¡No toquen a mi mami!

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Inojin siempre fue muy unido a su padre, aunque también pasaba mucho tiempo con su madre.
Siempre la acompañaba a todos lados, a las compras, a visitar a la tía Sakura, a reuniones con las demás mamás, a donde quiera que fuese, él le acompañaba.

Hubo un día en especial en el que un sujeto se acercó a su mami. Ino no le tomó importancia, al parecer era un conocido de su esposo y únicamente quería agradecerle a ella por los servicios de Sai. Sin embargo, una vez que ella se dio la vuelta, aquel sujeto quiso aprovecharse de la Yamanaka, vaya que eso molesto al pequeño Inojin, quien la acompañaba, aunque su mami es fuerte, así que aquel sujeto recibió su merecido.

A la hora de cenar, Sai estaba de vuelta en casa.

—He llegado. —anunció entrando a su hogar, encaminándose a la cocina, de donde provenía un olor exquisito.

—¡Bienvenido a casa! —dijeron su esposa e hijo.
Inojin corrió hacia su padre al verlo. Sai lo cargó en brazos, feliz.

—¿Qué tal tu día, pequeño Inojin? —preguntó el pelinegro con el rubio en brazos.

—Hoy mamá me llevó al parque con Sarada y Shikadai. Me divertí  mucho, papá. —contaba alegre.

—Que bien, me alegra escuchar eso. —dijo tomando asiento, aún con su pequeño en manos.

—También fuimos a la tienda de libros, donde mamá me compró un libro nuevo, ¿te lo muestro?

—Por supuesto, tengo curiosidad. —Inojin corrió escaleras arriba, en busca de su nuevo libro.

—Hola, preciosa. —saludó Sai, abrazando a Ino por la espalda.

—¿Qué tal el trabajo? —preguntó la rubia, sonriente.

—Las investigaciones tienen un gran avance, creo que cerráremos el caso pronto.

—Ya veo. Me alegra escucharlo. Tendré una misión en un par de días y...

—No te preocupes. Estaré libre y me quedaré con Inojin todo el tiempo.

—Bien, pero no le enseñes nada raro, ¿de acuerdo? —apagó la estufa y se giró a verlo.

—Bien. —asintió entre risas.

—¡Papá!, ¡aquí está! —mostró su nuevo libro, orgulloso.
Sai se acercó a Inojin y observó el nuevo libro.

—"Las aventuras de Robinson Crusoe" —leyó la portada, hojeando el libro.

—¿Qué opinas, papá?

—Mmm, no creo que sea muy interesante. Ven conmigo, te daré uno que te gustará. —le tomó de la mano y se dirigieron a la biblioteca de la casa.

—Sai, no le des nada raro, ¿oíste? —advirtió su esposa.

—Claro que no preciosa. —dijo acercándose a uno de los estantes, buscando el título que quería.

—¿Cuándo me dejarás leer todos tus libros, papá? —preguntó el pequeño ansioso al ver tantos libros.

—Pronto, no desesperes. ¡Aquí está! —exclamó feliz sacando uno de los libros del estante.

—¡Que bien!

—Aquí tienes. Esté es más interesante, además, son muchos cuentos. —dijo dándole una muy bien dotada analogía.

—¡Gracias papá! —Inojin veía feliz aquél libro.

—Inojin, a cenar, cariño. —llamó su madre.
Ambos chicos llegaron al comedor y se sentaron a la mesa, muy bien servida.

—¡Mira mamá! Papá me ha dado uno de sus libros. —mostraba feliz su nueva adquisición.

One Shots (SaiIno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora