1. Otoño.

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- Ota.. es hora de despertar cariño..- Escuche la dulce voz de mi madre sacudiendo mi cuerpo suavemente para despertarme del sueño.

- Mmm 5 minutos más, por favor..- Hice un pequeño pequeño puchero por no querer levantarme de la comodidad de la cama, me encantaba lo cálido de la tela envuelta en mi cuerpo.

- Te doy 3 minutos, si no te levantas, el agua fría lo hará..- Volvió a mencionar mi mama saliendo de la habitación para preparar el desayuno.

Al pronunciar esas palabras se me erizaron los cabellos de manera inmediata, haciendo que me  siente en la orilla de cama sobando mis ojos aún algo adormilado. Mi morena piel estaba más fría de lo normal por el día nublado que hacía, la ropa estaba arrugada gracias a la buena noche de sueño que tuve y probablemente la última ya que hoy entro a la universidad.

<Otabek se levantó de su cama en dirección al cuarto de baño, era algo simple pero cómodo. Los muy bien acomodados azulejos en la pared formaban una simetría perfecta, el mármol era parte del piso tan pulcro que habitaba en la casa, sin mencionar también los espejos pequeños que se ubican delante de él.>

- Hoy será un día duro..- <Luego de decir esto el kazajo procedió a quitarse la ropa para darse un baño rápido, el agua tibia recorría cada parte de él bien formado cuerpo ,haciéndole soltar un suspiro de satisfacción. Al terminar su baño salió a enrollarse la cintura con una toalla blanca.> 

<Dirigiéndose a su cuarto con paso algo apresurado tomó sus prendas las cuales se iba a colocar, una camiseta blanca de mangas cortas, unos pantalones ajustados de color azul oscuro, una chaqueta de cuero negra junto con sus guantes a media mano, y finalmente sus pequeñas botas.>

<Al terminar de vestirse arreglo la cama y bajó lo más rápido que pudo para tomar su desayuno, junto a su progenitora quien ya estaba sentada en la mesa.>

 - Gracias madre..- <El muchacho de piel canela se sentó en la mesa comenzando a comer, no se dirigieron las palabras, más las miradas decían todo. Dejando al lado sus trastes y dándole un pequeño beso en la frente a su madre, se dirigió a un pequeño mueble donde estaba su mochila saliendo a la U.>

<Las calles estaban pobladas, no con mucha gente, pero pobladas, las tiendas con estantes y escaparates llenas de cosas para el consumo de día a día. Una pequeña cafetería con un osito de logo le llamó la atención a Otabek, por lo que se acercó viendo los diversos postres que ofrecía el lugar, todos se veían deliciosos pero habían 2 problemas, no tenia dinero y tenia que ir a estudiar.>

- Demonios, se me hace tarde..- Dije apresurando el paso llegando a la entrada de una Universidad con suerte, encontrándome con varias miradas encima algo lo cual no le preste nada de atención. Paseaba por los pasillos viendo cada minucioso detalle, las decoraciones, los artículos y anuncios colgados en una pequeña pizarra, las puertas de las aulas, y hablando de aulas encontró la mía casi en lo más profundo de la U entrando con algo de inseguridad y desinterés también. No hice mucho caso y fui directamente a las últimas tribunas.

A mi lado había un chico al parecer asiático, leyendo un libro titulado "La teoría del color". Se le veía muy concentrado, su perfil era demasiado perfecto dejando relucir un leve tono ruboroso proveniente de sus mejillas, sus ojos eran de un color vino ligeramente claro, los lentes de pasta azul era lo que más caracterizaba al nipón sin mencionar sus cabellos azabaches más oscuros que la noche.

Tenía un suéter color rojo de cuello cerrado, mangas largas y le llegaba a cubrir los glúteos, supongo que debe de tener algo abajo ¿Pero en qué estoy pensando? Debería dejar de verlo pero... su piel se ve suave, su cuerpo era esbelto y delgado, sus piernas  estaban cubiertas por un par de medias blancas que le llegaban hasta la rodilla. 

Las clases comenzaron y todos prestaban atención, menos yo por estar viendo al chico que estaba a mi lado. Era realmente lindo, escribía rápido y bien, al parecer no tenía problemas en las materias; de seguro era el típico alumno que todos catalogan como "cerebrito". Yo salí de mi burbuja mental para regresar a la triste realidad y comenzar a escribir también, me estaba centrando poco a poco hasta entender a la perfección. 

Las primeras clases terminaron y ese chico de ojos chocolate al parecer no quería salir del aula, <Muy bien Otabek; es tu oportunidad>. Me di la vuelta decidido para entablar al menos un hola con él, hasta que note como un chico de cabellos platinados se me adelanto.  

- Odio mi vida...- Susurré mientras me dispuse a levantarme para ir a caminar un rato.   














24 hours °OtaYuuri°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora