelen huir apenas coloca un pie fuera de su alcoba. Tom camina con tranquilidad realizando siempre el mismo recorrido; al comedor y de regreso.
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Mini Señor Oscuro
Random«¡Podemos gobernar el Mundo Mágico juntos, Harry!» → AU!Donde Voldemort es un niño y Harry su obsesión.