Capítulo 5

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Verdades a medias.

—Pensé en maldecirlo—Acrux se carcajea como si nada, como si ese fuera un pensamiento normal entre niños.

Ellos están cerca del lago negro en ese momento, la vista resulta tan atrayente como aterradora pues el calamar gigante se pasea, el cielo se torna sombrío mientras siguen ahí, riéndose infantilmente planeando una venganza contra el león.

—No lo hiciste.

—Me temo, mi querido Blaise, que no puedo ser expulsado—repone—. Me matarían.

—Tienes la oportunidad de hacerlo—le tienta Draco, sonriendo malicioso cuando los ojos se posan en su persona. Su cabello parece brillar ante la luz y sus ojos relampaguear—. Duelo.

Tom Riddle no realiza algún comentario dándoles explícitamente su permiso para divertirse.

Se topa a Harry Potter dos días después del incidente, el menor parece conocer su ruta pues antes de verlo es empujado a una pared cercana sin posibilidad de escape.

Al menos que desee lastimarlo, cosa que no hará mientras esté consciente.

—¡Tú!—le señala y Tom puede verle apretar su puño.

—Yo—responde calmado, dedicando una mirada de advertencia a curiosos—. Harry, ¿se te ofrece algo?

El ojiverde parece ignorar su alrededor concentrado en mirarle como si quisiese matarle. O abrazarle. Quizás ambas.

—No fuiste—susurra, casi tan bajo que de no ser por la cercanía sería imposible de escuchar—. Al duelo, no fuiste.

Tom se mantiene tenso de los hombros, los ojos fijos en Harry mientras sus otros sentidos se encargan de alertarse.

—¿Y tú?—cuando el menor enrojece y aparta su mirada, Tom lanza un gruñido bajo—. Harry, ¿por qué eres tan leal?

—No podía dejarlo ir solo—se encoge, su valentía se ha marchado apenas el mayor le mira como si fuese un idiota.

—No me disculparé—advierte, recibiendo una enorme sonrisa como respuesta.

—Lo sé.

—Bien. Muévete—pese a sus palabras, no hay enojo tras ellas—. Llegaré tarde con Anthony, prometí ayudarle en su investigación.

—¿Al menos me dejas...?

—No puedes disculparte por tus amigos, Harry.

—¿Cómo sabes que iba a decir eso?—arruga la nariz mientras acomoda sus lentes y se aleja de la pared lo suficiente como para darle vía libre.

—Te conozco, quizás no tan bien como todos, pero lo hago—le apunta con su dedo tocando la túnica del contrario—. Es como estar dentro de tu cabeza.

—Una singular comparación.

—Lo es—le sonríe levantando la comisura de sus labios—. Ahora fuera, la clase anterior la perdí por que decidiste lanzarte de una escoba.

Cuando la noche empieza a caer se las arregla para salir sin problemas, tiene una coartada preparada y su cortina cerrada. Nadie se atreve a molestarle al dormir por lo que es imposible ser descubierto, sus compañeros de habitación contaban con sueño pesado a excepción de Goldstein, pero le dio una poción para dormir. Su ausencia no sería notada.

Mini Señor OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora